Diplomacia del gas y encierro cocalero

Ante el creciente deterioro de las relaciones bilaterales con Brasil, el régimen de Evo Morales ha buscado un acercamiento compensatorio con Argentina, cuyo gobierno parece dispuesto a cobrarle caro el oxígeno diplomático a la administración cocalera.En ese sentido debe entenderse la visita de la presidenta Cristina Fernández a Bolivia, cuyo trasfondo ha sido la negociación de mejores condiciones de adquisición del gas boliviano para Argentina.Si bien la cuestión del precio ha sido soslayada en los edulcorados anuncios oficiales, cabe recordar que al flamante embajador argentino en La Paz, el socialista Ariel Basteiro, se le “chispoteó” que el verdadero propósito del viaje presidencial era “rediscutir o replantear” el tema de los costos y las tarifas del gas natural.Por otra parte, la disminución del interés brasileño por los hidrocarburos bolivianos también lleva al gobierno evista a tratar de garantizar el mercado alterno argentino.En el fondo, lo que sucede es que una serie de políticas y actitudes del régimen, que van desde un deficiente combate al tráfico de cocaína (que inunda las favelas de Rio y Sao Paulo) hasta el hostigamiento a las inversiones brasileñas, pasando por la negación del salvoconducto al senador Pinto y las vociferaciones contra la prensa del vecino país (ver caso Veja), han enrarecido al extremo las relaciones con el líder regional.Y ante el encierro cocalero se ensaya una apresurada “diplomacia del gas” que puede derivar en perjuicios económicos para Bolivia.Una vez más, se evidencia el alto costo de la narcotización del Estado Plurinacional para el país…[email protected]