Capitalistas afuera, anticapitalistas adentro

CARDENASVíctor Hugo CárdenasEl reciente viaje del Gobierno a una reunión con inversores internacionales en el afamado hotel Four Seasons significa ansiedad por la inversión externa pero también la capitulación política del proyecto socialista comunitario.Es deseable la llegada de inversiones extranjeras, a pesar de la contracción de inversiones en nuestra región y aunque sea para incrementar el extractivismo institucionalizado y justificado con citas de Lenin. Los héroes de la ‘nacionalización’ tardaron 10 años nomás, no 60 como en otros países, para caer en cuenta de la inviabilidad del experimento estatista y socialista. Arrojaron al mar Caribe su furia anticapitalista aunque dentro del país seguirán con su discurso revolucionario.Diez años de discurso anticapitalista y antiimperialista se desmoronaron de bruces sobre las alfombras tendidas por el Financial Times. Alguien dijo: los salones de las empresas transnacionales están alfombradas con las pieles de los tigres y leones rebeldes.¿Tanta era la desesperación por capitales frescos que se arriesgaron a exponer al presidente boliviano a una visita privada y a una alocución desordenada y desmotivada? ¿No era suficiente quemar a uno o dos ministros del área económica o incluso a uno de los ideólogos de la ‘economía boliviana blindada’? ¿Han calculado los efectos negativos sobre la imagen internacional de Bolivia, después del éxito jurídico y político del fallo de la Corte Internacional de Justicia de La Haya? Al parecer, la debilidad y el riesgo están en casa por la forma cómo Bolivia se presentó ante los inversionistas.El presidente predicaba seguridad jurídica mientras, por ejemplo, en Coripata, en los yungas de La Paz, un grupo avasallaba una mina de oro. Otro abuso más en el rosario de cientos de avasallamientos aún no resueltos.Al parecer, de forma ilusa, se cree en la tranquilidad de los inversionistas con las promesas de respeto a la propiedad privada o la supuesta seguridad jurídica mientras la Constitución Política del Estado mantiene, entre otros, los artículos de la resolución unilateral de contratos, el desconocimiento del arbitraje internacional y la subordinación de los órganos Legislativo, Judicial y Electoral a los vaivenes del Ejecutivo.Quienes afuera proclaman seguridad jurídica, adentro del país, a coro, afirman el fracaso rotundo de la reforma judicial. Justifican el autoritarismo del Gobierno mientras, por su parte, el propio Financial Times niega la convicción democrática de nuestro presidente. Chaparina y Takovo Mora no fueron hechos accidentales.Nadie se interesó en el cambio de los artículos constitucionales sobre inseguridad jurídica. Prefirieron reformar el artículo 168, es decir, la reelección, no la seguridad jurídica para los inversionistas ni para la ciudadanía boliviana.Entonces, ¿el evento del Four Seasons realmente intentaba seducir a inversionistas o simplemente era un truco electoral para aparentar una imagen internacional diferente o era para saber si los empresarios del mundo aman a nuestro país y a nuestro presidente? En temas de política pública, por lo general, los estadistas hacen los mayores esfuerzos para no jugar con los destinos nacionales ni con la imagen del país.La seriedad y la institucionalidad, no la frivolidad ni el pantallazo televisivo, deberían guiar las acciones y las palabras de los gobernantes. De lo contrario, sólo se incrementarán más cueros en los pisos de las empresas internacionalesEl Deber – Santa Cruz