No al Sí…

cayetano Entre paréntesis…Cayetano Llobet T.

Respeto enormemente los sesudos análisis de constitucionalistas y especialistas y sus profundas exégesis de los artículos de la nueva Constitución. Lamentablemente, el problema que hoy se nos plantea es considerablemente más elemental: independientemente de lo que diga esta Constitución -¡y las siguientes!-, lo que está en juego no es un texto o un conjunto de disposiciones, sino la voluntad de permanencia indefinida de Evo Morales en el poder.

El gobierno se ha apropiado del Sí  -incluyendo las autonomías- porque le está dando a este referéndum un sentido plebiscitario. La definición de un mando indiscutible para una sociedad compuesta sólo por aquellos que el caudillo define que son suyos. Los otros no existen… ¡o son malos! Es la primera Constitución boliviana que consagra el principio de que unos son superiores al resto. Seguramente, las próximas leyes, mejor dicho, los próximos decretos, reglamentarán la extensión de los certificados que acrediten el carácter originario de esos seres superiores.



El No, es el rechazo a una voluntad, a una mentalidad, a un deseo de estar sobre todo y sobre todos. El Sí es el acto de aceptación de la sumisión. No es raro que el Sí de los que mandan hoy, sea un Sí cargado de rabia, de resentimiento y de sed de venganza. Están esperando el momento de humillar a los nuevos inferiores: los constitucionalmente inferiores desde el 26 de enero.

Aprecio, más allá de muchas y profundas diferencias, la claridad de aquellos que han manifestado su rechazo al proyecto totalitario. Comprendo las razones del Sí de los momentáneamente poderosos. Pero… ¿y los otros? 

Tuto Quiroga, ¿dónde estás?  ¿En qué guarida del oportunismo estás oculto ahora? ¿Dónde está la campaña por el Sí que ibas a hacer por tu “Constitución de todos”, como lo afirmaste en conferencia de prensa? El No de hoy es también una respuesta a la impostura y la alcahuetería.

El No de hoy es un rechazo a la orden de herir y matar en La Calancha , mientras los fallidos constituyentes se rodeaban de uniformes y bayonetas en un cuartel. El premio que hoy tienen esos grandes representantes de la voluntad popular, es que ni siquiera se les dio la oportunidad  de discutir alguno de los artículos hoy sometidos a consulta. El gobierno y sus alcahuetes se mataron de risa de los constituyentes. Y al mejor estilo altoperuano, igual que cuando parieron a Bolivia, se reunieron unos cuantos doctorcitos para definir lo que era más conveniente para sus miserables personajes.

Con los mismos argumentos, con las mismas bases que me impulsaron a decirle No a otros dictadores, con las mismas que me llevaron al exilio, a la cárcel y al campo de concentración, me siento con el derecho y el deber de seguir cumpliendo esa ética del No. Porque es un No a la prepotencia, al cinismo, a las pateaduras en la calle, a los secuestros por encapuchados. Hoy, Marcelo Quiroga, diría No: ¡detestaba a los tiranos!  Porque, además, es un No a toda esa laya de oportunistas y farsantes que ostentan estandartes de una lucha popular que nunca han hecho. Que no tienen idea de clandestinidad y de pelea. Arribistas sin sacrificio ni pasado, gozadores del poder que les regalan.

El No de hoy, es una respuesta al Sí racista, discriminador y autoritario. El No de hoy, es la única respuesta posible ante la carencia e inutilidad de direcciones políticas y regionales. Es el No de muchos que creen en igualdad, libertad y democracia. Un No de tantos que, paradójicamente, se convierte en un No de esperanza…