La censura en la CPE

Mientras el Presidente aplaude a sus ministros censurados y anuncia que permanecerán en su gabinete por el solo hecho de ser cuestionados por la oposición, a la vez está violando de palabra lo que sería la nueva Constitución tras el referéndum del próximo mes.

La Razón

Editorial



El Presidente de la República está provocando una verdadera campaña de inobservancia de la Constitución Política del Estado (CPE) que últimamente ha tenido como corolario su implicación en el escándalo de corrupción a raíz de un caso de contrabando en Pando, por el cual se advierte una ola expansiva de nerviosismo en la cúpula del Poder Ejecutivo.

La situación por la que el Gobierno ha empezado a debilitarse en lo que más duele, la honorabilidad de las personas, pone en evidencia, en forma paralela, un lamentable trastocamiento de la institucionalidad democrática.

En un momento desafortunado, el Jefe de Estado llamó la atención a un periodista en un acto oficial; pero, además, hizo una apasionada defensa del ministro Juan Ramón Quintana —hombre muy próximo al entorno palaciego— ratificando su confianza en él, no obstante que el caso de contrabando tiene seriamente involucrada a esa autoridad. Que el Ministro de la Presidencia aparezca enredado en un hecho de corrupción es, para cualquier gobierno del mundo, un problema grave. Y, como seres humanos que son, las autoridades, comenzando por el presidente Morales, han sentido el remezón político y social.

Llamaron la atención, al margen del exabrupto que ha merecido una condena generalizada, las expresiones de Morales respecto a cómo deben comportarse los miembros de su gabinete. Afirmó que los ministros o viceministros que no sean atacados por la oposición “van a ser cambiados”; además, contra- diciendo a la CPE vigente, dijo que los ministros o viceministros que sean censurados (citó los casos de Quintana y del canciller David Choquehuanca) permanecerán en el gabinete —hasta ahora ha cumplido—, porque significa que trabajan bien, que están “haciendo temblar a los opositores”. Así, elimina el principio democrático de la censura.

Este es un tema delicado. Su aplicación no condice con la letra de la Carta Magna que, en su artículo 70, expresa que cada Cámara, en el Parlamento, puede interpelar a los ministros de Estado, individual o colectivamente, “y acordar la censura de sus actos por mayoría absoluta de votos…”. Allí se indica también que “la censura tiene por finalidad la modificación de las políticas y del procedimiento impugnados, e implica la renuncia del o de los Ministros censurados…”. Está a la vista que el Jefe de Estado puede ratificar a un ministro censurado siempre que modifique sus políticas, lo que no ha sucedido hasta ahora. Que se premie y aliente a los ministros a ser censurados en el Congreso está muy distante de las disposiciones constitucionales.

Y existe algo todavía más controvertido, producto de las declaraciones del Mandatario. El texto de la nueva Constitución, que alienta y socializa el propio Morales, también se refiere al tema en su artículo 158, en forma más drástica aún. Dice: “…La censura implicará la destitución de la Ministra o del Ministro”.

Mientras el Presidente aplaude a sus ministros censurados y anuncia que permanecerán en su gabinete por el solo hecho de ser cuestionados por la oposición, a la vez está violando de palabra lo que sería la nueva Constitución tras el referéndum del próximo mes. El Primer Mandatario de la Nación afirma categóricamente, en el Palacio de Gobierno, algo que está reñido con el texto constitucional que él mismo impulsa.