Entrevistas “tongo”

CAJIASLupe CajíasMientras el mundo debate sobre los alcances éticos, profesionales y estruendosos de la entrevista del destacado actor al notorio prófugo –con la ayuda de la bella artista–, los bolivianos deberíamos estar preocupados por la deformación de ese género periodístico en el país, sobre todo en las grandes cadenas televisivas.El primer síntoma del cambio de dueño de un periódico local al control oficial fue justamente una entrevista al vicepresidente Álvaro García Linera en varias páginas dominicales y sin disimular el culto y admiración de la periodista a la autoridad.La entrevista es uno de los géneros más difíciles del periodismo, del periodismo serio debo aclarar. Existen diferentes herramientas objetivas y subjetivas, entre las cuales sobresale la de preparar el contenido de la charla con un amplio contexto o back ground para que el entrevistador haga preguntas inteligentes y útiles, además de estar listo para la contra pregunta.Los entrevistadores suelen ser las estrellas del medio, sobre todo en la TV; casi siempre son personas con una amplia cultura para poder combinar asuntos universales con detalles propios de la trayectoria del entrevistado. Hay muchos nombres emblemáticos; seguramente el de Oriana Fallaci es el más clásico.Entre las herramientas subjetivas están las pautas básicas del entrevistador para conseguir la información que desea, desde preparar su propia personalidad y elocuencia, la actitud, hasta mantener suficiente distancia con el invitado. Aspecto siempre muy debatido; la propia Fallaci se enamoró de su entrevistado, un héroe griego.Acá, conductores de programas conseguidos por influencias políticas, poco entrenados en las normas periodísticas, se dedican a entrevistar a los primeros mandatarios o a altas autoridades, en charlas que sólo son un “tongo”. Facilitan media hora o más para que sus conmilitantes tengan espacios de propaganda en horarios de Triple A, últimamente con el agravante de enlazar con el canal estatal.En este mes, antes del encendido oficial de la campaña electoral, contemplamos (hasta donde se podía aguantar) entrevistas “tongo” en diferentes canales. Salvo algún caso, las preguntas eran lights, a gusto del cliente, sin rebatir los varios datos equivocados o las medias verdades expresadas por los jefes de campaña del “Sí”.Lamentable episodio para la historia del periodismo boliviano. Alguna vez hubo los excesos de la entrevista interrogatorio (también en este extremo a cargo de personas no periodistas), pero nunca antes del MAS vimos lo que ahora vemos.Los Tiempos – Cochabamba