Obama cierra Guantánamo

image LA NUEVA CASA BLANCA

Obama hace realidad el cambio

El presidente arranca con el cierre de Guantánamo y medidas éticas



EUSEBIO VAL  – Washington

Corresponsal LA VANGUARDIA

AUSTERIDAD Y EJEMPLO Congelados los sueldos de los cargos que perciben más de 100.000 dólares

NUEVA DIPLOMACIA Clinton es confirmada como secretaria de Estado por 94 votos contra 2

Barack Obama, decidido a marcar la diferencia desde sus primeras horas como presidente y a plasmar con hechos su promesa de cambio, inició su mandato a un ritmo frenético, con importantes decisiones políticas y contactos internacionales.

El nuevo inquilino de la Casa Blanca ordenó la suspensión de los juicios militares de Guantánamo, con la idea de cerrar la cárcel en el plazo de un año. En otro gesto para plasmar ante los ciudadanos el fin de la era Bush, Obama estableció normas éticas más estrictas para los altos funcionarios y les congeló los salarios como signo de austeridad. El nuevo comandante en jefe se reunió con los jefes militares e hizo alta diplomacia, vía telefónica, para rebajar tensiones en el conflicto entre palestinos e israelíes.

No importa que hubiera trasnochado – él y la primera dama, Michelle, acudieron a los diez bailes oficiales organizados en la capital para festejar su toma de posesión-,Obama comenzó a trabajar temprano y apretó el acelerador en la acción gubernamental. Antes había asistido a un oficio religioso interconfesional en la catedral nacional de Washington para cumplir un rito religioso que estableció el primer presidente estadounidense.

En su comparecencia pública, en la ceremonia de juramento de los altos cargos en la Casa Blanca, el nuevo presidente firmó unos decretos destinados "a restaurar la fe en el gobierno", "sin la cual – indicó Obama-no podemos realizar los cambios para los cuales se nos envió". Se le vio contento y suelto ante las cámaras, deseoso de subrayar un nuevo estilo en el ejercicio de poder. Las nuevas normas éticas y de transparencia, que hacen más difícil la influencia de los grupos de presión, tienen como objetivo "una ruptura limpia con el business as usual",con la conducta habitual.

El presidente tuvo tiempo también ayer para llamar por teléfono al primer ministro israelí, Ehud Olmert, al presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Mahmud Abas; al presidente de Egipto, Hosni Mubarak, y al rey Abdulah de Jordania. Según el nuevo portavoz de la Casa Blanca, Robert Gibbs, Obama les instó a trabajar para consolidar el alto el fuego en Gaza entre los israelíes y Hamas, y les manifestó "su compromiso, desde el inicio de su mandato, de una participación activa para lograr la paz árabe-israelí".

La congelación de salarios, como muestra de autocontención ejemplarizante en estos tiempos de crisis, afecta al personal de la Casa Blanca – un centenar-con ingresos superiores a los 100.000 dólares anuales. Otro decreto quiere terminar con las prácticas secretistas que tanto han caracterizado a la Administración Bush, en especial al ex vicepresidente Dick Cheney. Obama dijo que su Gobierno actuará bajo dos principios fundamentales, "la transparencia y el imperio de la ley".

Lo primero que hizo Obama cuando entró ayer en el despacho Oval fue leer en solitario, du rante diez minutos, la carta que le dejó Bush, bajo el siguiente título: "Del número 43 al número 44" (en referencia al orden de sus respectivas presidencias).

Mientras Obama tomaba las riendas del poder, los principales miembros de su Gobierno se sometían todavía al riguroso examen del Senado, que constitucionalmente debe ratificarlos en sus nuevos puestos. Hillary Clinton fue confirmada anoche como secretaria de Estado, por 94 votos contra 2. Están pendientes Timothy Geithner (Tesoro) y Eric Holder (Justicia). Los senadores decidieron aplazar la confirmación de este último hasta la próxima semana, lo cual es un desagradable contratiempo que provocó una seria disensión entre algunos senadores. Hay quienes recriminan a Holder su actitud en el 2001 cuando, siendo vicesecretario de Justicia, intervino en un polémico indulto del presidente a un financiero estafador huido.

A Hillary Clinton también se le hizo sudar su cargo. La oposición de un senador impidió que fuera ratificada en el mismo paquete de otros seis miembros del Gobierno que sí obtuvieron la luz verde el mismo martes, entre ellos los secretarios de Vivienda, Interior y Seguridad Interior.

Geithner también tenía problemas debido a los impuestos que dejó de pagar mientras trabajaba en el Fondo Monetario Internacional y tuvo como empleada una asistente doméstica sin los papeles en regla. El candidato al Tesoro se mostró contrito por sus errores.

El presidente mantuvo una reunión con sus consejeros económicos para discutir los últimos indicadores sobre la crisis y los preparativos para que el Congreso apruebe un paquete de estímulo de 825.000 millones de dólares.

