Cochabamba: Denuncian a mayor de Ejército por varias golpizas a su esposa

El acusado acudió a la Fiscalía de Quillacollo, institución que investiga el caso. archivo

Un mayor de Ejército de 42 años fue denunciado por ejercer una violencia psicológica y física sistemática contra su esposa. El militar fue convocado ayer a la Fiscalía, pero se abstuvo de brindar declaraciones sobre lo sucedido. Sin embargo, está libre.
La abogada de la víctima, Matilde Orellana, relató que la última golpiza recibida por Ana (nombre cambiado) ocurrió a las 21:45 del 25 de julio frente a las viviendas militares de Cotapachi, cuando la víctima descubrió a su esposo con una joven de 19 años con la que le era infiel.



La esposa le reclamó por su actitud y el mayor de Ejército reaccionó dándole un puñetazo en la nariz y golpeándola a patadas en todo el cuerpo, según la versión de la denunciante.
Esta fue la única vez, de las tantas que agredió a su esposa, que el mayor lo hizo al aire libre, lo que permitió que ella pudiera huir con su niño de dos años en brazos para refugiarse en la casa de su madre.
La víctima fue llevada a un médico forense que, luego de examinarla, le otorgó siete días de impedimento. La mujer tenía varios hematomas y rasmilladuras en el cuerpo.
“Una tumefacción en la región nasal, equimosis en brazo izquierdo, equimosis en brazo derecho, equimosis en muslo izquierdo, en el muslo derecho con algún objeto contundente”, señala el informe forense.
Cuando la víctima volvió a su hogar, en una de las viviendas de Cotapachi, descubrió que su marido se había llevado todo, desde los muebles, la ropa de ella y la de sus hijos, hasta los platos, las ollas y la basura.
La abogada Matilde Orellana declaró que su cliente soportó años de pesadilla junto al militar y no pudo denunciarlo antes porque el agresor le impedía hacerlo.

“Este hombre le daba terribles golpizas que le dejaban el cuerpo lleno de hematomas e inmediatamente la encerraba bajo llave en la casa, hasta que los moretones o huellas de la violencia ya no se notaban y ella no lograba tener pruebas de los vejámenes que sufría”.
El militar llevaba a su hijo mayor a la casa de su abuela por varios días para que él no viera las golpizas que le daba a su madre ni los moretones. “No sabemos con qué mentiras puso a este adolescente en contra de su madre y hoy él le reclama por qué lo denunció a su padre, es muy doloroso para ella”. El caso es investigado en Quillacollo y el militar se presentó ayer a declarar acompañado de su hijo, pero se abstuvo de decir algo.
“Yo hago un llamado a las autoridades de la Escuela de Comando de Estado Mayor, tienen reglamentos estrictos y dan de baja a quienes hacen quedar mal a las Fuerzas Armadas, ojalá no encubran a este mal militar”, dijo Orellana.

Fuente: Opinión