La polarización se mantiene

Editorial El Nuevo Día.

Las últimas encuestas indican que el país se mantiene rabiosamente polarizado y que, ni el cuoteo del proyecto de constitución que se trató de vender como un gran pacto nacional, o el disfraz de autonomista que se ha puesto el presidente Morales, han conseguido menguar el clima de enfrentamiento que, por ahora, se mantiene latente. En cuanto alguien encienda el avispero, como trata de hacerlo el MAS en el Chaco, las llamaradas aparecerán desde el rescoldo.

El MAS necesita aprobar su constitución con un alto porcentaje o al menos no caer por debajo del 67 por ciento que obtuvo el 10 de agosto en el referéndum revocatorio. Está prácticamente demostrado que es poco lo que puede obtener el Gobierno en la Media Luna, donde no sólo persiste la desconfianza en las supuestas concesiones autonomistas del oficialismo, sino también el rechazo por todo lo sucedido en Pando y la persecución a los líderes cívicos. Por lo tanto, la mejor estrategia electoral de Evo Morales, seguirá siendo nomás la de acentuar las diferencias, pelearse con los “cambas – oligarcas – terratenientes”, con el fin de agitar a las masas occidentales cebadas hasta el hartazgo con el odio y el resentimiento que se ha destilado desde el Palacio Quemado.



Los líderes regionales que se encontraban aletargados por el sopapo a tres manos del revocatorio, el Estado de sitio y el pacto congresal, se han dado cuenta de que en la población todavía bulle el espíritu autonomista y de a poco y a veces tímidamente, han retomado el trabajo de recobrar la confianza de la gente.

La conclusión es que, primero, los que se tragaron lo del pacto del 20 de octubre, son los mismos que responden a las consignas del oficialismo y que lo apoyan en cualquier circunstancia; segundo, existe una fuerte demanda de la gente para que el Gobierno respete la democracia y el estado de derecho y por último, la autonomía no es una estrategia circunstancial ni la bandera política de emergencia, como pensaban en ambos bandos. Es una aspiración genuina que se cruza con las actitudes engañosas del MAS y con la falta de convicción de algunos conductores del proceso.

De mantenerse este escenario y seguramente seguirá intacto, pues nos espera otro año entero de groserías, quedarán muy pocas esperanzas de pacificar el país; el MAS tendrá serios problemas para poner en práctica su constitución y, sumido como está en mantener una agenda política intensa, no habrá quién se ocupe de los avatares de la crisis económica.

La realidad más cruda para Evo Morales es que, después de todo, seguirá siendo el presidente sólo de una mitad del país y de los enclaves masistas que sostiene con la fuerza coercitiva de los movimientos sociales y los militares. Las regiones autonómicas tienen el deber de responder con energía a la voluntad popular que inició la transformación, mientras se espere el nacimiento de un verdadero pacto que ayude a fundar el nuevo Estado boliviano que interprete sin traumas la diversidad.

La realidad más cruda para Evo Morales es que seguirá siendo el presidente de una mitad del país. Las regiones autonómicas tienen el deber de responder con energía a la voluntad popular que inició la transformación, mientras se espere el nacimiento de un verdadero pacto.