Certificación ISO, un interés pobre en Bolivia

De las más de 273.000 empresas en el país, solo 180 cuentan con una certificación de gestión de calidad o sello de calidad.

De un tiempo a esta parte la competencia dentro el sector empresarial ha obligado a muchas a sujetarse a diferentes estándares internacionales para poder marcar una diferencia respecto a sus rivales y tener más ventaja en el mercado. Una de las formas que coadyuva a este propósito es la adquisición de un sistema ISO, el cual demuestra y garantiza la competitividad en sus tareas y el logro de resultados que se busca. En efecto, la Organización Internacional de Normalización (ISO) es una organización, con sede en Ginebra-Suiza, para la creación de estándares internacionales compuesto por diversas organizaciones nacionales de estandarización. Ibnorca es la institución que la representa en Bolivia, esta otorga certificaciones con validez internacional, al mismo se encarga de capacitar e informar sobre esta temática.

El interés de las empresas nacionales por contar con las Certificaciones de Sistema de Gestión Calidad y Sello de Calidad crece lentamente, puesto que el 2015 el registro del Instituto Boliviano de Normalización y Calidad (Ibnorca) cerró con 180 empresas certificadas, registrando un crecimiento del 12% en comparación al 2014, periodo en el que existían 158 entidades con este título.



De acuerdo a Erika Rodríguez, directora regional de dicha institución en Santa Cruz-Tarija, durante los últimos años las empresas han ido mostrando interés por contar con alguna de las dos certificaciones que esta entidad nacional extiende en el país. Para ella el porcentaje de crecimiento (12%) es un buen parámetro y espera que en esta gestión más entidades inicien sus solicitudes.

En cuanto a la forma de distribución de las 180 empresas certificadas a nivel nacional, la ejecutiva agrega que el 58% están en Santa Cruz, 20% en La Paz, 12% en Cochabamba y el 10% se divide en los seis restantes departamentos del país. Estas cifras y porcentajes difieren en cuanto a la proporción de cantidad de empresas existentes en cada región. Por ejemplo, según Fundempresa, La Paz es el departamento donde existe mayor número de empresas, seguido de Santa Cruz: 85.034 y 48.417 empresas respectivamente (datos hasta enero 2016); sin embargo, el crecimiento se refleja más en Santa Cruz (7%), en relación a enero 2015 y enero del presente año, en comparación con La Paz (5%).

A nivel nacional, hasta enero se registraron 273.299 empresas, según Fundempresa. Si contrastamos este dato con la cantidad de certificaciones (180) la diferencia es abismal. Ante esta situación Rodríguez aclara que se debe a que del total de empresas registradas en Fundempresa, más del 80% son entidades unipersonales que han iniciado un emprendimiento y que aún están en proceso de consolidación en el mercado nacional. Con preocupación manifiesta: «Aun las pequeñas y medianas empresas (PyMES) no buscan obtener una certificación, aunque lo idóneo sería que estudien a mediano plazo llegar a iniciar sus trámites, porque el contar con este respaldo, significará que sus productos son de calidad y que su empresa o factoría es competitiva dentro del mercado, características que muchos compradores valoran al momento de adquirir productos».

Según datos de Ibnorca la pirámide de certificaciones está encabezada por las empresas del sector petrolero y sus proveedores con un 38%, seguido de la construcción con aproximadamente un 25%, alimentos 20% y el restante 17% son empresas de otros rubros.

El proceso para que una empresa obtenga algunas de las doce ISO que están aglutinadas respectivamente en las dos modalidades de certificación, dura alrededor de tres años, debido a que conlleva varias etapas. “Si nos referimos a la certificación de Sistemas de Gestión de Calidad, en los primero dos años tenemos la etapa de evaluación de la documentación que la empresa emite a IBNORCA, una etapa que conlleva a la auditoría ‘in situ’ donde la empresa debe cumplir los requisitos establecidos en la norma que va a certificar, para luego emitir a la entidad solicitante la certificación aprobada a través de un comité; por último, en el tercer año se hace un seguimiento para la recertificación de la empresa”. Aclara Rodríguez.

La tenencia o no de una ISO, sin lugar a dudas influye en el desenvolvimiento de la empresa dentro el mercado, incluso en un alto porcentaje, tal como lo confirma Wilfredo Rojo, presidente de Cadex: “La certificación de calidad puede incidir en ventajas medibles; el incremento de sus ventas, en algunos casos hasta el 60%, la estandarización de sus procesos que le permiten abrir otros mercados y, sobre todo, mejorar los intangibles, como el prestigio de la compañía frente a sus clientes, proveedores e incluso la competencia”. En vista de esto hace notar que los sistemas de calidad producen costos que la empresa debe considerarlos, porque el tenerlos puede significarles un motivo de exclusión en mercados exigentes como el europeo.

Revista: Urubó Live