El peor fidelismo


Manuel Molares do Val

molares Posiblemente lo peor del fidelismo, aparte de haber convertido Cuba en una miserable prisión, es el odio que le transmite a sus simpatizantes contra quienes denuncian ese sistema de terror, injusticia y pobreza iniciado hace medio siglo.

Se observa estos días en la reacción de numerosos lectores de los periódicos progresistas El País y Público, que escriben contra la decena de presos políticos que acaban de enviar a España para que la UE reanude la ayuda económica al castrismo.



Les enerva que los ex prisioneros pidan que Europa mantenga su firmeza y no conceda esa ayuda mientras no haya libertad para los demás encarcelados, por la que murió en huelga de hambre Orlando Zapata, pero también para todos los cubanos.

Los expresos protestan, además, por haber sido carne de ese canje mientras el Gobierno español les impone estatus de inmigrantes dependientes de la caridad y de la Cruz Roja, y no de refugiados políticos.

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Los disidentes del régimen también denuncian, transmitiendo enorme credibilidad, que han estado encerrados durante décadas entre ratas en atestadas celdas, golpeados, enfermos y encharcados en sus propias heces.

Y aquí, en España, en esos periódicos, aparecen decenas de escritos destilando odio, llamando traidores, espías y criminales a estas víctimas, e invitándolos a morir como Zapata.

Por ser izquierdistas quizás estos autores de cartas habrían sufrido igual que los cubanos actuales en prisiones franquistas durante los primeros años de la posguerra española, pero una década después el régimen era menos duro.

Al contrario, el comunismo cubano quince años más viejo ya que el franquismo sigue siendo brutal, casi como al principio.

Da escalofríos comprobar que quienes escriben se declaran antifascistas: estos españoles supuestos progresistas supuran tanta cólera que mandarían con fervor revolucionario a una prisión cubana o quizás al paredón a todo disidente de sus ideas.

El Diario Exterior