José Luis Bolívar
Suelen decir las mujeres “todos los hombres son iguales”, y es que no hay cómo dudar que a la hora de sentir el despecho provocado por el mal andar de un caballero, hacen que todos terminemos metidos en la misma bolsa, así las razones de su rabia sean muy distintas las unas de las otras.
En todo caso, si algo somos los hombres es diferentes los unos de los otros, así no agrupen las mismas aficiones, ideas, premisas, metas o como el caso al que me voy a referir, los ingresos.
Mi referencia asiste esta vez a la imagen que tenemos sobre los hombres ricos, los acaudalados que tienen y guardan para sí ingentes cantidades de recursos de cualquier tipo y origen, pese a que muy pocas veces somos capaces de averiguar sus raíces, si sabemos que son gente que ha acumulado una enorme fortuna, los imaginamos casi levitando en el aire e incapaces de mirar hacia abajo, ajenos a la realidad del universo y encerrados en la idea de solo generar más y más en pos de incrementar su ya ingente riqueza.
Pero toda esta idea se cae por si sola cuando ponemos atención a la historia de Ingvar Kamprad, un sueco de 90 años que según la revista Forbes, es el quinto hombre más rico del mundo.
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Un ser humano que surgió de la nada, y aunque sus orígenes no son precisamente la indigencia como suele pasar en muchas historias destacables, su cuna no fue precisamente de oro.
Nació en una granja en el sur de Suecia cerca al pueblo de Elmtaryd y desde muy joven dio muestras de su mejor cualidad y afición, hacer buenos negocios. Comenzó por comprar lápices al por mayor y vendérselos a sus compañeros de clase y en vacaciones hacia lo mismo con pescados y tarjetas de navidad.
Un poco más joven mientras sus amigos jugaban fútbol y salían con chicas, el aprovechó un dinero que le regaló el papá por su buen desempeño en la escuela y a sus 17 años fundó la mítica empresa IKEA, la que más tarde lo llevaría a la cima y a la fama.Su vida empresarial está marcada por altas y bajas, por glorias en infiernos como la vida casi de todos, sin embargo una fuerza enorme lo empujó siempre a salir adelante y con un empeño digno de rescatar, puso siempre lo mejor de sí para salir adelante.
En cierta oportunidad un periodista se refería al ¿porqué del éxito de las revistas de farándula y sobre todo de la prensa amarillista? En su análisis este comentarista hacía referencia a que la gente común, es decir quien consume este tipo de prensa, necesita ver que aquellos que destacan, que brillan por sus logros o virtudes son tan de carne y hueso como él, y que la única forma que tiene de certificarlo es cuando los ven caer, sufrir o pecar.
Por eso es que una revista encargada de estos asuntos escudriñó en la vida de este empresario y en determinada oportunidad halló algo que podía destrozarlo para siempre.
Descubrieron que Kamprad en determinado momento de su vida se unió a un grupo activista pro nazi y que luego de la guerra mantuvo esa relación en secreto. Al salir esto a la luz, declaró que aquello había sido “el peor error de su vida” y se disculpó personalmente con cada empleado judío de su empresa.
También reconoció entre otros problemas su alcoholismo, pero lo que más marcó el perfil humano a este acaudalado empresario, es que a diferencia de la gran mayoría de sus colegas, tiene una forma de vida muy austera, llegando muchas veces a ser calificado como tacaño.Maneja el mismo auto Volvo hace más de veinte años, viaja en clase turista y se moviliza muchas veces en transporte público.Para quien ha hecho un emporio de fabricar y vender muebles buenos y económicos resulta realmente destacable que pese a haber acumulado semejante riqueza, el dinero nunca se le haya subido a la cabeza y manteniendo un perfil muy bajo pueda ser tan feliz.
Qué enorme diferencia con los actuales mandatarios de nuestro país, quienes después de haber llegado al poder con un discurso de austeridad y bajándose sus sueldos incluso, hoy se hayan convertido en pachás de un imperio que solo existe en sus cabezas, pues la realidad de cada uno de los bolivianos de a pie es muy diferente a la de quienes gobiernan desde sus despachos, autos y aviones de lujo sin pisar tierra como los demás mortales.
Y es que para asegurarse de no tocar la indigna superficie terráquea, los funcionarios del Ministro guardián de nuestra economía, no tuvieron mejor idea que adornar sus nuevos ambientes con alfombras persas, muebles de lujo y cortinas a control remoto, cuyos precios hacen realmente difícil tratar de entender que es lo que ha podido pasar con nuestros dignatarios.
Lo triste de la situación es que no son solamente quienes están en el poder son los que pierden la cabeza por completo, sino también los que lo ansían desde la oposición, pues no solamente hacen muy mal su trabajo, simplemente ni siquiera ponen el esfuerzo en hacerlo, pues el fin de semana pasado cuando tenían que interpelar en la Asamblea a este desubicado ministro, ni los que habían solicitado la presencia de la autoridad de Economía asistieron al evento dejando a sus suplentes a cargo.
Por demás está claro que en la actual Asamblea no reprobarían a un Ministro bajo ningún argumento, pero por lo menos esperábamos que alguien tenga la lucidez y aprovechara su cargo de diputado o senador de decirle las verdades de frente a Luis Arce y preguntarle todas las interrogantes que tenemos los bolivianos atravesadas en la garganta.
Señor Ministro ¿12 años le alcanzaron para olvidarse de que país viene y en qué país vive?, ¿Se ha dado la vuelta alguna vez por la puerta del Hospital de Clínicas a las 3 de la mañana para ver quiénes y cómo hacen cola para obtener un poco de precaria salud? ¿Sabía que en ese mismo Hospital los doctores hacen de policías para que los enfermos no escapen y no porque quieren huir, sino porque no tienen cómo pagar ni lo poco que deben? ¿Que en la cárcel de Trinidad la gente se turna para dormir en el patio porque en las celdas ya no hay campo y se los alimenta con 4 Bs. diarios? ¿Qué en las puertas de su actual despacho gente que convulsionaba a diario por diferentes discapacidades le rogó con la mano estirada por tres meses un poco de caridad y a usted no se le movió un pelo? ¿Sabía que mientras había el ATPDEA, los bolivianos exportaban a Estados Unidos muebles de primerísima calidad? ¿Sabía usted que la palabra dignidad significa respeto, mismo que usted le falta a todo el pueblo que vive con menos de 5 Bs. al día? ¿Es consiente usted de que aunque nos jure que no sabe lo que se compra en su ministerio por menos de un millón de bolivianos, no le creemos nada? Por último Señor Ministro ¿Sabía usted que por el mismo accionar hay un ex prefecto paceño ya preso en Sucre?
Lastimosamente esta oportunidad la perdieron quienes con su similar irresponsabilidad nos demuestran que si a ellos les tocaría estar en el poder, harían lo mismo y quizás cosas peores, por lo que nos debemos tragar con humo estas preguntas y esperar que en algún momento se las haga su propia conciencia.Ojalá que ahora que van a revisar sus compras para amoblar sus nuevas dependencias, ya que nuestros dignatarios desprecian lo nacional por indigno, que por lo menos adquieran los que ofrece la cadena de este magnate sueco, que aparte de ser de muy buena calidad, son económicos, y quizás como la compra es realmente muy grande les haga la gentileza de decirles en persona una de sus mejores frases: Tener mucho dinero, no es razón necesaria para despilfarrarlo.