A medida que se acerca un nuevo aniversario del ascenso de Evo Morales al gobierno, fecha en la que podría darse un cambio de gabinete, se intensifica la danza de nombres que dejarían el staff ministerial o retornarían a él.
Uno de los infaltables en estas cábalas es el ex ministro de la presidencia y actual director de la superagencia de fronteras, Juan Ramón Quintana.
Para un dirigente del MAS entrevistado por Erbol, “Juan Ramón está haciendo buena letra, por eso hace denuncias como la del domingo pasado (contra la patronal Asociación Nacional de la Prensa) para ganarse unos puntos con el jefazo”.
Lo cierto es que a Quintana se lo ha visto desde tiempo atrás tratando de “ganar puntos”, tanto en la descalificación de los marchistas indígenas (cuando los acusó de ser financiados por Usaid) como en la reciente arremetida para bloquear las actividades productivas de los originarios del TIPNIS (denuncias sobre “cría de lagartos”, etc.).
No es nada inverosímil que el ex ministro esté buscando la vía de retorno al “maravilloso instrumento del poder”, aunque su cargo en la Ademaf tampoco parece desprovisto de mieles.
Por otra parte, entre los nombres que más suenan para dejar el gabinete está el de la ministra de transparencia, Nardi Suxo, quien podría optar por un destino en el exterior (¿la embajada en Alemania?).
Aparentemente, Suxo habría presentado su dimisión al presidente Morales en varias ocasiones, a raíz de denuncias de corrupción lanzadas en su contra por parlamentarios de oposición.
Otros que podrían seguirla en la salida del Órgano Ejecutivo son el ministro de comunicación, Iván Canelas; el ministro de obras públicas, Wálter Delgadillo; y el titular de la cartera de la presidencia, Carlos Romero.
El primero gozó recientemente de una licencia de 40 días por una “cirugía quirúrgica” (sic), lo que podría encubrir otras razones, mientras que Delgadillo y Romero habrían sufrido un gran desgaste con la crisis del TIPNIS.
De todas formas, cualesquiera sean los nombres que lleguen o abandonen el gabinete, nada cambiará demasiado mientras la administración evista no corte sus lazos estructurales con la lumpen-burguesía cocalera del Chapare y con el proyecto continental de Hugo Chávez, cosas que están muy lejos de producirse…