Camino Cochabamba-Beni

Por: Winston Estremadoiro

…con los sospechosos de siempre de por medio, el proyecto caminero quizá se ha concebido y se ejecutará al ritmo de la marchinha que dice «piraña, é um peixe voraz» de San Antonio, antiguo nombre con que se conocía Villa Tunari. Y los benianos y cochabambinos, bien gracias

Alguna vez me atrajo la agudeza del explorador y naturalista francés Alcides d»Orbigny, convocado por Andrés de Santa Cruz y Calahumana, que deambulando por Bolivia transpuso las alturas de Guakanki, y llegó a turbulencias de montaña que se desparraman por piedemonte de selva tupida, dando origen a ríos culebreros que fluyen en la madre de los ríos bolivianos, el Mamoré. En 1832 percibió que si bien Moxos había sido incorporado a la bolivianidad por los cruceños, era necesaria una conexión más directa a sus mercados naturales, «empresa mal vista por algunos empleados de Moxos, los que siendo mandados de Santa Cruz de la Sierra, no dejaban de inquietarse con el establecimiento de una comunicación más abreviada por vía de Cochabamba».



Mucha agua y tremendas frustraciones han pasado desde entonces. Entre ellos, el dilema de proteger «la selva más hermosa del mundo», como dijo d»Orbigny, que científicos modernos han descrito como un laboratorio natural donde la evolución sigue creando nuevas especies de flora y fauna. Es el Parque Isiboro-Sécure, que junto al Amboró, el Carrasco y el Madidi en la parte boliviana, y el Manú que los peruanos han tenido el tino de gestionar como Patrimonio de la Humanidad, forman un complejo natural prodigioso que se debe preservar.

Que se rasguen las vestiduras el Presidente cocalero y los dirigentes de federaciones de campesinos del Chapare, alguna de las cuales cobija a los invasores de más de 10.000 Has. de bosques del Parque Isiboro-Sécure, si digo que establecer un parque nacional fue acertada decisión salomónica del gobierno de Bánzer, dirimiendo el diferendo limítrofe entre dos departamentos hermanos, codiciosos no tanto de sus atributos ecológicos, sino del potencial hidrocarburífero. Los cocaleros son el principal Némesis de tal creación.

Algunos entretelones del proyecto caminero Cochabamba-Beni dan para banquete especulativo. De entremés, cabañitas de surubí: ¿cuánto de lo invadido del Parque, luego de vender centenarias troncas, es hoy cocal? Hasta el mandamás de empresarios privados de Cochabamba festeja «la generación de miles de empleos, entre pobladores del Parque Isiboro-Sécure», ignorando tal vez que no serán para los cuatro gatos Trinitarios buscando la Loma Santa, custodios de partituras del barroco mestizo que los cocaleros convertirían en cumbias chicheras.

Luego vendría una sopita de pescado: cuidado, con cabezas de pacú contaminado de tóxicos para procesar cocaína, hervidas en agua de río ya no esmeraldino, sino verde negruzco cual encía de cocalero, por los desechos apisonados de hojas de coca. Claro, si los efectivos de la FELCN no pueden salir de sus cuarteles a patrullar las sendas buscando pozas de maceración.

El plato fuerte es la carretera Villa Tunari-San Ignacio de Moxos. Carne de monte al horno quizá jochi pintado o chancho de tropa, guarniciones de arroz, yuca y maíz, con ensalada de cogollo de palmeras de 50 años tumbadas en 50.000 Has. nuevas, que Evo ha prometido chaquear para paliar la crisis de alimentos, y luego serán cocales. Es creación culinaria del proyecto que con bombos y platillos anunció el máximo jefazo sindical de los cocaleros, también Presidente de la nación, junto a la mandamás de la Administradora Boliviana de Carreteras (ABC).

Es una carretera de 306 Km., que en modalidad llave en mano, costará $415 millones de dólares. Son $1″356.209 por Km.. Inquieta si se compara con la más cara en pavimento rígido: $714.000 por Km.. Más aún tomando cuenta que 45 Km. de Villa Tunari a Isinuta ya están empedrados y con puentes; 55 Km. de Isinuta al río Ichoa tienen estudio de diseño final. Entre el Ichoa y el río Sécure (60 Km.) solo hay selva; del Sécure hasta San Ignacio una senda de 148 Km.: digamos 208 Km. de nada. Empeora la sospecha, si se pondera que construida por la vía tradicional costaría algo más de $558.000 por Km., y por contrato «llave en mano» normal un 28% adicional: casi $714,300 por Km.. El contrato actual significa más del 100%, algo que no se justifica aún con 7 metros de ancho y 5 años de mantenimiento incluidos en el paquete cerrado.

Con $415 millones de dólares del proyecto Villa Tunari-San Ignacio de Moxos, adjudicado «llave en mano» a la brasileña OAS LTD, dicen los expertos que se podría ejecutar una verdadera «Y» de integración. Una que conectase no solo Cochabamba con Trinidad, sino que asfaltara el tramo San Ignacio-San Borja-Yucumo, que vincule con La Paz.

También alcanzaría para las salvaguardias medioambientales en la parte que corta el Parque Isiboro-Sécure, con malla olímpica que mantenga fuera a invasiones de loteadores aliados a tronqueros inescrupulosos, con pasos y señalización que permitan cruce de la fauna protegida del bosque. Hasta pudiera dar para un programa de capacitación como guardaparques a los indígenas Trinitarios y Yuracarés, verdaderos originarios de esta región.

Válgame Dios que nada de lo dicho está reñido con la aspiración de conectar el Beni con Cochabamba. Pero quita el sueño y el gran d»Orbigny se debe estar revolcando en su tumba, que los bolivianos compartamos una ética socapadora del «roba, pero hace». Me late que en esa obra, y en otros 1.000 Km. de pavimento comprometidos a la OAS LTD, saben silenciosas paredes de algún despacho paulista, que empezará el contrapunto sórdido de consultoras de supervisión que cobrando por tiempo tienen interés creado en alargar, y la constructora que de inicio parece haber maniatado a la ABC de las maravillas, de sus atribuciones de oponer onerosas órdenes de cambio.

Porque con los sospechosos de siempre de por medio, el proyecto caminero quizá se ha concebido y se ejecutará al ritmo de la marchinha que dice «piraña, é um peixe voraz» de San Antonio, antiguo nombre con que se conocía Villa Tunari. Y los benianos y cochabambinos, bien gracias.

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