Incapaces sin discapacidad

joseluisbolivarJosé Luis Bolívar AparicioUna de las peores desgracias que le puede suceder a cualquier ser humano, es que al llegar a la tercera edad, le aquejen las enfermedades típicas de esta etapa, y no tenga en su familia el amor, soporte y tolerancia para atravesar sus dolencias con el menor sufrimiento posible.El Alzheimer es una enfermedad terrible, que desgraciadamente lo aleja a uno de la realidad y que sólo tiende a empeorar, se necesita de un grupo familiar realmente abnegado y paciente para tolerar a una persona sobre la que hay que poner tanta atención como la merecida por un bebé.Sin embargo, la persona que ve su memoria inmediata afectada por esta patología al ir perdiendo sus facultades mentales tampoco puede ir reflexionando sobre lo que le acontece, en cambio, le sucede todo lo contrario a quien sufre de Parkinson por ejemplo, una dolencia que destroza la conexión del cerebro con los músculos y la capacidad para ordenarles hacer determinada acción, mas, no afecta su conciencia plena.Permítame contarle una breve historia. Una familia estaba compuesta por mamá, papá, un niño de 7 años, un bebé de meses y un abuelo de avanzada edad. Se reunían todos los días a comer y compartir, pero en los últimos tiempos el anciano afectado por el Parkinson se había convertido en un verdadero bochorno, sobre todo a la hora de comer. Ya no podía sostener los cubiertos, estos se le caían de las manos por lo general con comida y lo propio le pasaba con el plato, que muchas veces terminaba en el suelo ensuciando todo.Pero lo que provocaba más problemas era el asco que generaba el verle comer, casi incapaz de cerrar debidamente la boca, daba muy mal aspecto cuando ingería alimentos delante de todos. Ante los lamentos de la madre y las broncas del padre decidieron medidas drásticas. Ubicaron una mesa pequeña en un rincón de espaldas a todos, donde le pusieron cubiertos de plástico amarrados a la mesita y un plato de madera para que se alimente, de manera que si cayese, no se fuera a romper.Una lágrima vio el niño caer en la mejilla de su abuelo sin darse cuenta de la razón. El anciano resignado a obedecer y no incomodar veía su naturaleza humillada y discriminada por culpa sobre todo de su edad y no así de su voluntad.Un día el padre encontró al niño sentado en el piso jugando con un gran pedazo de madera. Curioso preguntó por la actividad y su hijo le dijo que estaba fabricando los platos de él y su mamá para cuando se pusieran viejos y no los quiera ver comer.La percepción de la realidad de los infantes es muy diferente a la nuestra, ven mucho más allá de lo que nuestros sentidos nos permiten. Debemos ser reflexivos, ciudadanos y gobernantes hacer lo posible por mostrarles realidades que contengan más valores humanos y morales de los que en este momento les estamos enseñando, sobre todo con acciones irreflexivas respecto a gente con capacidades diferentes o limitadas. Ya son más de 100 días los que las personas con discapacidad vienen reclamando al Estado que escuche su clamor por una renta que les haga sentir que al ser parte de un país en crecimiento constante pueden gozar también de esa bonanza. Una renta que les pueda hacer prever de alguna forma un tratamiento o un sustento que les evite el tener que salir a la calle a rogar por la piedad del transeúnte que les arroje una miseria o que como sucede muchas veces, los mire con desprecio o indiferencia al pasar.No sólo se ha visto un corazón duro como la piedra, puesto que al cerrarse detrás de las rejas ensambladas alrededor del palacio, la estrategia del avestruz no ha servido para evitar los roces con la policía; cuando estos ocurrieron, la brutalidad del fuerte contra el débil azoraron los ojos del más indiferente. Pero de soluciones nada, por lo menos no de las requeridas, los acuerdos con los discapacitados del lado conveniente no fueron remedio y el problema si bien ha perdido la solidaridad de la gente (hasta las penas cansan dirá alguno), los protestantes no se han rendido y eso que han doblado el brazo y rebajaron las sumas aspiradas, pero ni así pudieron obtener una respuesta positiva de quienes llevan el timón de la nación.Lo último acontecido, cuando una chiquilla opacada por efecto del alcohol se cruzó con los protestantes en su camino, cegando la vida de un discapacitado y una madre que velaba por su hija que ahora suma a su pena la orfandad, nos ha vuelto a abrir los ojos y recordar lo que sucede con este grupo en desventaja, pero ni eso ha sacudido a los gobernantes. Peor aún, la Ministra de Comunicación echó la culpa del accidente a la intransigencia de los protestantes, sin que se le mueva un solo pelo cubierto por el desagradable sombrero que poco hace por adornar su osca faz.Por esas cosas raras que tienen las vicisitudes de la vida, a poco menos de 1 kilómetro de donde tuvo lugar el accidente, reposaba de su reciente operación el Presidente de los bolivianos, lógicamente ninguno de los hechos guarda relación, sin embargo el dignatario va a estar por lo menos 3 semanas inmovilizado y con muletas y casi un año sin poder hacer una de las actividades que más le agradan, jugar al fútbol o patear la pelota que es lo que creo realmente hace.Mucha gente alrededor de su excelencia va a hacer hasta lo imposible para que no sienta las limitantes que representa el estar inmovilizado y depender de apoyos para no perder el equilibrio y caer. Aun así, los que alguna vez tuvimos que soportar y maldecir el uso de un yeso y no contar con la disposición de uno de los miembros, sabemos que tarde o temprano valoramos realmente lo importante y valioso que es estar completo y con todas nuestras facultades a plenitud. No nos cansamos de agradecer al Creador por habernos dado todo en la cantidad debida, aunque claro, es justamente cuando gozamos de todas esas ventajas cuando menos nos acordamos de reconocer a Dios y más abusamos de nuestra salud y sus componentes.Deseo de corazón que las próximas semanas y meses en los que va a tener que estar limitado, ayuden al líder del Estado a reflexionar, no se puede eternamente mirar al resto de sus congéneres por encima del hombro y mucho menos creerse o sentirse infalible y peor aún inmortal. No se puede despreciar a un grupo de gente que tiene todo tipo de problemas, muchos desde su alumbramiento, muchos a causa de irresponsables como la muchacha del accidente o por mil razones diversas pero que no le interesan realmente al gobierno. Y todo ello, por la única razón de que en conjunto, no significan un grupo importante para alguna elección. Créame amigo lector que si los discapacitados se equipararan en votos por ejemplo a los cooperativistas, sería el gobierno el que tocaría sus puertas para ofrecerles no solo un bono sino dádivas que en este momento ni se nos cruzan por la mente.Tengan la gentileza señores del gobierno de asumir su condición humana por un momento y recuerden que si hoy le sirven al pueblo en un plato de madera, hay también un pueblo que luego les puede servir en el mismo plato a ustedes. Asistan como se debe al necesitado.(*) Es paceño, stronguista y liberal