No son los estatutos, es la legitimidad

ROLANDOKRolando Tellería A.*La consulta del domingo o, en otras palabras, los referendos aprobatorios de los Estatutos Autonómicos de los departamentos de La Paz, Chuquisaca, Potosí, Oruro y Cochabamba, no tienen, en el fondo, esa característica esencial, relacionada a un referéndum sobre las autonomías propiamente dichas, sino, más bien, dadas las circunstancias, a una consulta sobre el nivel de legitimidad del que goza en este momento el régimen masista.Desde el oficialismo, utilizando la poderosa estructura y maquinaria electoral que se cuenta a partir del manejo de las instituciones del Estado, se han desplegado intensas campañas por el SÍ. En la otra orilla, desde la oposición, utilizando diversos argumentos –vacíos todos ellos–, se han desarrollado esmirriadas campañas por el NO. En ambas opciones, los argumentos electorales son superfluos y no tocan el tema de fondo: las autonomías genuinas.Los cinco Estatutos Autonómicos de la consulta han sido concebidos, redactados, elaborados y aprobados por las respectivas Asambleas Legislativas Departamentales, todas ellas controladas absolutamente por el oficialismo, sin posibilidades de consensuar, discutir, proponer o impugnar, pues prácticamente fue anulada la participación de importantes sectores de la sociedad civil. De ahí, precisamente, el apelativo de “Estatutos azules”. Claro, tomando en cuenta el “centralismo democrático” vigente en el partido de gobierno, en la redacción de estos estatutos, no se tomaron en cuenta importantes y cruciales temas de orden regional; más bien refuerzan el exacerbado centralismo, propio del sistema presidencialista-caudillista actual.Por su parte, la oposición, carente de visión, propuestas alternativas y proyectos políticos serios, en ninguno de estos departamentos se registró formalmente para participar políticamente de modo activo en esta consulta. Perdida en su laberinto, facilita enormemente los objetivos de la nueva oligarquía azul, allanando su camino. Al no registrarse, renunciaron a la posibilidad democrática de ejercer el debido control de las mesas en los recintos electorales, otorgando piedra libre a la militancia del partido de gobierno.En esas circunstancias, tomando en cuenta además la escasa o nula socialización  de los estatutos en la sociedad civil, la consulta tiene otros matices que están  relacionados más bien con la legitimidad actual del régimen masista. En ese horizonte, entonces, el voto por el SÍ, aglutinará a toda la feligresía azul que vota orgánicamente, incluso con sofisticados mecanismos de coerción, que garantizan el llamado “voto oveja”, sobre todo en las zonas rurales, donde no existe ninguna posibilidad de disenso.Ahora bien, en las ciudades capitales, donde se concentran las clases medias, existe una fuerte tendencia al NO, así como al voto nulo o blanco, por la notable pérdida de legitimidad que soporta el partido de gobierno y la abrupta reducción de su capital político, producto de la soberbia, arrogancia y prepotencia que ridículamente exhiben a diario los gobernantes azules y su militancia, para quienes el poder debe ser eterno, eliminando cualquier posibilidad de alternancia, a contracorriente de las prácticas, usos y costumbres de la tan aclamada democracia comunitaria, donde, por principio filosófico, sabiamente se excluyen las reelecciones.El resultado en las urnas de estos referendos y el comportamiento electoral de la ciudadanía, más allá de la consulta autonómica, reflejará el nivel de legitimidad con que cuenta el régimen actual. Podría constituirse, entonces, en una suerte de termómetro para la próxima consulta modificatoria de la Constitución Política del Estado, que planteará dos reelecciones consecutivas.*Profesor de la carrera de Ciencia Política de la Universidad Mayor de San SimónLos Tiempos – Cochabamba