Las exportaciones sin ATPDEA

La Razón

Sub editorial

En poco tiempo, los mensajes que salen del Palacio de Gobierno acerca de las exportaciones cambiaron radicalmente. De “exportar o morir” se ha pasado a “no nos vamos a poner de rodillas para exportar”.



El presidente Evo Morales se pronunció en ese sentido antes de que su colega de Estados Unidos, George W. Bush, confirmara su decisión de excluir a Bolivia de los beneficios de la Ley de Preferencias Arancelarias Andinas y Erradicación de Drogas (ATPDEA, por la sigla en inglés).

Entretanto, los exportadores, sobre todo los alteños, vienen pidiendo al Gobierno boliviano un cambio en su política exterior a fin de que sirva para abrir mercados y no para cerrarlos.

Dirigentes de los pequeños empresarios alteños llegaron a criticar a Morales por la expulsión del embajador de EEUU, Philip Goldberg, porque juzgaban que esa decisión iba a perjudicar a las exportaciones nacionales.

Ese pronóstico se ha cumplido. Bush ha sancionado a Bolivia con la exclusión del beneficio del ATPDEA para sus exportaciones, al considerar una política poco colaboracionista de su gobierno para combatir al narcotráfico.

Es probable que el Presidente estadounidense haya tomado en cuenta también que era preciso dar una dura respuesta a la medida de la expulsión de su embajador en La Paz. Lo cierto es que ha llegado el tan temido momento en el que se suspende el beneficio de la exención de aranceles en Estados Unidos.

El Ejecutivo, ante lo que se veía venir, ha anunciado que se propone hacer gestiones para abrir nuevos mercados. Es más, el mandatario Morales ha dicho que no piensa “ponerse de rodillas” para pedir la ampliación del ATPDEA al Gobierno de Estados Unidos.

En todo caso, estas gestiones llegarían cuando el mundo entero ha entrado en un periodo de recesión económica. Si van a caer incluso las compras de petróleo, poco se podría esperar de trámites que se realicen para que los países ricos compren, por ejemplo, textiles bolivianos.

Según Morales, 63 millones de dólares de exportaciones a Estados Unidos no justifican que el país pierda la dignidad.

Bolivia, sin necesidad de poner en juego su honor, no puede darse el lujo de perder el mayor mercado del mundo, y menos arriesgar miles de empleos.