La sensatez de un ciudadano

Sobre el recurso del método político.

image Los tradicionales «minibuses» de La Paz, transportan miles de pasajeros por día. Algunos se atreven a comentar de política.

 



Existen lugares insospechados donde cualquier persona podría recibir un inesperado curso de sabiduría política, de esos que no se imparten en facultad alguna pero que están llenos de certeza y agudeza.

Me refiero a los minibuses, que en los últimos días y en la perspectiva del próximo referéndum constituyente se han convertido en rodantes recintos de coloquio en los que se produce un fluido intercambio de ideas unas veces en tono más subido que otros.

Las conversaciones no siempre se refieren en forma directa al referéndum sino que en ocasiones escarban en los terrenos más recónditos de nuestra política e intentan descifrar sus más profundos e inescrutables signos y señales.

Hace unas horas escuchamos un comentario muy certero y valiente por el lugar donde fue expresado (la ciudad de La Paz, considerada por los masistas como su feudo). Un señor sentado detrás de nosotros aludió en forma muy directa a lo que hoy por hoy es un secreto a voces, un hecho incontrastable: la directa dependencia del presidente Evo Morales respecto a lo que hace y dice su mentor venezolano, Hugo Chávez.

En un alarde de política práctica sostuvo que el mejor método para saber que es lo que hará el presidente Morales, es observar muy atentamente lo que hace y dice Hugo Chávez y se largo a exponer una serie de ejemplos ante un auditorio que solo era distraído por los ocasionales gritos del voceador.

Paso a resumir los últimos ejemplos. Recordó por ejemplo que poco tiempo pasó entre el anuncio de Chávez de su decisión de lograr la reelección por lo menos hasta el año 2021 y la afirmación de Evo de que había llegado al palacio de Gobierno no como visita sino para quedarse «para toda la vida».

Otro ejemplo que dió. Chávez anuncia su decisión de romper relaciones con Israel a causa de la inmisericorde y desproporcionada agresión en contra de los palestinos y casi inmediatamente Evo Morales hace lo mismo. Quedó flotando en el ambiente la duda si se trataba de una coincidencia de criterios o posturas o una instrucción, pura y simple.

Recordó también que Chávez era una persona de indudable carisma y que llegó a expresar el deseo de cambio de muchos sectores en los países latinoamericanos cuyas poblaciones deseaban remover una clase política anquilosada y corrupta. Evo también, no se puede negar sostenía, fue depositario también de la esperanza de amplios sectores.

Sin embargo, el ocasional expositor afirmaba que ambos, casi en forma calcada, están reproduciendo todos los males que antes afirmaban que combatirían y no solo eso. Se les ha hecho muy arraigada la idea de que son imprescindibles. “Sin Chávez no hay chavismo” vocifera el sátrapa venezolano y esperemos unos días y podremos escuchar que “Sin Evo no hay evismo”, aseguraba.

Sin duda una lección de sabiduría política que nos dio un anónimo ciudadano que para nada tenía el aspecto de un académico pero que en muchos aspectos, tal sin saberlo, resumió de manera descarnada el sentir de miles de personas.