Cómo se armaron los looks para que Natalia Oreiro se convierta en Gilda


La película de Lorena Muñoz, «Gilda, no me arrepiento de este amor», vuelve a la vida a este personaje tan querido. Entremujeres habló con Natalia Oreiro y con Julio Suárez, vestuarista de la película, para conocer cómo brilla el personaje: espíritu noventoso, bailanta y glamour.

Una pincelada de santa, otra de maestra, otra de bailantera, otra de chica de barrio de Devoto. Así compone Natalia Oreiro su personaje para la película sobre la vida de Gilda que se estrenará el 15 de septiembre en las salas de cine argentinas.

 



La documentalista Lorena Muñoz trabajó intensamente en las prendas, los géneros y los colores que caracterizan al personaje. Lo hizo junto a la propia actriz -quien se dedicó a investigar la vida de la cantante- y al vestuarista Julio Suárez, quien se desempeñó en numerosas películas, como Belgrano, El clan, Revolución: El cruce de los Andes, Tiempo de valientes, entre otras.

La elección de su atuendo reflejan los cambios fundamentales en la vida de Miriam Alejandra Bianchi (más conocida como Gilda): de la ama de casa y la maestra jardinera, a la Gilda de escenario, para terminar en el gran mito de los altares argentinos en la ruta: la coronada de flores, la celestial.En las estampitas se la ve con un vestido azul y una corona que hace referencia a la diosa del amor, la belleza y la fertilidad. ¿Lemanjá? Eso transmitía Gilda: amor, belleza, alegría. La tapa de ese disco se emparenta con «La Primavera», del renacentista italiano Sandro Botticelli. Esa imagen sería la que siempre permanecería joven en el recuerdo de su pueblo y eterna en las canciones.La vida desconocidaEl vestuarista Julio Suárez cuenta a Entremujeres que se trabajó fuertemente en esa transformación interna del personaje: del perfil bajo a la fama, del perfil de «entre casa» y docente a la que despega para cumplir su sueño y suelta su espíritu artístico. «Evité hacer un cliché: si desde el principio incorporaba mucha tela brillante y mucho cuero, iba a rebotar la luz en las prendas. Tuve que trabajar la película teatralmente en cuanto a los colores y los materiales», explica. Chitón, laminadas, encajes elastizados, jersey intervenidos con purpurina y engomados, o jeans nevados y de colores son algunas de las telas que eligió Suárez, quien se dedicó a buscar tuvo acceso a fotos familiares, «a ella misma, a sus gustos». «Hay modelos que copié exactamente», detalla. «Esto me parecía apropiado para que sus fans la asociaran directamente. Otra zona del vestuario la construyó su forma de pensamiento y mi mirada».

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Corazón valiente, pollera cortaIncluso antes de la película «Gilda: No me arrepiento de este amor», Natalia Oreiro se sentía -de alguna manera- emparentada con el personaje: las dos tienen mucho público, ambas son cantantes…¿La prenda que identifica más a Gilda? Suárez menciona «la minifalda de jean híper corta y el chaleco. Era lo que usaba cualquier chica en la calle en ese momento; ella lo reutilizaba y lo llevaba al show». También destaca el cuero, «ese cuerpo de barrio que usaba en camperas y minis», sospecha Suárez, confeccionadas por un fan que le hacía la ropa.

Una cuestión de roles

Consultada por Entremujeres, Natalia Oreiro describe la situación en el que sintió que había logrado encarnar al personaje en toda su dimensión: «En el momento en el que me sentí ‘más Gilda con el vestuario’ fue cuando me puse el vestido violeta de «Corazón valiente» y la corona de flores, porque ese día íbamos a hacer una foto con todos sus músicos; músicos reales que acompañaban a Gilda siempre y también participaron de la película. Vi en la cara de ellos la emoción de verme tan parecida, entonces ahí supe que lo habíamos logrado».

En el programa de Susana Giménez, Nati contó que se pegaba las polleras con cinta porque se le levantaban, ya que Gilda era más chiquita de cadera que ella. Y también que la célebre cantante tropical se hacía la ropa y se compraba las cosas en la calle Avellaneda, en el barrio porteño de Flores. Barato, pero a mano, con su impronta. La prenda intervenida con lentejuelas y bordado tiene ese «no sé qué» que brilla bajo las luces de la medianoche, mientras suena No es mi despedida.

Fuente: clarin.com