¿Qué le pasa al Ministro de Gobierno?

Vamos a andar ¿Qué le pasa al Ministro de Gobierno?Por  Rafael Puente En el penúltimo tiempo, el ministro Carlos Romero aparecía como uno de los más serenos y coherentes del actual gabinete. Sin embargo, últimamente, se está mostrando nervioso y hasta se puede decir que desatinado, hasta el extremo de acusar a Amparo Carvajal de proteger y patrocinar a terroristas; por supuesto, sin aportar la más mínima prueba que respalde semejante acusación, totalmente desatinada.Amparo lleva toda una vida luchando por los derechos humanos y por la causa de los pobres, y nunca ha dado muestras de tener la más mínima vinculación con organizaciones ni con ideologías terroristas. Por tanto, a estas alturas la acusación del Ministro, resulta inaceptable, y resulta lógica la solicitud de activar medidas cautelares, que ha presentado la Asamblea de Derechos Humanos a la CDIH para proteger a Amparo. Y podemos estar seguros de que la sociedad civil, en su conjunto, está de acuerdo con esa solicitud.Pero nos seguimos preguntando qué le pasa al ministro Romero, por qué está perdiendo la serenidad y coherencia que lo caracterizaban. ¿Será que cada vez se siente más inseguro en ese complicadísimo cargo? De hecho, los sucesos de La Asunta son para complicarle la vida a cualquier autoridad pensante. Por supuesto, es inaceptable que los compañeros de Adepcoca utilicen la violencia, y menos al extremo de matar a un oficial de la Policía; y, por tanto, tiene sentido que ahí intervenga la seguridad del Estado (y no nos metemos a opinar sobre las denuncias del dirigente Franklin Gutiérrez, que en todo caso deberán ser también investigadas y respondidas). Lo que sí podemos afirmar es que igualmente inaceptable que la muerte de un policía, es la muerte de dos cocaleros; matar nunca es la solución (y sino que le pregunten a Sánchez Berzáin).Por lo demás, ¿cómo se explica que la actitud del Gobierno y de la Policía sea tan diferente en La Asunta y en el Polígono 7 del TIPNIS? Si hay coca excedentaria en La Asunta en particular, es coherente que se la erradique (por supuesto sin necesidad de provocar respuestas violentas), pero lo que no es coherente es que no se haga lo mismo en el Polígono 7, donde el propio Viceministro de Defensa Civil ha reconocido que no sólo hay producción excedentaria de coca, sino también pozas de maceración…Sin embargo, el ministro Romero no ha hecho nada cuando los productores de coca de dicho Polígono han impedido el paso del Tribunal de Defensa de los Derechos de la Naturaleza, como si alguien tuviera derecho de decidir quién circula por nuestras carreteras, o como si para circular hubiera que pedir permiso a ninguna organización social. Peor aún, el mismo ministro Romero cometió el lapsus de calificar a dicho tribunal —formado a propuesta del Presidente Evo Morales en la Cumbre del 2010, en Tiquipaya— como una mera ONG.De un ministro con la experiencia política y profesional como la que tiene Carlos Romero cabía esperar mayor objetividad, mayor coherencia, y un poco más de serenidad. Cuando además se observa que el Gobierno entero está nervioso y que su nerviosismo se traduce en más, y más autoritarismo (ahí está su actitud frente al Tribunal Supremo Electoral, su precipitación en promulgar la ley de organizaciones políticas, su descalificación generalizante de las llamadas plataformas ciudadanas), no podemos dejar de preguntarnos si no será esa la razón del nerviosismo del Ministro de Gobierno.Y nos sentimos tentados de preguntarle si lo más sano para él no sería seguir el ejemplo de Gringo González… Y una última consideración: ¿qué sentido tiene maldecir y acusar todo el tiempo a “la derecha”, cuando está a la vista que los partidos de derecha no tienen ni fuerza, ni liderazgo, ni capacidad de unirse, ni tienen nada que proponerle al país? La única explicación es que lo que pone nervioso al Gobierno son las nuevas organizaciones de la sociedad civil (que ni son partidos ni tienen nada en común con los partidos), cuando, en realidad, precisamente este gobierno de Evo Morales debería estar permanentemente preocupado de dialogar con esa sociedad civil. ¿O no?Rafael Puente es miembro del Colectivo Urbano por el Cambio (CUECA) de CochabambaPágina Siete