Dos visiones distintas

mkempff Por Manfredo Kempff Suárez

El Gobierno ha vencido en el referéndum constitucional con un 60% y la oposición se ha mantenido firme —ganando terreno— con el 40% de los votos. El Sí significa un apoyo a la nueva Carta Magna y el No, un rechazo rotundo. ¿Qué se puede hacer en estas circunstancias? Nada más que reconocer que en Bolivia existen dos visiones distintas de país: la una más rural y campesina, o soterrada en urbes pobladas y pobres como El Alto; la otra más citadina, también rural, pero emprendedora y con ansias de prosperidad. Estamos pues, ante dos visiones de país: una revolucionaria, anárquica, ansiosa de nacionalizaciones y prebendas gubernamentales, que no trabaja lo suficiente; la otra laboriosa, más ordenada, anhelante de un gobierno que deje producir y vivir en paz a la gente. Ése es el resultado del referéndum de anteayer: una nación dividida por la geografía y por las etnias. Geográficamente, dos tercios de Bolivia estuvieron con el No y étnicamente algo más de un tercio. El resto, con mayor población y menor territorio, es el que apoya a Evo Morales. Quiere decir que S.E. no ha podido quebrar —ni con trampas, ni con dádivas, ni con estado de sitio— el equilibrio existente. Significa también, que deberá resignarse a acatar la democracia tal como es y no pensar en quimeras de permanecer décadas en el poder y que su movimiento gobierne “para toda la vida”. Eso no se lo ve a aguantar nadie.

La llamada Media Luna ha quedado intacta en su fortaleza y ha sumado a su causa a Chuquisaca. Ni el estado de sitio con sus abusos pudo contener la valiente decisión de los pandinos de votar por el No. Pero, además, algo muy importante que el Gobierno deberá tomar en cuenta: existe una disputa voto a voto en las ciudades de La Paz y Cochabamba, que Evo Morales creía de su propiedad. Otro mensaje para S.E.: sólo arrasa en El Alto, el Chapare y en el altiplano, donde no se permite el proselitismo a la oposición. Esos son sus feudos y ahí manda él. Ni qué decir de las zonas cocaleras, donde es el jefe indiscutible.



¿Cómo se podrá aplicar una Constitución en tales circunstancias? ¿Cómo se va a someter a un 40% de la población boliviana que deplora la Constitución racista y comunitaria del MAS? Las reuniones de S.E. con los prefectos siempre han resultado un fiasco y han perjudicado invariablemente a las regiones genuinamente autonómicas. ¿Van a reunirse nuevamente los prefectos con S.E. para la fotazo y el jolgorio de S.E., que exhibe eso como un triunfo?

La visión de país sigue partida en dos. Una Constitución aprobada por el 60% no va a resultar útil. La animosidad de ambas partes es alarmante. S.E. tiene que entender que ya no cuenta con el predicamento de hace tres años. Ha llegado su momento de pactar. Sería una buena medida que empiece, como una señal positiva, por liberar y restituir a Leopoldo Fernández, cuyo encierro es una vergüenza nacional