Por Rubén Atahuichi, periodista
Mi voto es secreto, pero rosado”, decía un colega en tiempos de Gonzalo Sánchez de Lozada. Lo sabíamos, era voto seguro del Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR). La sorna con la que decía esa frase —no sé exactamente quién la habrá acuñado— nos causaba burlas para siempre aludirlo con el movimientismo imperante de entonces.
Así también siento a Juan del Granado, que desde la semana pasada ha comenzado un peregrinaje personal, y de su partido, el Movimiento Sin Miedo (MSM), por construir su candidatura para las elecciones presidenciales del 2014. No le demos más vueltas al asunto. Promover un plebiscito legalmente inexistente a través de la opción “no” (marcada fuera del espacio asignado y fuera de norma) también inexistente implica, simplemente, impulsar el voto nulo. Es decir, escribir “no” implicará la anulación de la papeleta de votación.
Samuel Doria Medina y Unidad Nacional (UN), su partido, hacen lo mismo. El “voto rechazo” también es nulo (o blanco). Sin ser erudito en temas electorales, hacer campaña por cualquiera de las opciones (nulo, blanco o válido) es, pues, “nulo de pleno derecho”, aunque políticamente correcto.
El inciso III del artículo 82 de la Ley del Régimen Electoral y el inciso III del artículo 182 de la Constitución Política del Estado (CPE) prohíben esas acciones para las elecciones del 16 de octubre, considerando que éstas tienen otras características respecto de las votaciones anteriores.
=> Recibir por Whatsapp las noticias destacadas
Pero, como en política todo es posible, los nuevos y antiguos opositores del Movimiento Al Socialismo (MAS) han comenzado a hacernos creer que con el “no”, el “plebiscito” o el “rechazo” van a evitar que ese día sean elegidas 56 autoridades del Órgano Judicial y el Tribunal Constitucional. Cualquiera de los 118 candidatos que consiga “el mayor número de votos válidos” será elegido en el cargo.
Entonces, no tendrán ninguna gravitación los votos nulos (pifiados) o blancos. Los únicos votos que servirán serán los votos válidos (dos, cada uno para varón y mujer, en la franja del Tribunal Supremo de Justicia, y a uno en las del Tribunal Constitucional, Tribunal Agroambiental y Consejo de la Magistratura). Así que ni Del Granado ni Doria Medina conseguirán parar la elección, a pesar de tantos intentos previos y por más que encuentren afán del MAS de “tomar” el Órgano Judicial a través de su supuesta lista de candidatos preseleccionados en la Asamblea Legislativa Plurinacional. Eso sí, el MSM busca con estos comicios catapultar a su líder para las elecciones presidenciales del 2014, y UN pretende empujar quizás a su jefe político a la eterna candidatura.
Y si en octubre eventualmente triunfa el voto nulo o el voto blanco, o ambos, habrá perdido políticamente el MAS; los resultados habrán derivado en un plebiscito de hecho, políticamente potable para el MSM y UN con miras a los comicios del 2014, cuando le toque al partido del Gobierno pasar la prueba de nueve años de gestión.
Claro, votar nulo o blanco es un derecho; hay que recordarlo. Uno puede optar por ellos, considerando que con eso también habrá ejercido su derecho ciudadano o, siendo más frívolos, por lo menos para conseguir el certificado de sufragio necesario para trámites especialmente bancarios. A mí no me pregunten cuál será mi decisión; mi voto es secreto, pero osado.
Fuente: www.la-razon.com