Detrás de una imagen angelical de rasgos nórdicos se esconde, al margen de ideologías, la esposa coraje de Venezuela. No solo de su marido, el dirigente político y exalcalde de Chacao, Leopoldo López. Se trata de la activista por los derechos humanos Lilian Tintori. Esa que acude estos días discretamente al madrileño parque de El Retiro a hacer deporte o a jugar con sus tres hijos de nueve, seis y año y medio de edad.
Lilian lleva miles de kilómetros a sus espaldas: desde Miami (lugar en que vive parte de la oposición antichavista) al Vaticano, donde ha ido a pedir ayuda al Papa Francisco, pasando por la Universidad de Harvard, en la que estudió su marido, y por gran parte de América Latina. Y lo que le queda, ya que a petición de Juan Guaidó va a seguir con su labor internacional de sensibilización con el problema de Venezuela. El venir a España directa desde la embajada de nuestro país en Caracas, donde estaba como ‘huésped’ con su esposo y su bebé, no es casual. España siempre ha sido un país en el que la disidencia ha encontrado cobijo. Ella ya lo ha dicho públicamente: «España es un país amigo».
No es la primera vez que Lilian viene a nuestro país. Lo ha hecho en otras ocasiones, sobre todo cuando su marido estaba preso en el penal miliar de Ramo Verde. En 2005. La razón no es solo que tiene una amiga de la infancia que trabaja como médico en la capital. Sus suegros viven y están asentados aquí. Sustituye al exministro del Interior Juan Ignacio Zoido al subir este ocho puestos para relevar a Ángel Garrido, quien anunció su fichaje por Ciudadanos.
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Que a Lilian se le haya visto por El Retiro tampoco es casual. La colonia venezolana se asiente preferentemente en el barrio de Salamanca y en Chamberí. Allí además está el café Murillo, de la también venezolana Eliza Arcaya, que es el punto de reunión de la alta sociedad de Caracas. Casi todos siguen el mismo patrón: han comprado en este acaudalado barrio (en el distrito de Salamanca se llegan a pagar más de 7.000 euros por m2, según Engel & Völkers), huyen de las fastuosas urbanizaciones que rodean la ciudad tipo La Finca o La Moraleja y educan a sus hijos en colegios americanos.
Los suegros de Lilian, Leopoldo y Antonieta, también tienen actividad mercantil en España. El eurodiputado popular tiene dos sociedades limitadas, una participada con su esposa. Una de ellas tiene como objeto social la promoción inmobiliaria y adueña un piso en una perpendicular a la calle Serrano, en un edificio de nueva construcción que resalta frente a las fachadas neoclásicas del resto de inmuebles del barrio.
Sin embargo, poco vamos a ver a Lilian por la capital porque ya está programando su gira internacional, como buena activista y ahora con la seguridad de tener a sus hijos juntos, protegidos jurídicamente y en buenas manos. Al contrario que ella, el pasado 5 de junio el presidente interino de Venezuela, Juan Guaidó, ha acudido al aeropuerto internacional de Simón Bolívar a recibir a su esposa, Fabiana Rosales, a su retorno al país después de una gira internacional de más de dos meses.
Borrell se lava las manos
Tintori, de momento, no solicitará asilo en España. Josep Borrell ha explicado que la nacionalidad italiana de la activista le garantiza la instalación en cualquier país miembro de la UE. Hace cuatro días, en declaraciones a EFE, el jefe de la diplomacia española ha asegurado que España «no ha tenido nada que ver» con su salida del país. «Ha decidido por sus propios medios desplazarse a España y salir de Venezuela».
Por otro lado, Borrell se ha referido a los contactos mantenidos en Noruega por el Gobierno de Nicolás Maduro y por la oposición del país latinoamericano. «Una negociación como esa siempre pasa por altibajos. Que me voy, que me quedo… Yo no lo daría por muerto», dijo.»Se decía que no hacían falta mediadores, que no había nada de lo que hablar… pues de momento se han sentado y han hablado», ha continuado, para después asegurar que debe darse tiempo a esta vía para que «no se pierda y termine fructificando«. Mientras, tanto Lilian centra en Madrid la sede de su activismo político con más fuerza que nunca.