Netflix ya es la primera ganadora de Cannes (y la culpa es del festival)


Sus dos películas a competición han salido victoriosas, tanto por su calidad como por el escarnio de la crítica más esnob

El reparto de The Meyerowitz Stories, junto a su director, Noah Baumbach, en el estreno de la película ayer en Cannes.

Ni en el mejor de los sueños Ted Sarandos se imaginó que la llegada de Netflix al Festival de Cannes iba a dar tanto que hablar. El Jefe de Contenido de la plataforma online ha visto cómo críticos, jurados y exhibidores colocaban a la empresa en el centro de la noticia día sí, día también, sin que ellos tuvieran que invertir un solo euro en una campaña de publicidad. Tilda Swinton, protagonista de Okja, una de las dos películas de Netflix en competición, lo resumió a la perfección en la rueda de prensa del filme del coreano Bong Joong-Ho. «No hemos venido aquí a ganar premios. Solo queríamos que se viera la película». Antes del festival, Netflix aspiraba únicamente a estar en la exclusiva cita francesa como parte de su apuesta por dar un salto de calidad en los contenidos cinematográficos de producción propia, una de las principales debilidades de la compañía desde que empezase a hacer contenido original en el año 2013 con el estreno de la versión estadounidense de House of Cards. Independientemente de lo que pase el próximo domingo con el jurado que preside Pedro Almodóvar, Netflix es la primera gran ganadora del festival de Cannes. Todo empezó días antes del festival, cuando Thierry Frémaux dio un paso atrás en su decisión de incluir contenido de la plataforma en la Sección Oficial a competición por culpa de las presiones de los exhibidores franceses. La industria local puso el grito en el cielo al ver que una aspirante a la Palma de Oro iba a saltarse una de las reglas no escritas del festival: todas las películas que van a concurso en Cannes deben estrenarse posteriormente en cines franceses. Y eso, por culpa de la estricta normativa legal local que prohíbe el estreno de películas en plataformas de video bajo demanda hasta que hayan pasado tres años de su llegada a las salas de cine, es un requisito imposible para las producciones de Netflix. Reed Hastings, CEO de la empresa, se limitó a responder al ataque argumentando en Facebook que “la élite cierra filas contra nosotros”, aludiendo a uno de los eternos problemas de imagen del festival francés: el esnobismo. La situación no se quedó ni mucho menos ahí. El siguiente en echar leña al fuego fue el propio Almodóvar.Era evidente que la polémica de Netflix iba a ser uno de los temas estrella de la rueda de prensa del jurado que tiene lugar tradicionalmente en la primera mañana del festival, pero nadie esperaba que el manchego, dueño a través de su productora El Deseo de la plataforma online Filmin, fuera tan poco políticamente correcto. «Sería una paradoja que la Palma de Oro de Cannes no se vea en cines. Las nuevas plataformas deben asumir y aceptar las reglas del juego ya existente». Ante los comentarios del manchego, Sarandos se vio obligado a responder: «Siempre será mejor ver cine en una pantalla pequeña que no verlo en absoluto. Nadie nos puede acusar de no defender al cine de autor. Hemos venido aquí porque este es el sitio de prestigio del cine y en las películas que apoyamos damos total libertad al director». La batalla dialéctica seguía, pero nadie fue tan certera en sus palabras como la propia Swinton. «Seamos sinceros, hay miles de maravillosas películas que pasan por Cannes y que después la gente nunca tiene la oportunidad de ver en cines». Touché.

Tilda Swinton, una de las grandes valedoras de Netflix durante el festival, y Jake Gyllenhaal, en la rueda de prensa de

En el tercer día del festival se reavivó la controversia con el estreno de Okja, la primera de las dos producciones de Netflix que compiten por la Palma de Oro. La ironía decidió visitar el Palacio de Festivales en el estreno mundial de la nueva película del surcoreano Bong Joon-Ho. La proyección ya empezó con polémica cuando buena parte de los más de dos mil personas que asistían al pase de prensa decidieron, en un momento tan ridículo como vergonzoso, abuchear el logo de Netflix durante los créditos iniciales. Lo peor llegó a continuación. Al empezar la película, los críticos descubrieron que el formato de la pantalla estaba mal. Durante ocho minutos en los que se sucedieron aplausos, pitos y abucheos ante la impasible reacción del festival por el fallo, el espectador no podía ver el tercio superior de la pantalla. Ante los rumores de boicot por parte de los proyeccionistas hacia la participación de la compañía de streaming en Cannes y los previsibles chistes que surgieron a propósito del fiasco, la dirección del festival emitió rápidamente un comunicado explicando que no había sido más que un fallo técnico. Daba igual. La polémica seguía viva y Netflix volvía a ocupar los titulares por motivos ajenos a ellos.Muchos han criticado el intrusismo de Netflix, pero sin ellos una película tan particular como Ojka nunca hubiera salido adelante. A diferencia de la película de Baumbach, que fue una adquisición que se cerró horas antes de que el Festival de Cannes anunciara su participación a concurso, la compañía estuvo desde el principio del desarrollo de la cinta de denuncia y ciencia ficción que protagonizan, entre otros, Jake Gyllenhaal, Paul Dano y Tilda Swinton. Después de ver cómo el productor Harvey Weinstein le obligaba a volver a hacer cambios en su anterior película, Rompenieves, Joon-Ho escuchó la llamada de Netflix para su nuevo proyecto. La compañía le ofreció un presupuesto importante –entre 50 y 60 millones de dólares– y una libertad total en todas las fases del rodaje y del montaje del proyecto. «Respetaron mi trabajo». Sin el apoyo de Sarandos, productor de la cinta, los cientos de personas que abuchearon el logo de Netflix no hubieran podido ver la película tal y cómo la había imaginado el director oriental.

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Para desgracia de los más escépticos y clasistas, el paso de Netflix por el festival ha sido todo un éxito desde el punto de vista artístico. Okja y The Meyerowitz Stories, la primera película de Noah Baumbach que opta a la Palma de Oro y que también vio como el logo de Netflix era abucheado en su primer pase en el Palacio de Festivales, han sido recibidas por la crítica de todo el mundo con críticas más que notables. El arte se impuso a la controversia, pero la victoria de la plataforma ha sido todavía para el departamento de marketing. Desde Will Smith a Ricardo Darín, durante días ha sido habitual ver como algunas de las estrellas más influyentes del mundo se mojaban sobre el tema estrella en lo que llevamos de la 70 edición del festival de cine más importante del mundo. Oscar Wilde lo tenía claro: «Que hablen mal de uno es espantoso. Pero hay algo peor: que no hablen». Y si es gratis, mucho mejor. 

Fuente: revistavanityfair.es