La terminología de Werner Sombart (capitalismo temprano, maduro y tardío) podría aplicarse con mayor justicia al evismo, correspondiendo la tercera etapa al momento actual: una época de irreversible declive tendiente a la descomposición final.Era en la cual se multiplican las controversias internas, como las que proliferan a días de la renovación del gabinete ministerial, espacio crítico para la distribución del capital administrativo del Estado.Es sintomático que el canal 7, siempre atento a cubrir las apariencias del régimen, se haya hecho eco de las pugnas entre dos de los ministros claves -Quintana y Choquehuanca- en torno al control de la cartera del Agua.A este pleito habría que sumar otro entre el vicepresidente García Linera y Carlos Romero, para la colocación de uno de sus alfiles en la cartera de Comunicación (¿adiós a la Ministra del Sombrero?).En cualquier caso, el tardo-evismo será un escenario para tres fenómenos simultáneos: conflictos endógenos, estrategias de perpetuación “a como dé lugar” de parte de los recalcitrantes y tentativas de negociación de salida por el lado de los moderados o termidorianos…[email protected]