Días atrás, dirigentes cocaleros del Chapare, pertenecientes al partido del presidente Evo Morales, habían atribuido los problemas en su cosecha de coca a un supuesto “hongo imperialista” enviado por el gobierno estadounidense.
Lógicamente, estas desatinadas declaraciones merecieron nuestro comentario crítico el día 16 de agosto.
Ahora, el alcalde de Villa Tunari, Feliciano Mamani, cocalero y masista, acaba de cometer sincericidio manifestando que “No hay tal enfermedad masivamente que estaría atacando al trópico de Cochabamba sobre la enfermedad a la coca”.
Más allá de los desajustes sintácticos de Mamani, lo esencial es que el burgomaestre chapareño indica que los problemas en la cosecha se debieron al uso exagerado de agroquímicos, con el propósito de obtener nuevos cultivos en tan solo dos meses.
Ni rastro del siniestro imperio, por lo tanto.
Más bien, el asunto viene a confirmar el dato, proveniente de varias fuentes anteriores, sobre el uso de prácticas antiecológicas por parte de los cocaleros del Chapare, mismas que estarían provocando una seria degradación de suelos.
De ahí que los sindicatos cocaleros presionen con tanta insistencia para la colonización de nuevas tierras en el área protegida del TIPNIS…