Sean Young: la estrella más conflictiva de Hollywood

sean youngSe llama Sean Young, nació en Kentucky en 1959 y en su mejor época la comparaban con Grace Kelly, Ava Gadner o Kay Kendall, un reducto irredento del glamour del viejo Hollywood que renacía en la atropellada y testosterónica industria de los ochenta. Pero su mejor época pasó demasiado pronto.

Y es que hasta su éxito fue atípico. Formada en ballet clásico, clave en su elegancia irreal, como si acabase de brotar de una caja de música olvidada, llegó al cine de la mano de James Ivory en un pequeño papel en Jane Austen en Manhattan y en dos años estaba interpretando uno de los papeles más icónicos de la historia del cine, la replicante Rachel de Blade Runner.Una película que a pesar de su relevancia actual no tuvo en su momento una recepción excesivamente calurosa ni de público ni de crítica. Era junio de 1982 y todos los ojos del mundo estaban fijos en la piel rugosa y grisácea de un tal E.T.

Tampoco tuvo una recepción notable la esperadísima Dune. La adaptación de la novela de Frank Herbert estaba firmada por una de las grandes promesas del nuevo cine de los 80, un jovencísimo David Lynch, y producida por el todopoderoso Dino de Laurentiis. La cinta parecía destinada a ser uno de los grandes éxitos de la década, pero la complejidad de la trama que fue simplificada por los productores en aras de la comercialidad y en contra del deseo de Lynch, acabó generando un producto tan extraño que sólo el tiempo ha acabado situando como una obra de culto en la que la elegancia y el magnetismo de Young fueron lo único indiscutible.A mediados de los ochenta Young ya sonaba como una estrella, pero la debacle esperaba a la vuelta de la esquina. En 1988, en el mejor momento de su carrera tras haber protagonizado No hay salida junto a Kevin Costner, participó en la olvidable Impulso sensual junto a James Woods, otra estrella que acumulaba tantos adeptos a su talento como detractores de sus formas. Y aunque la película ha pasado sin pena ni gloria, su intrahistoria ha hecho las delicias de todos los amantes del cotilleo cinematográfico.



NO TUVO MEJOR OCURRENCIA QUE PRESENTARSE EN LA WARNER DISFRAZADA DE MUJER GATO. NO PARECE MALA IDEA QUE UNA DE LAS MUJERES MÁS ATRACTIVAS DEL HOLLYWOOD DE LOS OCHENTA SE ENVUELVA EN UN MONO DE LATEX PARA PASEARSE POR BURBANK, PERO LA IMAGEN NO DEBE SER TAN EVOCADORA CUANDO, SEGÚN CUENTAN, TIM BURTON SE ESCONDIÓ AL VERLA.