El conversación con líderes militares y el secretario de Defensa, Robert Gates – único superviviente de la administración anterior-debía servir a Obama para confirmarles su deseo de retirada de Iraq y de redirigir los esfuerzos hacia Afganistán. El presidente prometió salir de Iraq en 16 meses, pero dejando una fuerza residual para luchar contra el terrorismo, adiestrar a las fuerzas iraquíes y proteger al personal diplomático y civil estadounidense.

La nueva Casa Blanca Promesa cumplida

Obama suspende los juicios y cerrará Guantánamo en un año

La orden ejecutiva afirma que la clausura mejorará la seguridad de EE. UU.

EUSEBIO VAL  – Washington. Corresponsal

Los casi 250 reos serán enviados a sus países de origen o juzgados en territorio de EE. UU.

El primer día de la Administración Obama estuvo marcado por el anuncio, no menos trascendente por haberse anticipado hace días, de que el penal de Guantánamo será cerrado en el plazo de un año y de que, con carácter inmediato, se suspenden los juicios militares a los presuntos terroristas que están recluidos en esa base situada en la isla de Cuba.

Según el borrador de la orden ejecutiva que la nueva Administración hizo circular, pero que – a la hora de cerrar esta edición-aún no había sido firmada, el cierre de la controvertida prisión "contribuirá a la seguridad nacional y a los intereses de política internacional de Estados Unidos, así como a los intereses de la justicia". Probablemente el texto debía ser sometido todavía a una última revisión jurídica antes de que Obama estampase su firma.

En Guantánamo siguen unos 247 prisioneros, una porción pequeña de los aproximadamente 800 que han pasado por la prisión desde que fue abierta en el 2002 para internar e interrogar a miembros o colaboradores de Al Qaeda capturados tras los atentados del 11-S en Afganistán, Pakistán u otros países. Se da por descontado que una parte de los reos serán trasladados a sus estados de origen, mientras que a otros se les tendrá que buscar una cárcel en territorio estadounidense. El Congreso deberá decidir cómo se les juzga.

El anuncio oficioso sobre el cierre de Guantánamo en el plazo de un año se produjo sólo horas después de que Obama hiciera pública una directiva sobre la suspensión durante 120 días de los juicios militares en marcha, para revisar los procedimientos. Dos jueces en Guantánamo redactaron sendos documentos en los que plasmaron la decisión política de Obama. Los acusados, entre los que se encuentra Jaled Cheik Mohamed, presunto coordinador del 11-S, se opusieron al retraso. Algunos de ellos han insistido en que quieren ser condenados a muerte y ejecutados, para llegar a mártires.

La clausura de Guantánamo era la medida más inmediata y vistosa que Obama podía tomar para visualizar ante el país y el mundo la ruptura con las políticas de Bush. Pero al paso dado ayer deben seguirle otros más difíciles, de gran complejidad legal y política. Ningún estado ve con buenos ojos, por motivos de seguridad, albergar en su territorio una cárcel con reos de tanto simbolismo. Encontrar una manera de llevarlos ante la justicia no será fácil, sobre todo si sus confesiones se lograron bajo tortura.

La cárcel de Guantánamo ha dañado la imagen internacional de Estados Unidos y ha supuesto un motivo de roce con los aliados, incluso los más fieles. Obama y el resto de los aspirantes a la candidatura demócrata coincidieron en que Guantánamo tenía que cerrarse. Incluso John Mc-Cain – que sufrió cautiverio y torturas durante más de cinco años en Vietnam-abogó en su campaña por cerrar la cárcel.

Obama suspende los juicios y cerrará Guantánamo en un año

La UE se felicita y medita cómo ayudar al cierre del penal

La UE se felicitó ayer por la decisión de Obama de suspender los juicios militares en la base de Guantánamo, uno de los asuntos que más la alejaron de EE. UU. los últimos años. "Pasar página de este triste episodio", celebró Jacques Barrot, vicepresidente de la Comisión Europea, es "un símbolo muy fuerte". También apoyó este primer paso Javier Solana, alto representante de Política Exterior de la UE: aunque el cierre del penal es "un problema norteamericano", dijo, Europa tratará de ayudar a que esta decisión se tome "lo antes posible". Dick Marty, el ponente del Consejo de Europa que denunció los vuelos y secuestros de la CIA, animó a los países que tanto criticaron Guantánamo a dar asilo a algunos de sus internos. Alemania, Francia, y Portugal están dispuestos a aceptar presos, caso por caso. Holanda, Dinamarca o Suecia han dicho que no lo harán. España se inclina por no implicarse y ha eludido pronunciarse a la espera de que EE. UU. se lo pida. Pero la espera ha terminado. Obama ya es presidente y ha empezado a tomar decisiones en ámbitos en los que la UE le pedía actuar. Ahora, es ella quien debe tener claras sus respuestas. Los ministros de Exteriores tratarán el asunto el lunes. / B. Navarro

La nueva Casa Blanca El frente económico

La economía no espera

MARC BASSETS  – Washington

Corresponsal LA VANGUARDIA

Geithner se excusa por sus problemas fiscales y anuncia medidas contra la crisis bancaria

El abismo entre el entusiasmo por el presidente y la gravedad de la recesión es enorme

ientras Washington y M el país se extasiaban el martes ante la toma de posesión del primer presidente afroamericano, las acciones de Wall Street perdían más de un 4% del valor, la mayor caída en una jornada inaugural desde que existe el índice Dow Jones.

