Las redes sociales y el basurero municipal

Hernán Cabrera M.PeriodistaLa libre expresión y el rol ciudadano de ejercer sus derechos de la expresión y la participación encuentra en las redes sociales su espacio, su opción para no dejar tranquilos al poder o a los que están en función pública.El Siglo XXI es el siglo de la gente, de los hombres y mujeres que han decidido dejar huellas y marcar pautas en el comportamiento de las autoridades del Estado, sean en los niveles que sean. Y para ello vienen haciendo uso responsable de su libertad de expresión, la cual se canaliza en las poderosas e influyentes redes sociales, que sin duda, son aliados indisolubles en las relaciones entre el ciudadano y el poder que se ejerce desde el Estado, y acà hablamos desde el Presidente, vicepresidente, parlamentarios, asambleístas, concejales, alcaldes, policías, militares, jueces, fiscales, funcionarios públicos. Todos ellos y ellas son sujetos que deben ser auditados de forma permanente.Esto se da en el contexto actual en que la mayoría de los medios de comunicación se encuentran en serias encrucijadas que han sido alimentadas desde las cùpulas del poder político, ya sea a través de procesos judiciales, agresiones verbales, la contrapropaganda reflejada en el llamado ”Cartel de la mentira”, en las onerosas campañas publicitarias que al final condicionan el accionar del periodismo.Frente a ello, es que los ciudadanos, principalmente hacen uso de forma directa de estas redes sociales, las cuales ya es denominador común que casi todas las autoridades electas usen y tengan sus propios espacios en estas redes.En Santa Cruz esa fuerza e influencia de las redes sociales se hizo notar ante, precisamente, de la mano de algunos ciudadanos que en su rol responsable de fiscalizar al poder y exigir un gobierno municipal con rostro humano destaparon el basurero municipal de la corrupción. Es asì que lo que no hicieron el Concejo Municipal, órgano que está mandado a fiscalizar al Ejecutivo; el Mecanismo de Control Social, que por ley debe evitar actos de corrupción; las federaciones de juntas vecinales, que han sido coaptadas por el Municipio; la Fiscalía, que mira para otro lado, lo hicieron activistas ciudadanos que están preocupados por el rumbo y la gestión del actual gobierno municipal de Santa Cruz de la Sierra, que se puede dar el lujo de gastar más de un millón de dólares por día.Y ¿què hicieron estos ciudadanos? Hacer uso responsable de las redes sociales para expresar su malestar por los hechos de corrupción en este municipio y denunciar a la vez contratos jugosos ilegales de una de servicios que le ofrecían al Gobierno Municipal, al extremo que se daban el lujo de gastar por cada sesión del concejo municipal màs de Bs 40.000, claro con manjares exquisitos, refrescos, jugos, secretarias, mozos, en fin, todo lo que un jeque pueda tener.Las redes sociales se convirtieron en el dolor de cabeza de las autoridades municipales que no podían parar el bombardeo de notas, comentarios, memes, videos, canciones que luego otros ciudadanos se encargaron de replicar, difundir y ampliar el mensaje. “Lo que los medios callan, las paredes hablan”, y se puede agregar, las redes sociales están presentes y listas para ser usadas, en este caso, ser los ojos vigilantes y los instrumentos de la expresión de los ciudadanos. Expresión que se refleja en una opinión, fotografías, dibujos, estado de ánimos, un reclamo, pedido, una sonrisa, una alegría, unas làgrimas, etc.¿Quiènes son esos ciudadanos, que fueron el terror y el temblor de las autoridades del Municipio màs platudo del país? Cada uno con su estilo y sus preocupaciones, se lanzaron a la piscina para denunciar los graves hechos de corrupción en este municipio, además de un joven periodista que viene haciendo camino, como Junio Arias de Gigavisión, que dio muestras de que es urgente que la televisión profundice la investigación al poder.Ahì estuvieron Federico Morón, que develó las famosas bandas para los concejales; José Antonio Prado, que en su estilo sarcástico causa escozores; Eliana Torrico, que con su pasiòn por los àrboles y el medio ambiente, le valió un proceso judicial; Juan Marcelo Castro, que al ritmo de su bicicleta, arrancò algunas decisiones municipales; y muchos otros, en los que nos vemos reflejados en esta inquietud de aportar para construir una ciudad con rostro humano, y sin pillerìos de cuello blanco.A cuidar las redes sociales, eso dependerá de cada uno de nosotros, los ciudadanos. Porque el poder las redes son un fuerte dolor de cabeza, y para ellos es mejor destruirlas o controlarlas. Y eso no lo podemos permitir.Hernán Cabrera M.Periodista