¿Se impondrá el rostro violento o democrático del MAS?


Hernán Cabrera M.

En el 2005, el pueblo votó mayoritariamente por el candidato del MAS, Evo Morales Ayma. El país reclamaba y exigía grandes cambios en la elección de sus próximos gobernantes. Y así se dio. Evo Morales y el MAS son hijos de la democracia, son producto de una larga lucha sindical e ideológica para llegar hasta el poder lo hicieron poniendo en práctica lo que el sistema democrático de todo Estado les permite: marchas, manifestaciones, bloqueos, participar en procesos electorales, y optar por la democracia. Y ganar las elecciones nacionales en tres oportunidades. Pero no todo es para siempre.

Fueron catorce años con el poder total, con todo lo que el país ahora denuncia o interpela al poder que se fue del Palacio Quemado: corrupción, narcotráfico, tráfico de influencias, justicia supeditada, despilfarro económico, lujos, abuso de poder, división de organizaciones sindicales, etc.



Pero también hay una gran parte de ese país que destaca los logros sociales alcanzados en el gobierno de Evo Morales: los bonos Juancito Pinto, Juana Azurduy, Renta Dignidad, la estabilidad económica, el empoderar a los campesinos e indígenas, el valor adquisitivo del salario, etc.

Así como el MAS es y fue producto del sistema democrático, ahora le tocó estar al frente de la vereda, pero lo está a la fuerza, por una demanda nacional que durante 21 días de paro cívico protestó por el fraude electoral que se perpetró, y que al final exigieron la renuncia del mandatario Evo Morales. No hubo golpe de Estado.

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Renunció, se fue, no se la hizo ni un rasguño, y ahora desde el primer día que renunció a la Presidencia no descansa, preparando a sus bases y a sus dirigentes que encaren una tenaz lucha de oposición al gobierno de transición. No han entendido aun que mientras ellos asumieron el poder por el voto, por la práctica democrática de las elecciones, corresponde seguir esa vìa democrática; pero al parecer preparan movilizaciones sociales reclamando su derecho a regresar al Palacio Quemado, aunque ahora la Casa Grande del Pueblo no está siendo utilizada.

El rostro de la violencia del MAS aflora en determinados personajes, frente al rostro democrático que lo viene presentando el liderazgo de Ana Copa, que no fuera parte de la delegación de dirigentes masistas, que se fueron a reunir con el expresidente Morales en Buenos Aires, donde recibieron instructivas precisas para hacerle la vida imposible a  la presidenta Jeanine Añez. No es nada raro, que quieran hacerla renunciar a la senadora del El Alto a la presidencia del Senado.

Evo Morales es un animal político, hace política las 24 horas del día, se enferma el día en que no de conferencias, discursos, o twitea de temas que ahora lo acongojan y lo desesperan, como ser el regresar a Bolivia, pero como un poderoso aún con más poder. Es de esos personajes que Tomás Hobbes en el Leviatán los describe: “Los hombres tienen un perpetuo e incesante afán de poder que cesa solamente con la muerte. Y la causa de esto no siempre es que un hombre espere un placer más intenso del que ha alcanzado, o que no llegue a satisfacerse con un moderado poder, sino que no pueda asegurar su poderío y los fundamentos de su bienestar actual si no adquirieron nuevos”.

Mientras tanto, luego de la luna de miel del paro cívico y la gran movilización ciudadana, acá ciertos dirigentes cívicos le vienen haciendo un flaco favor a este débil gobierno de transición. El que ya está en campaña, Luis Fernando Camacho, viene cometiendo errores vergonzosos en su precipitada y apresurada carrera electoral, lo que ha permitido dar golpes bajos al gobierno de Añez, debilitar aún más a la oposición que difícilmente ahora construirá ese bloque de unidad que tanto reclamaban, además de polarizar al país entre los bandos cívicos y políticos.

Con seguridad, el país está atento a cada movimiento que haga el MAS, que consultará todas las instructivas o recibirá las órdenes desde Argentina, pero mientras tanto, varios nos preguntamos de ¿qué sirve que se imponga el rostro violento de este partido, si ya la ciudadanía se ha empoderado de estos cambios importantes, en los que ha perdido el miedo al miedo, o querrán provocar otra vez caos, violencia, enfrentamientos entre bolivianos?

¿O aflorará el rostro democrático del MAS para estos tiempos de más democracia, que estamos rumbo a un nuevo proceso electoral, en la que el mismo MAS participará, aunque sin Evo Morales y Álvaro García? Que triunfen los democráticos, los prudentes, los responsables con el país, los no violentos.

Pues bien, ellos tienen la palabra, mientras tanto, no desperdiciemos ni un segundo de democracia y de libertades.

Hernán Cabrera M. – Periodista/ Ex Defensor del Pueblo