¡Liberen a Pando!

Por Sergio P. Luís

Profesional independiente

Los resultados del referendo del pasado 25 de enero para considerar el proyecto de constitución política del oficialismo, ya son  conocidos. Seguramente se multiplicarán los análisis y las interpretaciones. En este artículo, sin embargo, no voy a mencionar las denuncias de fraude –que ciertamente hubo–, ni las irregularidades del padrón  electoral –las que están probadas–, ni el voto “corporativo”, o sea el que resulta de la coerción a comunidades enteras –voto cínicamente aceptado como legítimo por el lamentable Eduardo Stein, el anterior observador de la OEA designado por el parcializado Insulza–; tampoco voy a referirme al denunciado empleo de recursos públicos en la campaña del presidente, como jefe del  Movimiento al Socialismo, para la aprobación de su proyecto de constitución. Menos aun voy a relatar los insultos reiterados en cada discurso de Evo Morales, ni el nuevo ataque presidencial a los medios de comunicación, que ya ocasionó otro penoso incidente.



Ahora voy a rendir homenaje a los pandinos, a los que vencieron la intimidación provocada por un insano ministro; a esos pobladores de un pequeño y esforzado departamento que, con elevado sentimiento boliviano, le dan presencia a la Patria en un alejado y olvidado territorio de la República. Mi homenaje también a estos compatriotas que conservan lealtades, como atributo de la decencia.

Los pandinos, han sido vilipendiados por el terrorista argentino Rodolfo Mattorollo y por el chavista venezolano Freddy Gutiérrez Trejo –ahora nuevamente en Bolivia– de lamentable paso por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Pando soporta  también la ocupación de fuerzas militares de su propio país que, en actitud mercenaria, oprimen a una región, bajo el comando de un uniformado cipayo, que se presta a la impostura como prefecto impuesto.

Las Fuerzas Armadas de la Nación no están pasando por su mejor momento. Repiten, una vez más, la indignidad de desempeñar el papel de mercenarias al servicio de una tendencia política, dispuestas a reprimir a sus compatriotas que han cometido el pecado de buscar la libertad. Los que comandan las Fuerzas Armadas, han asignado a sus subalternos el papel indigno de servir de carceleros para los confinados de Pando por motivos políticos. En fin, son el brazo armado del populismo propiciado por un gobierno extranjero, ajeno a nuestra esencia republicana.

Pando nunca fue vencido por el oscurantismo político del MAS. Otra vez acaba de derrotar al populismo antidemocrático, en las urnas; superó la imposición y rechazó en el infame proyecto de constitución del oficialismo.

Si todavía hay dignidad y la generosidad que da el valor y el pundonor militar, dejen libre a Pando y a sus heroicos ciudadanos. Háganlo ante la evidencia de que ni la fuerza, ni la persecución, ni las calumnias van a doblegar su espíritu de libertad. Acuérdense  de lo que Talleyrand le dijo a Napoleón Bonaparte cuando éste le explicaba su estrategia para consolidar la ocupación de España: “’Sire, las bayonetas sirven para muchas cosas, menos para sentarse sobre ellas”. Tampoco les sirvieron a los oficialistas y sus sicarios  para evitar el triunfo de los gloriosos pandinos en el referendo del 25 de enero.

¡Liberen a Pando! No sirven las bayonetas, ni la iracundia ministerial de Quintana, para seguir oprimiendo a un estoico y valeroso pueblo.