La “evaluación” del gabinete realizada en el cuartel general cocalero del Chapare no solo obvió lo cualitativo (las importantes falencias de gestión) sino también lo cuantitativo (el desproporcionado crecimiento de la burocracia en el Órgano Ejecutivo).
En efecto, en los últimos años ha tenido lugar una fuerte “inflación ministerial” con multiplicación de carteras, 20 en total, aunque lo peor se da en el rango de los viceministerios, que ya rozan la cincuentena.
La extensa lista de ministerios incluye: Presidencia; Relaciones Exteriores y Culto; Justicia; Minería y Metalurgia; Economía y Finanzas; Hidrocarburos y Energía; Planificación del Desarrollo; Desarrollo Productivo y Economía Plural; Empleo y Previsión Social; Medio Ambiente y Aguas; Gobierno; Culturas; Comunicación; Defensa Nacional; Obras Públicas, Servicios y Vivienda; Educación; Salud y Deportes; Desarrollo Rural y Tierras; Autonomías; Transparencia Institucional y Lucha Contra la Corrupción.
Algunas de las carteras son francamente irracionales, como la de Autonomías, innecesaria toda vez que el proceso descentralizador debe ser llevado a cabo por las propias entidades autónomas. O el Ministerio de Justicia, también incoherente con la existencia de un Poder Judicial (teóricamente) independiente.
Otro caso es el de carteras que parecen duplicar funciones: Economía y Finanzas, Planificación del Desarrollo y Desarrollo Productivo, varias de las cuales podrían ser fusionadas.
A pesar de los discursos oficiales, la “multiplicación de las carteras” no logra resultados positivos en materia de desarrollo, sino que se trata de un simple mecanismo para asegurarle “pegas” (puestos públicos improductivos) a la dirigencia del partido de gobierno.
Veamos, si no, las cifras de la región, donde gobiernos que gastan la tercera parte de lo que despilfarra la administración evista alcanzan un crecimiento que va del 8 al 14%, mientras el Estado Plurinacional se ufana de haber logrado un magro 4,5% en el 2013…