El Retorno de la República Unitaria

Renzo Abruzzese

RENZO Los resultados del censo, pese a su manipuleo y los errores han dejado al menos una cosa clara; somos un país mestizo. El 64% de los ciudadanos mayores de 15 años así lo declararon. Más allá de su significado demográfico, este resultado plantea cuestiones de fondo, la primera es la puesta en duda del proyecto estatal masista construido desde los cimientos bajo una visión etnocéntrica fuertemente marcada por la cultura aimara. La abolición de la República y la fundación de un Estado Plurinacional, tenían sentido en la medida en que se reconocían e incluían 36 etnias. Se hubiera podido incluir las 36 etnias en un proyecto republicano también, pero la idea pasa dotarle al Estado otros contenidos, mucho más precisos y delineados; pasa por construir un Estado Aimara en desmedro de una pluralidad evidente. Este imperativo de diferenciación estructural e ideológica marcó la ruta crítica en el proyecto político del actual régimen, resulta sin embargo que los datos de la realidad señalan otro derrotero, más de la mitad (64%) de los ciudadanos no se reconoce en el diseño estatal del MAS por la simple razón de que no se reconocen pertenecientes a ninguna de las 36 etnias constitucionalizadas. El estado Plurinacional está en duda.

No se trata de negar las enormes ventajas de incluir a los eternamente excluidos, eso debió hacerse hace mucho, tampoco se trata de negarles los espacios políticos, culturales, sociales y económicos que lograron con el gobierno del MAS, se trata de repensar la naturaleza social del Estado. Me explico.



La idea de fundar un estado etnocéntrico, cuya condición era erradicar la noción del Estado mestizo y la genérica noción de campesino, derivo en situar en el centro gravitacional del Poder a los aimaras como nacionalidad dominante y los indígenas-originarios como mecanismo de articulación estatal, estas dos categorías constituyen todo el capital cultural y simbólico del Estado Plurinacional. En la base ideológica que lo sustenta prima la idea que la solución a la crisis del Estado Liberal capitalista solo es únicamente posible mediante recursos precapitalistas, y en consecuencia retornar a los esquemas de Poder del incario y adscribirse a su tono mítico hacen parte de todos los esfuerzos refundacionales; no se trata de retrotraer la historia, se trata de reconstituir el pasado. Dado que esta estrategia no hace parte de las soluciones propias del capitalismo, pues éstas solo arrojaron un liberalismo salvaje, el otro recurso es imaginar un socialismo anticapitalista a definirse en el mediano plazo, el resultado fue pensar un socialismo comunitario.

Todo esto era práctica y teóricamente posible si efectivamente los contenidos del Estado estuvieran indeleblemente marcados por las culturas que conforman la estructura social boliviana. El requisito del Estado Plurinacional era la existencia de 36 etnias en tensión, es decir, si las 36 culturas actuaban como entidades encapsuladas transformando el Estado en una suerte de armazón en la que todas tuvieran cabida como entidades autónomas sin criterio de exclusión, el Estado Plurinacional era una necesidad histórica, empero, la realidad deja ver que ninguna cultura al interior del país se aprecia y se imagina a sí misma como diferencia antagónica, todas están más cómodas como mestizaje. Sin renunciar a su propio capital cultural y a su identidad étnica se declaran mestizos: el proyecto plurinacional tal cual lo concibe el MAS no tiene sentido, hay que retomar las banderas de la Republica Unitaria.