Servicio. De más de 50 centros que funcionan en el país, dos son del Estado. El Gobierno ofrece actualizar registros, unificar normas y hacer seguimiento a partir de fin de año. Se puede detectar el vicio a tiempo
Rutina. Terapias de grupo se aplican a diario en el centro Operación Rescate. Hay 40 internos en proceso de rehabilitación
Claudia C. Siles, El Deber
La tendencia del consumo de drogas en el país, reflejada en investigaciones del Centro Latinoamericano de Investigación Científica (Celin), así como del Consejo Nacional de Lucha contra el Tráfico Ilícito de Drogas (Conaltid), advierten un problema con proyecciones alarmantes. Alrededor de 1.000 personas caen en drogadicción cada año, según la Asociación de Comunidades Terapéuticas (ACT). Paradójicamente, la prevención y rehabilitación es el ámbito donde menos presencia ha tenido el Estado.
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En los registros del Viceministerio de Defensa Social figuran poco más de 50 centros de rehabilitación (datos de 2007), de los cuales dos son estatales (Intraid, en La Paz y Tarija). El resto corresponde a establecimientos que están en manos de privados y cuyo número actual nadie puede precisar, puesto que hace dos años dejó de hacerse la acreditación, informó Jorge González, director de Intraid La Paz.
Verónica Hernaiz, funcionaria del Viceministerio de Defensa Social, manifestó que en diciembre se comenzará un nuevo proceso de acreditación para tratar de unificar normas. Esto, porque ahora hay iniciativas privadas, pero no existe quién las registre y monitoree, explicó el funcionario del Conaltid, Juan Carlos Vásquez.
El Conaltid tenía como atribución definir y normar las políticas nacionales, la prevención integral, el tratamiento y la reinserción social. Mediante el Decreto 0304, de 2009, la institución fue transferida al Ministerio de Gobierno, lo que anuló el rango diplomático que ostentaba al ser parte de la Cancillería.
“Es preocupante que en algún momento tuvimos la posibilidad de hacer registro y seguimiento y que ahora no lo tengamos a escala estatal, pero la unidad correspondiente del Viceministerio de Defensa Social trabaja en un plan en el que se van a incorporar estos elementos”, manifestó Vásquez.
Según el director del Celin, Franklin Alcaraz, nunca hubo una política estatal de prevención, rehabilitación y reinserción social, sólo estrategias de prevención esporádicas y discontinuas, la mayoría a cargo de organizaciones no gubernamentales (ONG). “Los intentos de los diferentes gobiernos de articular estas tareas han pasado por aprovechar los recursos económicos que recibían estas ONG. En lugar de facilitar estas tareas, las dificultaban”, opinó Alcaraz. Cree que actualmente se repite el dilema con deficiencias acentuadas, dado que el Gobierno descalifica lo que no proviene del aparato estatal. Alcaraz asegura que ni siquiera los dos centros estatales coordinan sus operaciones ni métodos de tratamiento.
El presidente de la Asociación de Comunidades Terapéuticas, Jhonny Huanto Flores, informó de que existe un modelo de comunidad al que se ciñen los 42 entes afiliados en el país. Aunque cada uno aplica su propia filosofía, dijo que necesariamente deben valorar la vida y los derechos de las personas. Están programando cursos de capacitación a partir de mayo.
Huanto indicó que en los 18 centros de La Paz aproximadamente 400 personas por mes realizan el tratamiento de rehabilitación. Estima que un 40% de los que emprenden el programa logra rehabilitarse.
González, de Intraid La Paz, considera que faltan más centros de custodia, que funcionen con gente capacitada, que pueda trabajar con criterios unificados, algo que hasta ahora no existe. “Lo que hay es gente de buena voluntad, nada más”, agregó. Confía en que estos elementos serán tomados en cuenta por el Viceministerio de Defensa Social a la hora de plasmar cambios al tema de prevención y rehabilitación.
Un alto costo para mantener terapias
Rehabilitar a una persona que cayó en adicción a las drogas no es tarea sencilla. En cada centro se aplica una metodología propia, pero el tratamiento puede variar entre seis meses y 15 meses, tiempo en el que se requiere de apoyo multidisciplinario.
