Escasez crónica de gasolina

Mientras los bolivianos, especialmente los agropecuarios, llevan meses esperando que se normalice el abastecimiento de combustibles, la situación se torna insostenible. Las importaciones de diesel apenas alcanzan…y los volúmenes de gas natural son insuficientes.

Editorial La Razón.

Este 2008 corre el riego de ser recordado como el año en que Bolivia pasó de ser una potencia energética a un país que importa carburantes. Esta posibilidad quedó abierta con anuncios del presidente interino de YPFB, Santos Ramírez, sobre la importación de gas licuado de petróleo (GLP) a partir del próximo año, mientras en el territorio nacional escaseaba también la gasolina, además del diesel oil.



La explicación de este fenómeno es que, por un lado, la producción se ha estancado debido a la falta de inversiones y ha disminuido el contenido de líquidos en el gas que se extrae de los campos petroleros; por otro, ha aumentado mucho la demanda y no se ha podido frenar el contrabando de exportación.

En el campo del gas natural, Bolivia dejó de ser considerado como el país que puede atender la demanda de la región. Esto por la caída de la producción de gas, que obligó a YPFB a suspender las exportaciones de 2,2 millones de metros cúbicos por día (m3/d) a Cuiabá, en Brasil, además de 1 millón m3/d a Comgas, en Sao Paulo, mientras los envíos a Argentina se reducían al mínimo, muy lejos de los 7,7 millones m3/d convenidos.

Las inversiones dejaron de fluir como efecto de la incertidumbre que surgió a raíz de la inestabilidad política, mezclada con los continuos cambios en las reglas de juego. Después de haber nacionalizado el petróleo, en mayo del 2006, el gobierno del presidente Evo Morales se demoró un año y medio en redactar los nuevos contratos que debían firmar las empresas petroleras.

Las condiciones se endurecieron y Bolivia pasó a cobrar hasta 82% de impuestos, aunque luego bajó a 56%. Las compañías optaron por no invertir, a pesar de los excelentes precios internacionales de los hidrocarburos. La producción siguió bajando y esto desalentó a los potenciales clientes extranjeros.

Para que se produjera la actual escasez de gasolina tuvo que ver el prácticamente descontrolado ingreso de vehículos de segunda mano importados. Muchos taxistas optaron por usar GLP en sus vehículos, en tanto que otros motorizados fueron acondicionados para usar gas natural comprimido.

Faltaba un elemento más. La poca experiencia de las actuales autoridades en el manejo de una empresa tan grande hizo que YPFB cometa errores logísticos. Y, entre estos vaivenes —la estatal petrolera ya tuvo varios presidentes en la gestión del MAS—, hoy le toca encarar un problema muy serio, el de la escasez de carburantes. Antes, sólo faltaba diesel; ahora, también, gasolina.

En los últimos días, distintos responsables de las áreas vinculadas con este tema se han mostrado confundidos ante la preocupación de la gente que fue canalizada por los periodistas.

Mientras los bolivianos, especialmente los agropecuarios, llevan meses esperando que se normalice el abastecimiento de combustibles, la situación se torna insostenible. Las importaciones de diesel apenas alcanzan para abastecer la demanda y los volúmenes de gas natural son insuficientes para atender los requerimientos de la industria, los hogares y los vehículos.

Es que el Gobierno debe mantener las exportaciones de gas a Brasil en 30 millones m3/d y enviar algo a Argentina, con lo cual le queda muy poco para atender la demanda interna. De todos modos, el presidente Morales dice que la prioridad en el abastecimiento de gas natural es el mercado interno.