Los productos procedentes de Argentina y Brasil son más baratos, hasta 20 y 50 bolivianos menos que la oferta nacional, porque esos países devaluaron sus monedas.
María Mena / La Paz
La harina, el azúcar y el arroz son los principales alimentos importados de Argentina y Brasil que compiten con la producción nacional. Son más económicos, con una diferencia de hasta 50 bolivianos.
Los comerciantes catalogaron el ingreso de estos productos como una «invasión que presiona a que los artículos locales bajen al límite, sin obtener ganancias.
«La harina y el arroz están llegando más baratos de Argentina. Ahora conviene comprar eso porque la gente no está dispuesta a pagar más por lo nacional, confirmó el comerciante Juan Carlos Montero, que tiene su puesto de venta en la calle Antonio Gallardo, una zona caracterizada por la comercialización de abarrotes.
Para los gremialistas es más atractivo adquirir los productos que se traen de Brasil y Argentina porque sus precios son más económicos debido a la devaluación de sus monedas.
El quintal (50 kilos) de harina importada Buena Espiga está entre 160 y 170 bolivianos, mientras que la nacional cuesta 230 bolivianos.
Hace medio año el mismo producto importado valía entre 180 y 190 bolivianos.
«La gente no lleva el producto nacional, estamos de pena porque no hay venta y es más barato el argentino, añadió Montero.
La caída en el precio de la harina obligó a que baje el del fideo, que está elaborado con este insumo. La arroba estaba a 80 bolivianos y ahora la venden a 70 y 72 bolivianos.
El valor del arroz importado y el nacional es similar, pero hace dos meses el grano producido en el país estaba entre 20 y 30 bolivianos más caro, sin embargo la devaluación del peso argentino hizo que se incrementara la oferta de la industria en ese país.
En los mercados se puede encontrar ambos, desde 200 a 220 bolivianos el de primera calidad, de 180 y 160 bolivianos el de segunda y tercera, respectivamente. Algunos negocios optaron por abastecerse sólo de alimentos importados porque se requiere una menor inversión.
«El arroz sube y baja. Hace dos meses el de acá estaba más caro, pero ha bajado porque el argentino está llegando barato. Ya no conviene comprar nacional, aseguró una gremialista del mercado Rodríguez.
En los puestos de la calle Antonio Gallardo, sólo se comercializa azúcar nacional de las marcas San Aurelio y Guabirá. Los comerciantes temen abastecerse del producto extranjero porque dudan de su calidad, luego que identificaron algunos quintales con la fecha expirada.
Se vende entre 180 y 190 bolivianos, pero hace tres semanas costaba 220 bolivianos.
«Acá no vendemos mucha azúcar de Brasil. Casi todo ese producto se queda en Santa Cruz y otros departamentos. Creo que transportar hasta acá ya no les conviene, agregó Montero.
En el mercado Rodríguez y en el de Villa Fátima se encuentra el edulcorante de Brasil. Está a 150 y 160 bolivianos.
Los vendedores denunciaron la competencia desleal de Emapa, que vende el quintal de harina a 150 bolivianos. Además, algunas personas se dedican a la venta «ilegal de harina, arroz, azúcar, fideo y otros alimentos importados a precios económicos.
Se impone el comercio de las golosinas chinas
Dulces, chicles, chocolate, gomitas y polvos saborizados son algunas de las golosinas chinas que ganan un espacio de preferencia entre los comerciantes y los niños.
«De todo está llegando de China y eso no es de ahora, es desde hace mucho. Para los dulces no se necesita mucho capital, en cambio las golosinas bolivianas son un poco más caras, dijo la comerciante Inés Estrada de la Asociación del Gran Poder.
Sin embargo, una ama de casa opinó que los ingredientes y la fecha de expiración no son confiables. Las indicaciones en la envoltura están escritas en chino y no tienen registro sanitario.
«No sé si es legal o ilegal la venta de estos productos, pero a mis hijos les gusta mucho. Cada día traen algo distinto, afirmó mientras realizaba sus compras.
Entre las golosinas favoritas de los niños están unas bombillas rellenas de azúcar saborizada y las gomitas con las figuras de animales.
Las importaciones
Ingenios En la campaña de verano se cosecharon 320.000 toneladas de arroz en chala y hay 100.000 toneladas estocadas en los ingenios arroceros. Los arroceros exigen al Gobierno restringir la importación del grano.
Devaluación La depreciación de las monedas locales en Argentina y Brasil causó que las importaciones de alimentos desde esas naciones crezcan en 100%, en especial harina y azúcar, según la Aduana Nacional de Bolivia.
Toneladas En los dos últimos meses ingresaron legalmente 1.000 toneladas de azúcar y un promedio mensual de 500 toneladas por Puerto Suárez.
Punto de vista
Gary Rodríguez
Gerente del IBCE
«Gobierno debe crear políticas
El tema de la competitividad no se la puede delegar únicamente al sector del empresariado, al productivo, exportador o comercial. Debe ser fruto de un trabajo mancomunado con el sector público.
La competitividad es como un avión que no puede volar con sólo un ala. Un ala es el sector empresarial y el otra el gubernamental.
El primero tiene que arriesgarse con inversiones utilizando su inteligencia y creatividad para producir bienes y servicios. El Gobierno tiene que diseñar políticas públicas para que ese actor de desarrollo pueda hacer lo que sabe.
Estas políticas públicas pueden estar enfocadas en disminuir los costos de producción y no incrementarlo, permitir utilizar tecnología de punta, mejorar la logística e infraestructura y darle la libertad suficiente para comercializar sin restricciones a la exportación.
La producción tiene dos destinos: el mercado interno y la exportación, y ambos están enlazados.
Si el productor va a tener problemas en sacar sus productos al mercado externo también va a tener dificultades internas. Eso estamos viendo ahora con el tipo de cambio.
El dólar en Bolivia está tan barato que cada vez se hace más fácil importar un producto que producirlo, de transformarlo, es el caso del trigo. El productor nacional está haciendo un enorme esfuerzo arriesgando en la inversión, en las áreas de siembra y actualmente tenemos una situación en la que hay sobreproducción de grano pero con un precio internacional bajo.
Es más fácil importar la harina que comprar el grano nacional. Aquí es donde deberían entrar las políticas públicas. Si es que el tipo de cambio de Bolivia fuera más alto, no habría esta situación, pero está paralizado desde 2011, mientras que nuestros vecinos hacen depreciaciones y sus productos se están abaratando y lo nacional se está encareciendo.
Fuente: paginasiete.bo