“No importa el color del gato…

Álvaro Riveros Tejada

riveros_thumb …lo importante es que cace ratones”; sabio proverbio utilizado por el máximo líder chino Deng Xiao Ping, a tiempo de introducir al sistema comunista de su país las reformas que lo transformaron en una de las potencias económicas más importantes del planeta y ahora, nunca mejor utilizada dicha sentencia que en los actuales cambios que el gobierno viene realizando en la estructura de la institución policial.

Sin embargo, luego del cambio de ocho comandantes en los cinco años de vida de este gobierno, suponemos nomás que el daño no radica en el color del gato, sino en su dieta alimentaria. Es decir: los ratones lo han habituado al queso, haciéndole perder toda su capacidad de cazador. Si bien salvaron sus vidas, perdieron la mitad de sus ganancias.



Con esta analogía deseamos expresar que la falla en la institución policial, quizás no radique sólo en las personas, sino en la actitud de éstas frente a sus obligaciones ante la sociedad. Una sociedad donde campea el narcotráfico, el contrabando, el trámite fácil, en otras palabras, la inversión total de valores que regula el funcionamiento de una comunidad civilizada.

En ese trastrocamiento de principios éticos y morales, hemos dejado de lado la vocación, la mística y el amor por la profesión; hemos permitido que el político juegue a empresario y viceversa; que el obrero o el campesino se conviertan en políticos; que el policía o el militar, prevalidos de la fuerza otorgada por nosotros para cumplir su sagrado deber de velar por la seguridad ciudadana, cojan un atajo fácil hacia la riqueza.

Nietzsche decía: “enseña a tus hijos a ordenar, ya que los otros de hecho les están enseñando a los suyos a obedecer”. Este aforismo no carente de cierto cinismo, refleja nítidamente lo que en una sociedad puede hacer la actitud. El sacerdote por ejemplo, el momento en que deja de lado el amor por el prójimo; el rescate de las almas y se dedica a los placeres mundanos y carnales, deja su vocación de sacerdocio y es el instante en que el sujeto ha cambiado de actitud y se ha convertido en una célula cancerosa que amenaza la propia existencia de toda su institución. Algo muy similar acontece con la noble profesión del militar o del policía.

En un intento por evitar más casos de fraude, S.E. ha decidido transferir a las manos de “la sociedad civil” el control de los procesos de recaudación y administración de los recursos de DIPROVE; Servicio de Identificación y Otorgamiento de licencias de Tránsito que durante años ha permanecido bajo control de la Policía, aduciendo que es la mejor manera de garantizar la dignificación y fortalecimiento de la policía boliviana.

Es posible que S.E. no haya querido utilizar el término de “privatizar” porque resulta urticante para el actual modelo de gobierno. “Lamentablemente, ha dicho, donde la institución (Léase Estado) se hace cargo de la administración de las recaudaciones, por culpa de algunos se desprestigia nuestra institución”. En buen romance, el Estado no sirve para administrar recursos. ¡No importa el color del gato, lo importante es que cace ratones!