Lo que podría haber sido el típico romance entre dos actores que concluye con un desmentido de los publicistas y un poco de promoción gratuita terminó con James Woods y su por entonces esposa Sarah Owen denunciando a la actriz en un juzgado. La acusaban de enviarles muñecas de vudú ensangrentadas y decapitadas, fotos de cadáveres y animales mutilados, destruir las flores de su jardín y, esto no está claro que apareciese en la denuncia, pegarle a Woods el pene a la pierna con pegamento instantáneo. Sean era creativa como actriz y como amante vengativa.Woods y Owen solicitaron dos millones de dólares en compensación por los daños morales que el comportamiento de Young les había causado, pero finalmente el acuerdo económico llegó antes que unjuicio que sin duda habría sido uno de los más mediáticos de la década.Que la historia coincidiese en el tiempo con el boom de Atracción fatal provocó que en la imaginación colectiva ambas historias se amalgamasen de tal manera que muchos creyeron que la película de Lyne estaba inspirada en Young, pero lo cierto es que, a pesar de lo jugoso que es atribuir una cara conocida al origen de la inolvidable Alex Forest, el guión de James Dearden es anterior. El guionista y la actriz coincidieron años después, él la dirigió en el noir Bésame antes de morir, donde le confesó que le habría gustado que ella interpretara el papel que acabó encarnando Glenn Close.Tras el escándalo que supuso Impulso sensual y su breve paso por la oscarizada Wall Street, Young esperaba que su siguiente gran proyecto provocase que el público olvidara sus asuntos extracinematográficos.El de Vicky Vale en Batman iba a ser su gran papel, pero una inoportuna caída de caballo la apartó del rodaje y dejó el personaje en manos de Kim Basinger. Según ella lo que pasó fue que no quisieron esperarla porque al productor “Kim Basinger le proporcionaba una erección”, ahí haciendo amigos, y para demostrar su falta de acritud con la saga volvió a presentar su candidatura para Batman vuelve, en este caso en el papel de Catwoman.Y para ello no tuvo mejor ocurrencia que presentarse en la Warner disfrazada de mujer gato. No parece mala idea que una de las mujeres más atractivas del Hollywood de los ochenta se envuelva en un mono de latex para pasearse por Burbank, pero la imagen no debe ser tan evocadora cuando, según cuentan, Tim Burton se escondió al verla. Repetimos, Tim Burton se escondió. El hombre que ha pasado tres lustros con Helena Bonham-Carter, la reina de los «arg», el hombre al que podríamos confundir con el doble de luces de Eduardo Manostijeras, se horrorizó ante la visión de Sean Young disfrazada de Catwoman. Incomprensible. Y para que al mundo le quedase constancia de lo bien que le sentaba el negro no tuvo reparos en presentarse ataviada de tal guisa en el show de Joan Rivers. Y la verdad es que, que los fans de Michelle Pfeiffer no se enfaden, resultaba bastante adecuada para el papel. Después de todo representa a una mujer que cruza la ciudad disfrazada y maullando, sin duda algo más propio de nuestra querida Sean que de la sosísima Michelle.Las extravagancias y las desavenencias de Young con compañeros de rodaje no se limitaron a las atracciones fatales. A Harold Becker, director deImpulso sensual, le envió mechones de su pelo tras una discusión sobre la longitud de su cabello, sus peleas con Oliver Stone durante el rodaje deWall Street alcanzaban un nivel de decibelios más contundente que la avaricia de Gordon Gekko, Charlie Sheen le colgó un cartel a la espalda con la frase “Soy la mayor zorra del mundo”  con el que se paseó durante horas ante la complicidad silenciosa del resto del equipo. El que iba a ser un papel relevante dentro de la película quedó reducido al mínimo a causa de sus desavenencias con Stone, su presencia en Delitos y faltas de Woody Allen desapareció en la sala de montaje y Warren Beatty la despidió de Dick Tracy, lo cual, viendo la escasa importancia del film, fue casi un favor. Y durante una entrevista promocional lanzó el relleno de su sujetador por los aires ante el desconcierto de los periodistas. Sean tenía para todos.

Y a la lista de películas de las que fue casi aniquilada hay que sumar su escaso ojo a la hora de elegir proyectos. Dijo no a El piano y Casino. Sí, dos de los papeles más relevantes de los noventa pudieron contar con su presencia que sin embargo sí nos regaló en Ace Ventura o la risible versión femenina de Doctor Jeckyll y Mr. Hyde. La actriz que parecía destinada a la relevancia acabó cosechando cuatro nominaciones a los Razzie.

El carácter de Young no parece haberse amilanando con los años. En 2006 intentó colarse en la fiesta post Oscar de Vanity Fair y en 2009 se emborrachó durante la entrega de premios del Sindicato de Directores y abroncó a Julian Schnabel mientras este agradecía su nominación porLa escafandra y la mariposa.

En 2011 participó en el reality sobre rehabilitación Celebrity Rehab with Dr. Drew en el que compartió casa con celebridades de la lista B como el padre de Lindsay Lohan o Jeremy Jackson, el hijo de Mitch Buchannon en Los vigilantes de la playa, pero parece que no tuvo mucho éxito ya que en 2012 fue arrestada tras intentar colarse nuevamente en la fiesta de Vanity Fair. Está claro que es su evento favorito del año.

A pesar de su vida ligeramente errática ha sido activa en el cine y no ha dejado de participar en pequeños proyectos tanto en la gran pantalla como en televisión. Y últimamente su nombre ha sonado con motivo de la segunda parte de Blade Runner que, como se sabe, no contará con su presencia,lo que no se ha tomado demasiado bien. Más bien nada bien: ha exhortado a sus fans a boicotear su estreno.Y como es una mujer de ideas fijas y no esquiva una polémica, como Homer Simpson no esquivaría un lago de Duff, no tiene problemas en utilizar sus redes sociales para mostrar su entusiasmo por Donald Trump, renegar de las vacunas o apoyar cuanta teoría conspiranoíca se cruce en su muro, ya sean las estelas químicas o el verdadero origen del atentado de Orlando. Y, por supuesto, también sigue considerando que es la actriz idónea para interpretar a Catwoman. Y no debería parecernos tan alocado teniendo en cuenta que hay quien planteó seriamente a Clint Eastwood para el crepuscular Batman de El regreso de el Caballero Oscuro. Imaginen la pareja. Sin duda habría algo de justicia poética en su estreno en la saga treinta años después y, productores de Hollywood, pocas actrices les darían tantos buenos titulares. Piénsenlo.Fuente: www.revistavanityfair.es