Juan Claudio Lechín
El periodista venezolano Rafael Poleo, en su columna “A sangre fría” del 18 de julio, en “El Nuevo Diario”, asegura que Estados Unidos, Europa, Rusia, Israel y el Vaticano están preparándose para desbordar al iraní Ahmadineyad (el nuclear) y, en ese “envión”, también a Chávez (el omnipresente). Poleo, además de informadísimo, es un tipo muy mosca y su artículo vaticina que Chávez se quedará colgado de la brocha, porque sus adláteres Morales, Correa, el matrimonio K e incluso sus mentores, los Castro, están reacomodándose ante semejante bloque de poder.
Bueno, ya vimos que Honduras mantuvo un plante de Sansón ante la arremetida de los fascistas del 21 y esto nos hace suponer que Sansón estaba apoyado por el Departamento de Estado. De otra manera, la confabulación de los monarcas plebeyos (Castro, Chávez y demás) hubiera convertido al país centroamericano en una hoja en la tormenta, como titulaba Lin Yu Tang. Ahí quedó claro que los gringos empezaban a reaccionar y cuando empiezan a reaccionar —imperio al fin y al cabo— es “señal de que caminamos, Sancho”; que andan ejecutando un plan. Sería ingenuo pensar que lo hacen para defender la democracia, aunque levantarán esta bandera. Lo cierto es que Chávez se puso a coquetear con la única pólvora que enciende a Washington en estos tiempos del cólera: el desarrollo nuclear iraní. Una jugada geopolítica equivocadísima.
Europa liberó a los presos cubanos y en cuanto al Vaticano se refiere, hace poco, Chávez calificó de “troglodita” al cardenal venezolano Urosa Savino. En eco, varios diputados del régimen pidieron al Papa despedir al prelado, a lo que el santo padre respondió ascendiéndolo a arzobispo de Caracas. A Chávez le están cerrando las esclusas.
Dos asuntos. El primero es que Chávez perderá las elecciones de setiembre y se llevará todo lo que pueda por delante. Si su derrota es tranquila, podemos leer que los cubanos, sus custodios, se pasaron a la transición. El segundo asunto: ¿Será que la trouppé absolutista del 21 se desmarque a tiempo? Ciertamente, deben andar en ello y hay que creerle a Poleo. Solo que no creo que lo logren porque no es “desear nomás” ni es dar un giro de timón aun con el apoyo de los grandes.
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Una gerontocracia como la cubana no va a remontar su decrepitud, aunque convierta a Cuba en autonomía española; ni los otros podrán continuar impunemente sin asesores cubanos y sin plata venezolana. El impedimento para el demarque serán los pueblos agredidos, los muertos reclamando justicia y los libros contables quemados de las empresas quebradas, pero sobre todo actuará la inercia de la historia. Esa fuerza que no se tuerce a voluntad. En lo operativo, actuarán las nomenclaturas de cada régimen, los conmilitones prendidos a su parcelita de poder, que no aceptarán negociación con “la derecha”, temerosos, además, de ser procesados en juicios criollos estilo Nüremberg.
Se vienen tiempos de estadistas o políticos. Si hay estadistas, desatarán el nudo a favor de democracias con horizonte y no de la cháchara ideológica. Si solo hay políticos amateurs para timonear lo que viene, que Dios nos agarre confesados.
El Comercio – Perú