El negrito…

Entre paréntesis…. Cayetano Llobet T.

No sé quién ha dicho que lo malo de los sueños  es que a veces se cumplen. Tengo la impresión de que los mismos gringos están sorprendidos del tamaño de sus expectativas y de su capacidad para superar barreras tan fregadas como las del racismo. Elegir a un negro que se llama Hussein, ¡no es moco de pavo!  La que fue, durante su historia, credencial ineludible para llegar a la Presidencia , el certificado WASP  -blanco, anglosajón y protestante-, se acaba de hacer añicos al pie de la tumba de Luther King.

Eso no significa que “el mundo está dando la vuelta”, como cree Evo Morales, ni que Estados Unidos se dirige al socialismo, como dice McCaine. Pensar así no es más que la interpretación de la ignorancia o de la ingenuidad, que hacen pensar a los bailarines de saya, ¡que ya tienen representación en la Casa Blanca !  Y es que cuando se dan formas tan atractivas, la mayor tentación es la del simplismo.



Barack Hussein Obama, no es el negrito que muchos están pensando. Es, nada más y nada menos, que el nuevo Presidente de la mayor potencia en el mundo. Es, sencillamente, el resultado  de aquello que Alexis de Tocqueville definió como “la democracia abandonada a sus instintos salvajes”. La democracia fundada antes de la Revolución Francesa , que no ha tenido que descifrar la palabra “dictadura” -a pesar de la feroz mancha histórica del esclavismo-, y cuyas minorías tienen que aguantar sus derrotas, porque su sistema político les garantiza el respeto de las mayorías ganadoras… ¿qué tal carga?

No quiero jugar a profeta  -¡tantas veces me he equivocado!-, pero creo que el señor Obama, demócrata y negro, va a ser uno de los presidentes más duros, más inteligentes y más jodidos, ¡porque tiene que recuperar a Estados Unidos!  Bush le está dejando el país con una de las peores imágenes de su historia. Desprestigiado y maltrecho,  en la guerra y en las finanzas. Desafiado por todos los que quieran desafiarlo o por los que lo necesitan como enemigo para consumos domésticos. Obama sabe que tiene que hacer historia  -¡si su sola elección ya es histórica!-, y sabe que las oportunidades de oro no se botan a la basura. Roosevelt, Kennedy, Clinton, son mentores y consejeros… ¡él quiere ser más!

Y, ¡que desilusión!, Bolivia no está en su agenda de prioridades. Que expulsen a su embajador, que rompan con USAID, que declaren a la DEA cómplice internacional del narcotráfico, que acusen a sus funcionarios de intentos de asesinato al Presidente, de conspiración y planificación del separatismo cruceño  -¡entrenaron a Goldberg en Kosovo!-, todo eso reunido, no es suficiente para quitarle el sueño a don Barack Obama. Resulta que sus preocupaciones son otras: salir del abismo financiero, librarse  de Irak, agarrar a Bin Laden, recomponer su relación con Europa y, paradójicamente, salir del embrollo cubano: ¡la nueva generación del exilio en Florida ha votado por él!

De hecho, ya ha logrado que el mundo lo esté mirando, ¡y lo esté esperando!  Ha recuperado, ¡sin ser Presidente todavía!, a Estados Unidos como la referencia de todos. Aún sin ocuparlo, ya está en el trono. No es mal rey si  todos se le rinden antes de ponerse la corona. Cierto, si le va mal, ¡se entierra el sueño!  El desafío de la coyuntura es el más grave en décadas. Es un grandote el que ha aceptado el desafío… ¡no es el negrito!