Un ciudadano de la localidad de Wuhan, en China, decidió subastar a su hijo de ocho años en plena calle. Lo encadenó a un poste y lo ofrecía a viva voz al mejor postor, de preferencia que sea extranjero. Yong Tsui puso una pequeña mesa con un cartel en el que especificaba los datos de su hijo y su capacidad para el trabajo duro. En la pancarta se leía, además, y a manera de promoción, que el menor comía poco. La desvergüenza de este mal padre desencadenó la furia de los transeúntes, quienes dieron aviso a la Policía. El menor ya se encuentra en un albergue de su ciudad. Yong dijo a las autoridades que la madre del niño murió hace tres años y no podía permitirse el lujo de educarlo. Yong Tsui dijo que no estaba interesado en el dinero, solo quería encontrar un hogar para su hijo.
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