En la mayoría de los casos, los pacientes no pagan por el servicio o aportan algo en forma simbólica. En el centro Operación Rescate, en Santa Cruz, el pastor Marcelo Salas Marchetti indicó que el servicio se sustenta con aportes de la iglesia Arca de Noé y con participación de los rehabilitados en la administración y el mantenimiento del centro, que debe cumplir con lo que le exige el Servicio de Gestión Social. Salas dice que sólo le falta revocar las paredes del lado externo. Profesionales que asisten a la iglesia le ayudan en las terapias, pero no es todo, pues hay costos de alimentación y tratamientos médicos, ya que a medida que el interno se desintoxica, se hacen visibles estados de salud que estaban como ‘anestesiados’ por efectos de la droga.
El director de Intraid La Paz, Jorge González, indicó que la rehabilitación por persona requiere una inversión de Bs 4.000 mensual. Los gobiernos departamentales apoyan con algunas becas alimenticias.
Se puede detectar el vicio a tiempo
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Aceptar que un miembro de la familia ha caído en las drogas no es fácil para nadie. Muchas veces sucede lo que le pasó a Víctor, un joven de 22 años que se dejó atrapar por las drogas, al punto de que todos en el barrio ya lo conocían. Los comentarios de su vicio llegaron a oídos de su madre, pero ella siempre se resistió a aceptarlo.
“Es triste, pero en estos momentos, centenares de jóvenes están consumiendo drogas sin que sus padres lo sepan”, afirmó Marcelo Salas, responsable del centro Operación Rescate. En las charlas que da en la iglesia Arca de Noé ha llegado a preguntar: ¿qué haría si su hijo llegara drogado a casa? Muchos dicen que tratarían de hablar con él, otros le darían una paliza o lo denunciarían, pero también hay los que no sabrían qué hacer.
Salas, que tiene 10 años de experiencia en rehabilitación, asegura que los hijos inseguros y marcados por una familia carente de comunicación, donde impera una línea de dureza, son proclives a buscar soluciones en la droga. Además, viven en hogares que tienen prioridades invertidas.
Las primeras señales de un joven ha caído en drogas son: dejadez y abandono de la higiene personal. Algunos optan por usar mangas largas para ocultar marcas y gafas para esconder el brillo o la pesadez en los ojos. Aparecen nuevos y extraños amigos, a los que defiende de cualquier crítica. Los padres pierden la autoridad, y los deseos de independizarse toman fuerza.
Es lo que le sucedió a Rodrigo, un joven que a los 17 años se salió de su casa y se dedicó a las drogas, al alcohol y tabaco. “Me pasaba cuatro días seguidos drogado. Un día me vino una depresión y decidí buscar a mi hermano para pedirle que me ayude a hablar con mi padre”, comenta. Hoy, está rehabilitado.
Razones y señales
– Una persona, especialmente el adolescente, suele iniciarse en el consumo de droga por simple curiosidad, necesidad de buscar placer, por presiones sociales y porque hay disponibilidad de las sustancias.
– Consumir drogas trae consecuencias sociales graves: bajo rendimiento escolar, dificultades para mantener el empleo, endeudamiento, altercados con la justicia, delincuencia y prostitución.
– El riesgo psicológico comienza con una dependencia. Para divertirse o para aliviar la tensión o simplemente para vivir, es necesaria la droga.
– En lo físico, la droga deteriora capacidades, aumenta el riesgo hepático, crea el síndrome de abstinencia, da lugar al aborto, a malformaciones en niños, provoca alteraciones de memoria, pérdida de apetito, disfunción sexual.
– Cuando alguien consume drogas, procura estar más tiempo fuera de casa, aparecen nuevas amistades a las que defiende ante cualquier crítica. Falta el respeto a los padres.
– En el comportamiento, es común ver cambios bruscos. Su habitación es su mundo particular donde, muchas veces, trata de cubrir con perfume el olor típico a droga. La música que escucha es totalmente distinta a la que antes le gustaba.
– Los viajes de fin de semana con amigos se hacen frecuentes. Maneja dinero sin que se sepa de dónde proviene. No habla de sus actividades y apela mucho a la mentira.
– Exige dinero extra a sus padres, si no lo consigue o no es suficiente, muchas cosas de valor desaparecerán de la casa.
– El centro Operación Rescate tiene un servicio para orientar. Se puede llamar al teléfono 340-1176.