El presidente cocalero Evo Morales ha buscado reiteradamente la nominación al Premio Nobel de la Paz, que le ha sido esquiva, a pesar de contar con el respaldo de actores afines a la maquinaria mediática internacional del eje chavista-populista, desde Adolfo Pérez Esquivel hasta Rigoberta Menchú.
Ahora, la opción fallida de la megalomanía tiene una alternativa bastante probable de nominación, con los integrantes de la VIII Marcha Indígena, que han dado una lección no sólo al país sino al continente con su acción no-violenta de cuño gandhiano.
¿Qué mejor ejemplo de acción pacificadora que el método de lucha adoptado por los indígenas del Oriente, que han evitado escrupulosamente toda reacción a la provocación violenta desde filas gubernamentales o pro-oficialistas?
¿No son los marchistas del TIPNIS un ejemplo de no-violencia activa, al mejor estilo de la Solidarnosc polaca?
Proyecto estancado en el Congreso
Aunque el presidente Morales cifró buena parte de sus chances de permanencia en el poder en el entendimiento (tardío) con los indígenas del TIPNIS, el vicepresidente García Linera parece tener otros planes.
En efecto, el segundo mandatario y presidente del Congreso parece decidido a retrasar las modificaciones a la ley del TIPNIS, un juego por demás peligroso para el jefe del Estado Plurinacional…