Carlos Toranzo en Caballero Pregunta

@udimedi@

La Paz Lunes 18 Agosto de 2008

Programa: CABALLERO PREGUNTA. Canal 39: PAT



P.- Después del referéndum de los resultados de lo que se ha dado a través de las urnas la gente sigue en las calles, y siguen en las calles en Santa Cruz una ciudad que normalmente no tiene esa cultura política confrontacional que, probablemente, es mucho más común en la ciudad de La Paz. La vanguardia de esa confrontación la tienen los discapacitados, los minusválidos; enfrentamientos, concentraciones, huelga de hambre, paro cívico para está semana a la que ingresamos ¿Dónde vamos?

Toranzo: Creo que el Gobierno Nacional, el presidente ha despertado los demonios, porque ha ofrecido mucho a los sectores sociales, la oferta electoral fue muy amplia, evidencia y plantea que su Gobierno es de los movimientos sociales y los actores sociales y, como tal, esos actores se creen en el derecho de pedirle cualquier cosa al Gobierno. A momentos electorales ponerlo junto a la pared, o después con toda naturaleza, pedir cualquier demanda, sea legítima o no legítima. Así sucede con los discapacitados, así sucede con la Central Obrera Boliviana (COB) que pide una Ley de Pensiones que es excesiva, que ataca a quienes han ahorrado en el sistema previsional.

Quiere decir que lo que está en escena es un exceso de expectativa por parte de dichos actores sociales, movimientos sociales, frente a un Gobierno que ayudó a esos movimientos sociales a empoderarse, a pedir al Estado lo que sea; lo que existe en los actores sociales es la identificación de un Estado rentista. El Estado padre y debe solucionar absolutamente todo, y más aún, en un momento en el cual hay renta petrolera, existen recursos, entonces, es lícito pedir todo al Gobierno ¿Cómo lo hacen? Con la lógica de la cultura política que se ha desarrollado en más de 100 años en Bolivia, esa lógica de la cultura se llama la política en las calles: el bloqueo, la manifestación, el cortarse las venas, el enterrarse, en fin, porque no hay una cultura política de la institucionalidad, de cursar los canales institucionales para demandar, algo sino pedirlo todo por la vía de la presión.

Entonces, eso es lo que estamos viendo en las calles y vamos a verlo constantemente en Oruro, en Potosí, en Santa Cruz. Después saltará el problema de la tierra con más intensidad en Santa Cruz, en Beni, en Pando, en Tarija, o sucederán otro tipo de problemas. Son las clientelas del MAS quienes le piden más al MAS. Porque, es curioso, los sectores discapacitados que son profundamente populares, la COB que está identificada con este Gobierno, exige a su propio Gobierno una cantidad de demandas que quizás el Estado no pueda dar. Lo hacen con base en la certeza de que hay recursos. Pero, nos damos cuenta que no muchos de los pedidos al ser otorgados podrán tener sostenibilidad. Los minerales están bajando de precio, han caído el 16 por ciento, el petróleo que llegó a $us150/barril, ahora está cerca de $us.110. No hay ninguna certeza de que las demandas, si son cumplidas por el Gobierno puedan tener sostenibilidad en la entrega de recursos.

Por otro lado, me gustaría abundar en otro tema, es el tema del empate. En el empate, hay que leer bien los datos. Los datos han empujado a plantear que hay dos visiones, y ambas visiones, horizontes del futuro, tienen legitimidad, tienen base social. Hay una visión de país en el proyecto del MAS que está cristalizado, con cierta deficiencia, en su proyecto de Constitución Política del Estado aprobado en Oruro que significa una lógica estadocentrista, donde el Estado sea el dueño de todo, donde no haya descentralización, donde hay una lógica de penalización a la inversión extranjera, donde hay una etnización de la política, donde el control social es más fuerte que las instituciones, donde se premia a los ciudadanos indígenas frente a todos los demás ciudadanos. Enfrente está otra visión de país, la de las regiones autonómicas que creen en el mercado abierto, en la lógica de mercado, en la descentralización de la política, en la democracia que pasa por las instituciones.

Esas dos visiones se han ratificando porque tienen base social, pero en un contexto en el cual el Gobierno y el MAS han ganado mucho, mucho. La situación el 11 de agosto no es igual que el día 9, pero hay que leer el triunfo del MAS con un 60 por ciento, más una ayuda vía fraude que llega a 67%, hay que entender que eso le da un triunfo extraordinario ye nos muestra que en el país hay un sólo líder de alcance nacional, hay un sólo partido de alcance nacional, que tiene presencia en absolutamente todos los departamentos; frente a una atomización de líderes en las regiones autonómicas que no tienen un proyecto homogéneo, conjunto, donde disienten, donde la oposición está fragmentada. Podemos no es igual a los prefectos y los prefectos son distintos entre ellos, es una oposición totalmente fragmentada y que hoy lanza movilización por la vía del Impuesto Directo a los Hidrocarburos (IDH), que moviliza a las regiones, que es algo que corresponde a su historia, y deben hacerlo, pero que curiosamente esa idea de defensa del IDH no puede lograr aliados en el Occidente del país, el Occidente ve el tema del IDH con cierta duda de inequidad. Una cosa es levantar el IDH en las regiones con justicia, con historia, pero no es posible que se convierta en demanda nacional.

Entonces, acepto la lógica de empate en visiones de país, pero reconociendo que hay un triunfo extraordinario del MAS que tiene una presencia nacional, que tiene líder nacional, que tiene proyecto, frente a regiones que, además, que actuaron con una extraordinaria inocencia y candidez para entrar a un referéndum en el cual sabíamos que iba a haber fraude, en el cual sabíamos que había un padrón electoral adulterado, en el cual sabíamos que existía autoridad electoral no creíble. Pero entraron a ese juego con la candidez de sentirse muy fuertes, y lo que se demostró es que no son tan fuertes, son fuertes dentro de sus regiones pero en la exposición de una visión nacional que penetre en todo el país. Su visión penetró en una parte de los sectores urbanos, pero no en todo el país.