El ritmo laboral de Evo afecta la salud de algunos de sus ministros

Luis Arce Catacora es el último caso. Ya dejaron sus cargos por atender su salud Óscar Coca, Iván Canelas y Amanda Dávila. Ahora hay ministros que tienen afeccionesEl ministro de Economía hace una semana salió acompañado por el presidente para informar sobre su alejamiento del gabinete por razones de saludEvo Morales ingresa casi todos los días a Palacio Quemado a las 5:00. Una hora antes ya están varios funcionarios en la sede presidencial esperando al mandatario, entre ellos, ministros, secretarias y su jefa de gabinete. El mandatario recorre el día entre reuniones y actos públicos y ya caída la media noche se va a dormir. Ese ritmo laboral afectó la salud de su círculo de allegados y varios ya pasaron por el chequeo de un médico.El último caso es el de Luis Arce Catacora, ministro de Economía, que solicitó licencia para someterse a un riguroso proceso clínico en San Pablo, Brasil.Antes pasaron por ese episodio Óscar Coca, que era ministro de la Presidencia; e Iván Canelas, Marianela Paco y Amanda Dávila, de la cartera de Comunicación. Otros se tomaron un tiempo mientras cumplían funciones, como Carlos Romero, ministro de Gobierno; René Martínez, de la Presidencia, y Roberto Aguilar, ministro de Educación.Martínez se ríe al consultarle si es difícil igualar el ritmo de Morales. “Es imposible”, dijo. “Pregunta a todos y todas las ministras, incluyendo a mí, que tuvimos que recibir atenciones de salud porque esas jornadas son muy duras y con buenos resultados”, detalla el titular de la Presidencia.Reymi Ferreira, que dirige la cartera de Defensa, cree que la presión laboral que exige Morales provoca las afecciones de salud. “Los problemas de salud también surgen por la tensión que existe por ejercer el trabajo desde un ministerio y con las exigencias del presidente, por la oposición ineficiente y por la prensa”, señala.Esfuerzo y logrosEl ministro de Justicia, Héctor Arce, cuantifica las horas de trabajo al día. Dice que son 18. “Creo que trabajar unas 18 horas al día, como es el ritmo habitual del presidente, debe tener alguna influencia sobre nuestra salud, pero lo importante es que con ese trabajo y ese esfuerzo se construyen muchas cosas”, señaló.Un caso vigente es el de Roberto Aguilar, que sufre de una afección, pero sigue su ritmo laboral. “El ritmo del presidente es intenso, eso genera impacto en la salud”, recalcó. Mientras todos caen en un gabinete médico, incluso el mismo Evo, el vicepresidente Álvaro García no presenta dolencias.EL DEBER / Iván Paredes