Volvieron los conflictos

Rodolfo Eróstegui Torres*

eróstegui Lo que parecía, entre 2006 y 2009, una tendencia a la reducción de la conflictividad parece que sólo fue un espejismo. Volvieron los conflictos, muchos de ellos con una alta beligerancia al momento de los enfrentamientos. Los observadores, individuales e institucionales, señalan que éstos están en aumento.

El año 2005, durante el Gobierno de Carlos Mesa se registraron, aproximadamente, 1.400 conflictos. Casi cuatro conflictos por día. Todo el Gobierno tenía como misión resolver los mismos. Ni bien se solucionaba un conflicto nacían cuatro. En el año 2006 se presentaron 710 conflictos sociales. Las autoridades gubernamentales señalaban que éstos se presentaban porque las gestiones “neoliberales” no habían resuelto muchos temas. El año 2007 se contaron 558 conflictos, principalmente en los sectores de servicios básicos, laboral e hidrocarburos, y muchos que tenían carácter político. En el año 2008 se registraron 309 conflictos en los sectores de transporte, educación y minería, pero la mayoría eran de carácter político. El Gobierno señalaba que éstos eran alentados por los sectores opositores. Según un informe de la Fundación UNIR, el año 2009 sufrimos 182 conflictos.



El mes de agosto del año 2010 se podía observar que los conflictos sociales iban en aumento. Carlos Soria Galvarro, basado también en cifras de la Fundación UNIR, nos informa, en una alocución, que en enero del 2011 los conflictos sociales alcanzaron a 114 casos, cifra mayor que la más alta registrada en el año 2010 (septiembre con 105 casos) y casi cuatro veces más que la de enero de 2010 (30 conflictos).

El periodista peruano Juan Carlos Chamorro afirma que “las transformaciones en la historia de la sociedad boliviana están precedidas y atravesadas, en gran parte, por los conflictos sociales. Desde esta óptica, los conflictos constituyen dinamizadores del cambio social y, por tanto, no deben ser vistos como hechos necesariamente negativos”. Esta afirmación es válida. Los movimientos sociales juegan un papel fundamental en la vida política nacional: impulsaron grandes transformaciones como la nacida con la Revolución Nacional de 1952. Durante el Gobierno del general Torres en 1971, los movimientos sociales encabezados por la COB y la Federación de Mineros crearon la Asamblea Popular. Luego las organizaciones sindicales derrotaron a la dictadura de Banzer y también reconquistaron la democracia. En 2003 derrotaron a Gonzalo Sánchez de Lozada. Pero, con excepción de la Revolución Nacional, los movimientos sociales insurgentes nunca lograron coronar su esfuerzo en un proyecto que involucre a todos los bolivianos en la construcción de una propuesta económica que viabilice nuestro desarrollo económico con impactos sociales. Se lucha por demandas estrictamente políticas pretendiendo que sobre esta base se construirá una nueva sociedad. Sin embargo, siempre puede más la política que la economía.

Por otro lado, es de suponer que al contar con tanto conflicto —3.273 eventos en siete años— nos da un promedio de 467 por año, es decir 1,3 conflictos por día. Estoy seguro de que estos problemas, manifestados en huelgas, bloqueos, etc., bajan la productividad del trabajo. No se hace el esfuerzo por cuantificar el impacto de una hora de bloqueo del centro de la ciudad de La Paz.

A este paso, con tanto movimiento social en marcha, seguramente algún día tendremos una democracia inigualable, pero una economía desastrosa, de baja productividad y, por consiguiente, con una mayor pobreza.

*Economista laboralista

La Prensa – La Paz