De SIes y de NOes

Julio Aliaga Lairana

Hay SIes y NOes, haciendo gala de sentimientos y pasiones, exponiendo

consignas, aunque solo un 5% de los sufragantes conoce el Proyecto de



Constitución del MAS. Es importante recordar que lo mismo puede

suceder en Francia o en Madagascar, cuando se trata de un referéndum

constitucional, pero pocas veces como en Bolivia se ha dado la

división de un país en dos mitades; normalmente suele concurrir la

sociedad a votar mayoritariamente un texto previamente consensuado.

Hay SIes retrógrados, medievales, que tienen al mundo precolombino

como proyecto de futuro y que se solazan en esa prédica. Hay otros

SIes, que se proclaman de izquierda, que reclaman la igualdad,

requieren la distribución de la riqueza, la emergencia de las naciones

culturales y tanta y cuanta cosa relativa al interés de las

instituciones gubernamentales que están metidas en la campaña, fondos

estatales y todo, aunque parte de los funcionarios vayan a votar que NO.

Los SIes divergen, pero coinciden en una cosa, así sea desde un

subconsciente que comparten sus seguidores sin saberlo: hay una

vocación autoritaria, que concibe la revolución y el cambio, como

productos de la voluntad de un sujeto preclaro (la raza, la etnia, la

clase social), que debe imponer, ante la oposición de algunos (minoría

de oligarcas) o la alienación de otros que no llegan a captar lo

profundo y lumínico de su mensaje.

No todo es deleznable entre los SIes, detrás de los argumentos hay

algunos que son de corazón, por los cuales va a votar gente que cree

realmente en que se ha iniciado un proceso de transformaciones que nos

llevarán a vivir mejor. Hay gente de las ciudades que va a votar de

corazón contra si misma, hay indígenas urbanos que van a votar a favor

de su propia segregación.

Entre los NOes, tampoco hay nada homogéneo. Hay un NO retrógrado,

conservador al extremo, que de tanto oponerse a Evo Morales ha

concluido por traspasar la barrera de lo racionalmente democrático,

persiguiendo homosexuales, inventando comunistas, o predicando contra

el derecho de las mujeres a la interrupción de embarazos no deseados;

lo del dios cristiano haciendo propaganda por el NO nos retrotrae dos

siglos, cuando la espiración es contar con un Estado laico, al margen

de todo credo religioso. Algunos NOes invaden la esfera de la

privacidad individual en nombre de la moral, de la que se asumen como

sus celadores. Son NOes que producen miedo. Hay NOes que ocultan la

defensa de intereses y privilegios espurios, individuales, de clase,

regionales y también étnicos, de un racismo impresentable.

Hay NOes estrafalarios, como los NOes radicales de los extremistas del

SI, que creen que Morales ha traicionado su causa y que ha vendido el

proyecto del comunitarismo indígena a las castas (sic) y grupos de

extranjeros invasores de hace 500 años. Están en el extremo de la

radicalidad política, pero van a votar que NO y su influencia es

considerable, para bien de la coyuntura, pero un dolor de cabeza para

el futuro y la reconstrucción de la República.

Pero también hay NOes que son de corazón. NOes que expresan el deseo

de no convertir a Bolivia en una tierra de rencores y enfrentamientos

de unos contra otros, como podemos prever sobre la base del nuevo

texto constitucional, donde el poder, concentrado en el Gobierno,

decidirá por encima de la ley y al margen de las instituciones,

privilegiando la movilización manipulada de las masas, para imponer

los cambiantes caprichos de unos pocos. Un NO que reclama libertad,

institucionalidad, igualdad frente a la ley, ciudadanía, independencia

de la justicia, libre expresión, pluralidad política, unidad de la

nación boliviana, etc. Hay un NO profundo, que vela por la democracia.

Ese es el NO de Corazón; así le hemos llamado, para diferenciarlo de

los otros NOes.

Y la poderosa influencia de las redes lo está haciendo visible en

todos los departamentos y lugares donde viven ciudadanos sensibles a

este reclamo. Lo construyó mi amigo Omar Rocha (nunca hay que olvidar

los créditos), recogiéndolo de experiencias en otros países y lo puso

en facebook, con la intención de crear un grupo más, de los muchos que

hay en esas páginas internet; lo asumimos muchos, lo copiamos en

nuestras páginas, lo promocionamos en nuestras movilizaciones, hasta

que se empezó a reproducir y hoy se lo puede ver en pantallas,

celulares, panfletos y paredes, en todo el país. Muchas personalidades

reconocidas empiezan a utilizarlo por voluntad propia.

Ese es nuestro NO. Es paceño, fundamentalmente paceño en sus orígenes,

para diferenciarnos de la Media Luna, que promueve otro tipo de NO. Es

verdad que en esta campaña (y por mucho tiempo en el futuro) estamos y

estaremos mezclados, y que debemos ir juntos para consolidar un

rechazo colectivo a la NCPE del MAS que sea contundente, así no se

gane del todo. Pero mezclados no quiere decir revueltos.

Este es nuestro NO. Andino, ciudadano, liberal, socialdemócrata,

democrático. Es un NO de Corazón.