Boliviana quemada con ácido requiere dos cirugías y busca apoyo en Argentina

“Sí, mejor que en Bolivia. En ahí no me han querido atender, la doctora me ha dicho ‘no hay solución para vos’, a mis hijos nomás me lo ha hecho llorar. El Señor me ha dado así, pero yo estoy con fe en Dios”, fueron las palabras de Sara Mamani, que fue quemada con ácido (en el rostro, cuello, tórax y brazo) por su expareja, en agosto de 2015, y en diciembre de ese mismo año migró a Argentina para atender su salud, porque en Cochabamba no pudo recuperarse ni recibió ayuda.

Nicanor H., su expareja, le causó ese daño porque la mujer no quiso vivir con él. Pero el agresor jamás corrió con los gastos de su curación.



La mujer, cuando se fue a Argentina, tenía fuertes dolores y no podía levantar la cabeza. En el país vecino le hicieron una cirugía y ella ha tenido mejoras, pero todavía debe realizarse dos operaciones más. “Gracias a Dios, han hecho parar las doctores (mi cara), ya estoy recta, pero falta todavía algunas cosas, eso quisiera que me ayuden”, dijo en un contacto telefónico con Los Tiempos.

Sara tiene a dos hermanos y a una hija en Argentina, quienes la motivaron a viajar a ese país y la ayudan en lo que pueden. Pero no todo ha sido fácil para ella, porque tuvo que visitar varios hospitales y pedir donativos en la calle. “Yo no trabajo, no veo bien, mi brazo está dolido, mi cara también, no puedo hacer nada. Tenía que salirme a la calle a pedir, me han ayudado un poquito, pero yo tenía que pagar al médico. Mi papá tenía que enviarme mil dólares, pero no me envió. Hay una señora que me ha ayudado, le ha dado dinero a mi hija”, contó

La mujer lleva más de dos años en Argentina. Ha recibido ayuda de algunas personas, pero gestionar las cirugías tampoco ha sido fácil. “Para una operación, caminé un año y medio”, pero, a pesar de las dificultades, ella admite que ha tenido mejoras en el país vecino. “Sí, mejor que Bolivia. En ahí no me han querido atender, no me han querido bañar, tenía que bañarme cada rato, por eso será mi ojo se ha hecho así, poco a poco se está quemando”.

Explicó que su atención en hospitales de Argentina se dilató porque no llegó con un certificado médico. “‘Con una papeleta te hubiéremos internado, así no hubieras caminado’, me han dicho los doctores, pero la doctorita (en Cochabamba) no me ha querido dar, así nomás me he venido”, indicó.

Sara también rechaza el contacto con los medios de comunicación, por temor a las reprimendas de sus hijos y de su médico en Argentina, quienes también reprocharon el hecho de que haya pedido dinero en las calles de Buenos Aires. “Mis hijos se van a enojar, el doctor me ha retado”.

Indicó que en nuestro país requiere ayuda para sacar su carnet de discapacidad.

Ella dejó en su casa de Quillacollo a su hija de 23 y su hijo varón de 12 años solos en Bolivia, y llora cuando habla de ellos porque asegura que ni su padre se acuerda de ellos. “Nadie me los está mirando, ‘me está haciendo renegar, mami’, me dice mi hija. Me preocupo nomás y nadie me está ayudando”.

El daño causado por el ácido a su cuerpo no sólo ha deteriorado su salud, sino también la ha dañado emocionalmente porque la mujer sufrió depresión desde que sucedió el incidente. “El tiempo está perdido, no estoy trabajando nada, no tengo nada yo, no sé qué hacer”.

 

MUJERES DE FUEGO HARÁ SEGUIMIENTO

La organización Mujeres de Fuego lamentó la situación de Sara Mamani y tratarán de ayudarla.

“Estoy consternada, quisiera saber más datos. Cuándo pasó, dónde está el agresor, y podríamos ponernos en campaña para ayudar a la señora. Quiero saber si se hizo algún tipo de acción para hacer justicia. Hablaré para hacer campaña”, dijo Ángela Nogales, miembro de Mujeres de Fuego.

La organización ayuda a mujeres víctimas de violencia.

 

EN 2015, TRES MUJERES FUERON ATACADAS CON ÁCIDO

En 2015, el hospital Viedma atendió a tres mujeres quemadas con ácido por sus parejas.

La primera víctima fue la pareja de un taxista que le echó ácido en el rostro.

La segunda fue Elizabeth Cayo (18) y la tercera, Sara Mamani (45).

De la primera víctima no se tienen datos. De Elizabeth Cayo se sabe que fue atacada en Uyuni y se desconoce su estado de salud actual. En 2015 se le había realizado un primer injerto con éxito y debía realizarse dos intervenciones más.

En cambio, Sara Mamani fue atacada en agosto en Colcapirhua. En septiembre de ese año, estaba en su casa y no se había sometido a ninguna cirugía y está imposibilitada de mover su cuello por la cicatrización de sus heridas luego de ser quemada con ácido y debido a la falta de atención médica oportuna.

Según el reporte de médicos del hospital Viedma, en ese entonces, ambas debían atravesar por un largo proceso para recuperar la motricidad del cuello y rostro por la gravedad de sus quemaduras que alcanzan el tercer grado.

En esa época, la cirujana plástica del hospital Viedma y médico tratante, Milady Vargas, explicó que lo primordial era que ambas recuperaran la movilidad del cuello.

El agresor de Sara, Nicanor H., fue enviado con detención preventiva a la cárcel de El Abra en 2015.

Sara se dedicaba a la venta de papa para mantener a sus cuatro hijos.

La víctima aseguró que su agresor le echo ácido porque ella terminó la relación y rechazó ir a vivir con él.

Fuente: lostiempos.com