Reacciones a la violencia política

Editorial de El Nuevo Día.

Algo no debe cuadrar en los números del MAS, para que decida perder la chaveta de nuevo, esta vez, con la desesperada persecución política de disidentes, con el fin de aniquilar una naciente campaña por el “No” a la constitución política de estado oficialista.



Y cuando alguien está desesperado no entiende razones ni es capaz de observar hechos tan evidentes, como la prueba de que no hubo el dinamitazo que el oficialismo ve en el gasoducto Yacuiba-Río Grande el 9 de septiembre pasado. Inventarse cosas, violar las leyes y bastardear procedimientos judiciales para aniquilar a los opositores es algo muy grave y que está haciendo transitar otra vez por el sendero de la dictadura al régimen de Evo Morales, luego de haber cosechado algunos aplausos en el extranjero por el acuerdo congresal del 20 de octubre.

A Evo Morales nuevamente se lo ve con problemas para gobernar “de a buenas” con la mitad del país y, obviamente, si recurre a la mano dura es porque la “constitución para todos” que se reescribió hace un mes y medio corre peligro. Lo peor de todo, sin embargo, es que, un icono internacional como el que representa el Presidente, no logre consolidarse en todo el territorio, algo que desde afuera comenzarán a entender como una falta de capacidad o, como lo que siempre se ha dicho: la existencia de una genuina expresión popular que se resiste a imposiciones hegemónicas racistas y anacrónicas.

La violencia política con la que trata de imponerse el MAS está logrando la rearticulación de la resistencia, que seguramente no está dispuesta a permitir los atropellos y las humillaciones que el MAS ha cometido en Pando y en Tarija y que últimamente ha intentado poner en práctica también en Santa Cruz. Esos paseos del ministro Rada y sus cachorros por las calles y algunas instituciones, como si se tratara de un león en busca de su presa producen malestar y tienen a la provocación como única finalidad.

Como siempre, la ciudadanía que soportó estoicamente el cerco de finales de septiembre y que ha estado tolerando la persecución política, observa con impotencia esas actitudes abusivas. El Gobierno confía en que pueda producirse otro septiembre, pero es improbable que alguien esté dispuesto a “pisar el palito” nuevamente. La desventaja para el MAS es que, pese a ello, todos están empeñados a hacer uso de su legítimo derecho a disentir y a expresar libre y pacíficamente ante la opinión pública la opción del “No” para el 25 de enero.

El hecho de apuntar directo al Comité Cívico de Santa Cruz es porque éste representa la visión más clara y representativa de la gente que sigue buscando la verdadera autonomía, que reclama el retorno del estado de derecho al país y el restablecimiento pleno de los valores democráticos. El organismo cívico nunca ha dejado de luchar por la democracia y por los intereses de la región y siempre ha salido triunfante, aún en peores circunstancias que las actuales.

El Tuscal y ‘la Monse’

bajo el penoco

Es verdad que se ven ridículas las Fuerzas Armadas cuando se compara la gran movilización que han armado en Pando, en los surtidores y el bono Juancito Pinto, con la tristeza de ese puesto llamado “Tuscal” que fue asaltado por unos ladrones que se llevaron los fusiles sin balas de los pobres soldados que custodiaban nada menos que la frontera con Paraguay. Pero más ridículo se ve al mismísimo comandante en jefe, que movilizó a todo un regimiento, con oficiales de inteligencia y todo, para que lo vigilen cuando cenaba en un restaurante de la avenida Monseñor Rivero. Y que no se diga que estos hechos no están relacionados. Forman parte de la misma decadencia, del mismo manoseo y desprestigio a los que están sometidas las instituciones castrenses. Los ladronzuelos esos que asaltaron el puesto “Tuscal” se dieron cuenta de eso y procedieron.

La frase

“El Gobierno, en su soberbia y su fingida ignorancia, pretende soberanía alimentaria sin productores”.

Christian Sattori, presidente Confeagro.