Humala va mal

Ollanta Humala presidente y ahora qué Tras dar varias señales positivas previas a su posesión como presidente del Perú, Ollanta Humala parece haberse dedicado a todo lo contrario, instalando una importante incertidumbre sobre cuál será el rumbo final que tomará su gobierno.

El asunto es de relevancia para toda la región y especialmente para Bolivia, dado que ambos países comparten la problemática referida a la producción de coca-para-cocaína.

Tras los iniciales signos positivos, decíamos, como la designación de varios ministros de perfil moderado, vino el viraje en el momento mismo de ser posesionado, al jurar sobre la Constitución de la dictadura militar y no sobre la Carta Magna vigente.



Posteriormente, se ha podido verificar una paulatina militarización del gabinete ministerial, algo sólo visto en la Venezuela de Chávez.

Pero lo peor se ha registrado en los últimos días, con el anuncio hecho por el ministro del interior, Óscar Valdés, de una “pausa” en la erradicación de coca ilegal “hasta que se determine la política a seguir”.

¿Quiere decir que Humala llegó al poder sin una política definida respecto a la coca-cocaína o sólo se trata de una excusa para suspender la erradicación?

A esta medida, ya de por sí preocupante, se suma el nombramiento como jefe de inteligencia de un militar retirado sobre quien pesan acusaciones de estar vinculado a los cárteles de la droga.

Se trata del coronel Eduardo Arbulú Gonzales, quien ha asumido las riendas de la Dirección General de Inteligencia del Ministerio del Interior (Digimin), cargo equivalente al que desempeñaba en Bolivia el general René Sanabria (Cigein).

En los ´90, Arbulú fue parte de un grupo de oficiales que el Ministerio Público peruano pidió investigar por presuntos nexos con el narco Demetrio Chávez Peñaherrera, alias “Vaticano”. Sin embargo, la investigación fue obstruida por el Ministerio de Defensa, que se negó a entregar a la sala penal los informes de la Inspectoría General del Ejército en los que se detallaban los supuestos vínculos de los mandos con el narcotráfico.

¿Qué hará ahora Mario Vargas Llosa, quien jugó su bien ganado prestigio para evitar el fantasma de un neo-fujimorismo, arriesgándose a la apuesta por un gobierno de Ollanta?

Lamentablemente, Perú parece moverse hacia el eje de los narco-Estados. ¿Chávez y Morales le darán la bienvenida al club?

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