Mi mayor tragedia en la montaña

1369391398_extras_noticia_foton_7_1 Es difícil explicar la tristeza cuando aún me encuentro en el campo base del Kanchenjunga y no estamos todos. Es una barbaridad cinco muertos. Nunca he vivido una tragedia así en los más de 50 años que llevo y es muy duro asimilarlo, pero la montaña tiene estas cosas. De los 11 que llegaron a la cima, cinco no lo pueden contar y el resto sufrió congelaciones y ceguera. Otros 15 decidimos darnos la vuelta y el tiempo nos dio la razón. Era lo lógico.

En la montaña lo primero es la seguridad y la vida. Cuando estás a poco más de 200 metros de la cima y ves tan cerca el objetivo, es normal la tentación de seguir. Faltaba muy poco por subir pero mucho por bajar. Y el peligro está en el descenso. El cansancio se multiplica a 8.000 metros, habíamos tardado más de lo esperado y se hacía de noche, el viento apretaba y encima nos quedamos sin cuerdas.

Muctu, mi inseparable sherpa, me dijo cuando llegó el momento de decidir: "Nosotros podemos, Carlos". Seguro que le pesaban las tres ultimas expediciones del BBVA sin cumbre. Pero la lógica me dijo que aquello estaba muy peligroso. Y que todos no iban a bajar. Por desgracia, mis predicciones se cumplieron.



Luego, Muctu me lo agradeció cuando llegamos al Campo 4: "Menos mal que me obligaste a bajar". Hubiéramos puesto nuestra vida en juego si intentamos hacer cumbre. El Kanchenjunga es una montaña preciosa, de una belleza como pocas, pero muy dura con un terreno mixto de roca, nieve y hielo.

Estamos viviendo días difíciles en el campo base con Luis, Carlos, Dani y el resto de la expedición. Dos húngaros, un coreano y dos sherpas se han quedado en una grieta del Kanchenjunga. Especialmente emotivo fue ver de cerca el dolor del sherpa que había perdido a su hermano en el descenso. Está destrozado aquí con nosotros.

Ahora toca volver a casa. El domingo, si el tiempo lo permite, un helicóptero nos recogerá para llevarnos a Katmandú. Nos espera Madrid, pero pronto volveremos a la montaña. Es parte de nuestra vida.

Fuente: http://www.marca.com