Los «camisas pardas» del masismo

 imageEl portavoz oficial Iván Canelas, que antes de su llegada al gobierno defendía los derechos del gremio, anunció que el presidente Evo Morales ha repudiado los ataques contra periodistas y ha pedido que se aplique la justicia contra los agresores, pero asistidos por múltiple antecedentes, nos guardamos el derecho a la duda cuando no a la abierta incredulidad.

Lo que hubiera sido una actitud que contribuya a que el primer mandatario remonte una larga y adversa tradición contraria al trabajo de los medios de comunicación, no es más que una nueva posición farisaica destinada más que todo a eludir las críticas que se hacen cada vez más claras a nivel internacional.

No puede sino mover a una sonrisa de incredulidad cuando se anuncia que el presidente reprocha ataques contra la prensa que son ordenados desde el mismo palacio de Gobierno. El mismo presidente Morales, permanentemente quiere hacer gala de un sarcasmo y de un atrofiado sentido del humor, para , aprovechándose de su investidura, intentar ridiculizar a los periodistas.



Por otra parte que el presidente “pida” que se detenga a los agresores y que se les aplique la justicia, suena a cinismo o cuando menos una torpe burla. Aquí cabe preguntarse por que los organismos de seguridad no actúan con la misma eficiencia con la que proceden para secuestrar ciudadanos en Pando y trasladarlos prestamente hacia el campo de concentración en el que el gobierno del MAS está convirtiendo a la ciudad de La Paz.

Es claro que si el gobierno fuera sincero en sus intenciones, detendría de inmediato a los agresores de periodistas ya que los tiene muy bien identificados. Solo tiene que acudir a las planillas confidenciales del Ministerio de Gobierno donde están consignados todos estos personajes que hasta tienen "alias" de identificación para el trabajo sucio que les encarga el aparato represivo oficialista.

Es claro también que se podría detener las agresiones con solo cortarles sus sueldos (provenientes de los ingresos reservados venezolanos) ya que estos sujetos tendrían que buscar la forma de ganarse la vida y no podrían estar permanentemente haciendo “vigilias”. Pero es evidente que el gobierno no llegará a semejantes extremos ya que este lumpen, al que ha dado el jocoso nombre de “organizaciones sociales”, es su instrumento operativo para agredir a toda aquellas personas o sectores que se atrevan a criticar u oponerse a sus designios.

Es lamentable, pero las actuaciones de estas milicias paramasistas de rostro indígena que visten polleras y ponchos, hacen recordar los brutales métodos que usaron los racistas “camisas pardas” hitlerianos.

Zoe