Popularidad de presidentes sudamericanos va en picada

En menos de tres meses Piñera ha perdido 23 puntos de aprobación. El 65% de los peruanos desaprueba la gestión de Alan García y el apoyo a Evo Morales descendió del 70 al 30% en menos de un mes.

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Cuadragésima Cumbre del Mercado Común del Sur (MERCOSUR) en Foz de Iguazú, Brasil en diciembre de 2010  (ABI)



Buenos Aires, (ANF/tomado de elmundo.es).- Para un gobernante como José Mujica, de Uruguay, que hasta noviembre del 2010 era uno de los más apreciados en Sudamérica, debe ser desconcertante lo que dicen las encuestas. Que en menos de tres meses ha perdido 23 puntos en el ranking y que ahora su nivel de aprobación ronda el 48%, según el sondeo de la agencia Equipos Mori.

Desde que Mujica llegó a la presidencia, (marzo 2010) la economía uruguaya es de las que más han crecido en la región, las relaciones de su gobierno con la oposición son de una armonía sin precedentes y la desocupación bajó en un 8%.

Es cierto que las huelgas de los trabajadores de la salud y de los recolectores de basura pusieron de pésimo humor a los uruguayos. Pero, ¿en qué medida Mujica fue responsable de que los médicos no atendieran o que las calles se llenaran de desperdicios?

Los gobernantes de Chile y de Perú deben estar tan desconcertados como el de Uruguay, ante el veredicto de las encuestas. Bajo el mandato de Alan García, la economía peruana creció en un promedio de 7,5% anual, siendo una de las menos afectadas por la crisis global del 2009. Para el año en curso se espera una expansión similar y un aumento del 4% en las inversiones extranjeras.

Pero, según el estudio de Ipsos-Apoyo, el 65% de los peruanos desaprueba la gestión de García. “El escándalo de corrupción que involucró a su ministro del Interior, Fernando Barrios, fortaleció la percepción de que el gobierno que dirige Alan es sinónimo de corrupción”, señala el analista Manuel Saavedra.

¿Qué se puede aprender y qué no de estos estudios? “Las agencias y las consultoras sudamericanas han perfeccionado en gran medida sus métodos de medición. Pero, las encuestas no explican por qué un único caso de corrupción afecta tanto la credibilidad de un presidente como García y tan poco a la imagen de otro como Lula, que dejó la presidencia con un 85% de popularidad, pese a los múltiples escándalos de corrupción que salpicaron su doble mandato”, dice a este periodista, Esteban Santelices, profesor de la Universidad de Córdoba.

Para este politólogo que lleva 25 años estudiando los vaivenes de la opinión pública en América Latina, los de la opinión pública del Perú son casi indescifrables. “Bajo el primer gobierno de García (1985-1990) la inflación alcanzó el 854% y la corrupción era moneda corriente. No obstante, los ciudadanos volvieron a depositar en él su confianza, en las elecciones del 2005”.

Su antecesor Alejandro Toledo dejó la presidencia en el 2006 con solo un 8% de aprobación. Sin embargo ¿quién encabeza ahora los sondeos de cara a las elecciones del 2011? El mismo Toledo. La única conclusión posible es que los peruanos castigan sistemáticamente a sus gobernantes. O que en ese país los presidentes están condenados a la impopularidad”, ironiza Santelices.

En Chile, uno de los países con mayor estabilidad política en la región, que también destaca por la supuesta “madurez cívica” de sus ciudadanos, la popularidad del presidente Sebastián Piñera creció meteóricamente luego del rescate de los mineros, en octubre del 2010 y se desplomó en diciembre, después del incendio en una cárcel que dejó 83 muertos. Desde luego, no fue Piñera quien planificó y ejecutó el rescate de los mineros ni menos el que prendió fuego a la cárcel de Renca.

La popularidad de Evo Morales cayó en picada en diciembre, cuando decidió aumentar en un 82% el precio de los combustibles y se hundió todavía más al dejar sin efecto esa medida. En septiembre del 2009, el presidente boliviano contaba con una aprobación del 79%, mientras que en enero de este año, sólo el 30% de sus compatriotas apoyaba su gestión.

El pasado miércoles, al celebrar su quinto año en el poder, Evo le reclamó al gobierno de Chile que agilice las negociaciones para que los bolivianos puedan obtener una salida al Océano Pacífico.

Bastó con que Morales pusiera el tema del mar sobre la mesa y que sacara músculo frente los chilenos, para que sus compatriotas lo premiaran con cinco puntos porcentuales (en la última encuesta de Bolivia Mercados). Si persiste en esa línea, es posible que hasta le perdonen el gasolinazo”, afirma el mordaz analista Esteban Santelices. El Diario