Tras el fracaso de la nacionalización se reeditará proceso de capitalización

A tres años del proceso estatal. Importación de diesel, GLP y gasolina son “muestra” de la “ineficiencia” gubernamental.

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Refinería de productos de valor agregado.



Santa Cruz (EL DIARIO).- La reciente importación de diesel, GLP y gasolina por parte de Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) por falta de producción y refinación de líquidos ha motivado a que se genere un escenario adverso para el Estado, que puede terminar con reeditar la capitalización.

“Cuando la coyuntura política agresiva dé paso a la racionalidad técnica, nuevamente se continuará con las reformas impulsadas por el Triángulo Energético de mediados de los noventa”, reflexionó Boris Gómez Úzqueda ejecutivo de una compañía privada de energía y director de una importante cámara comercial de Tarija.

Nacionalización vs. Capitalización

El síndrome de que “el capitalismo retornará al sector”, en palabras del consultor, es que recientemente el Estado boliviano suscribió nuevos convenios para producir más gas natural con trece compañías energéticas del continente, acto que fue reflejado como “una nueva reapertura” del sector por importantes analistas del continente que ven con urgencia que Bolivia reabra su regulación para que la segunda reserva de gas fluya en negocios a países urgidos de gas y de valor agregado, como electricidad.

“El mercado para el gas boliviano está enganchado con contratos para generación eléctrica para exportación”, justificó Boris Gómez Úzqueda consultado por EL DIARIO, quien además estableció que en la evidente comparación entre lo que es la nacionalización con la capitalización, de mediados de los noventa. “Está muy claro que en la capitalización hubo inversiones que no serán superadas por la nacionalización, hubo apertura a capitales multinacionales y se puso a Bolivia como estratégico proveedor energético regional, contrariamente a lo que la nacionalización hizo, que es importar combustibles”, dijo.

Coincidentemente días atrás en La Jolla, California, Estados Unidos, sede de la multinacional Sempra Energy -que estaba interesada en adquirir LNG (Gas Natural Licuificado boliviano)- el máximo ejecutivo de la estatal YPFB y a la vez ex ministro del ramo Carlos Villegas estuvo exponiendo en un evento académico la política de hidrocarburos del presidente Evo Morales, consultado al respecto al analista Gómez, éste dijo que “no sé qué pudieron ir a ofrecer, porque la nacionalización alejó a Bolivia de su verdadera vocación de exportador de productos acabados de energía”.

“Con todos los defectos del Triángulo Energético”, dijo que “hubo virtudes”, indicando una de ellas, y la más importante, “la intensiva inversión y reposicionamiento boliviano en el centro de negocios en energía”.

“Hasta fuimos potenciales exportadores de LNG precisamente allá a donde fueron a propagandear su nacionalización”, dijo.

Nuevo Enfoque para Hidrocarburos

El ejecutivo empresarial estableció que “urge reeditar” la política del Triángulo Energético que a juicio del entrevistado “podría estar enfocada a diseñar una nueva Ley de Hidrocarburos destinada a la industrialización de gas y de inversión intensiva en exploración y producción”.

“También a contar con una Participación Popular Energética, mecanismo que incluya a todos los sectores de la sociedad en el diseño de planes sectoriales y control de recursos generados por venta de valor agregado; y finalmente a relanzar un nuevo YPFB, que sea estructurado a imagen de compañías multinacionales”, dijo Boris Gómez Úzqueda quien reconoció haber estado “tentado” de explicarles a los organizadores del evento energético en La Jolla en una carta en inglés cuál es “la verdad” sobre el fracaso de la Nacionalización.

Dijo que “éste nuevo trípode permitirá lavar la imagen de Bolivia y en breve tiempo y, con alianzas, se logre dar solución sostenible al abastecimiento de gas, diesel y gas licuado de petróleo en el mercado interno y relanzar programas de industrialización a escala y exportación de valor agregado excedente”.

Para ello refirió la importancia de “alianzas” conjuntas público-privado PPP (Public Private Partnership) en exploración de nuevas áreas y de áreas tradicionales; consolidar nuevos mercados para nuevos volúmenes de gas y asociarnos en proyectos de escala.

“Y remontar en dos años a producir de 40 Mmm3d (hoy en 30 Mmm3d) a 80 Mmm3d de gas”, dijo.

Como “metas macro” señaló la prioridad de atraer flujos de entre 8-20 mil millones de dólares en nuevos proyectos de industrialización a escala de gas.

Hace ya un año el propio Secretario Ejecutivo de Arpel (Asociación Regional de Empresas de Petróleo y Gas Natural en Latinoamérica y Caribe) viene indicando cifras y tiempos que son realistas: diez años para reposicionar a Bolivia como distribuidor energético y 35 mil millones de dólares en inversión.

Venta antes de renta

El rentismo en el país en materia de hidrocarburos continúa, y con éste, también las peleas por un ingreso, como IDH y otros impuestos, pero que podrían ser superadas geométricamente en favor de arcas estatales si es que el Estado fuera socio de negocios de industrialización de valor agregado.

A tres años de la nacionalización, únicamente se obligó a las empresas a migrar de contratos, por lo que en razón técnica nunca hubo una participación estatal en la propiedad misma del sector ni del derecho a explorar y explotar recursos naturales.

“La solución parte por tener una legislación abierta, reglas claras y negocios compartidos para generar ingresos al Estado no por la vía de la renta sino por la venta de electricidad, de diesel GTL, de productos plásticos y de nuevos energéticos tipo DME (dimetil éter producido a partir de gas) o metanol”, dijo Boris Gómez Úzqueda.

“La apertura oxigenará a Bolivia, que logrará nuevas exploraciones, explotaciones y certificación de nuevos reservorios, además de producción y refinación con nuevas iniciativas”, dijo y acotó que de ésta manera se elevará las actuales reservas de gas (probadas en 17,5 TCF) y de líquidos (340 millones de barriles), habiendo a la fecha merma porque la producción esté en franca disminución.

La meta es llegar a contar con 100 TCF de reservas de gas, además priorizar logística de transporte: nuevas inversiones en redes de gasoductos, oleoductos y poliductos; nuevas plantas de refino y fundamentalmente empezar a proyectar la ejecución, en plazo señalado, el complejo industrial de LNG-GTL-DME y petroquímica como productos acabados de exportación en un puerto del Pacífico. “Pero todo este esquema únicamente funcionará si hay democracia, pensamiento global y asociación estratégica”, finalizó.