Como decía un comentarista de la radio pública NPR, el contraste entre la "burbuja" de la obamamanía y la realidad de la economía de este país es abismal. Algún día puede pasarle factura.

Estados Unidos lleva un año sumido en la peor recesión de las últimas décadas. Nadie, ni los economistas ni los políticos, está seguro de cuánto durará. La tasa de paro supera el 7% – un nivel elevado para Estados Unidos-y puede seguir subiendo. Los estadounidenses ven cómo el precio de sus casas cae y tienen dificultades para pagar la hipoteca. A las empresas les cuesta obtener préstamos para financiarse.

Los bancos acumulan pérdidas y reclaman más dinero del estado, después de haber recibido miles de millones en otoño. El diario The Wall Street Journal citaba ayer en portada la posibilidad de la nacionalización de grandes entidades financieras.

Será difícil que los planes del presidente para reactivar la economía funcionen enseguida. Lo más probable es que en los primeros meses de la era de Obama las cosas empeoren.

No es un "invierno del descontento" como el que en 1979 llevó a Margaret Thatcher a Downing Street. En palabras de Obama, es "el invierno de las penurias". Así lo dijo en el discurso inaugural, y ayer la Administración Obama empezó a ofrecer indicios de adónde quiere ir.

La única medida económica firme anunciada ayer es anecdótica, pero de alcance simbólico. Obama congeló el sueldo de los empleados de la Casa Blanca que ganen más de 100.000 dólares anuales. No es comparable con Franklin Roosevelt, que al llegar al poder en 1933 rebajó el sueldo de los funcionarios. Pero es una señal: la nueva Administración también se apretará el cinturón.

El verdadero estreno económico fue la comparecencia ante el Comité Financiero del Senado de Timothy Geithner, al que Obama ha designado como secretario del Tesoro, probablemente el cargo más influyente de la nueva Administración.

Geithner, presidente de la Reserva Federal de Nueva York desde 2003, necesita la aprobación del Senado para ocupar el cargo. Casi nadie duda de que la recibirá. Pero ayer tuvo que escuchar reproches por dos motivos. Primero, por una deuda – ya saldada-de más de 30.000 dólares con la Hacienda estadounidense, que Geithner atribuye a un despiste. Y segundo, por su papel en la caótica respuesta de las autoridades al terremoto financiero del pasado septiembre.

El secretario del Tesoro pidió perdón por el despiste, aunque no deja de ser llamativo que lo cometa el futuro responsable del IRS, el organismo encargado de recaudar impuestos.

Algunos senadores, como el republicano Jim Bunning, reprochó a Geithner su implicación en el rescate financiero. En calidad de presidente de la rama más poderosa de la Reserva Federal, diseñó, mano a mano con la Administración Bush, el plan para que el estado entregase 700.000 millones de dólares a los bancos, un plan modificado varias veces en los últimos meses. También fue responsable de la decisión previa de no rescatar al banco de inversiones Lehman Brothers, cuya caída precipitó la crisis financiera. Y en los años anteriores, en plena orgía inmobiliaria y financiera, no controló lo suficiente a los bancos de Wall Street.

Pese a todo, es previsible que en los próximos días Geithner consiga la confirmación. Estados Unidos no puede permitirse quedarse demasiado tiempo sin secretario del Tesoro. Ayer, ante el Senado, ya anunció que reformulará el rescate bancario para que los propietarios de casas se beneficien de él, y revisará el laxo sistema supervisión financiera.

"Debemos actuar rápido", dijo Geithner. "Si nuestra respuesta política es tentativa e incrementalista – prosiguió-nos arriesgamos a que el daño para el nivel de vida, el potencial productivo y la estructura de nuestro sistema financiero sea más agudo".

El Congreso ha empezado a negociar un plan de inversiones públicas y rebajas fiscales de 825.000 millones de dólares. Son medidas contundentes.

El problema es que los estadounidenses tardarán en notar los efectos de las medidas. La ventaja, para Obama, es que nadie cree que él sea él el culpable de la recesión. Y su popularidad le ayudará. Estados Unidos no salió de la gran depresión de los años treinta hasta la Segunda Guerra Mundial, pero durante estos años Roosevelt disfrutó de un apoyo popular excepcional.

Obama moderó su retórica forzado por la gravedad de la crisis – EUSEBIO VAL

El juramento se repitió ayer para corregir el error

Obama moderó su retórica forzado por la gravedad de la crisis

"Fue una llamada a la acción en su tono sedado", opina un historiador

EUSEBIO VAL  – Washington. Corresponsal

Algunos interpretaron las palabras del nuevo presidente como un severo rapapolvo a su predecesor

Barack Obama quiso evitar que su discurso inaugural levantara expectativas exageradas sobre su presidencia. Forzado por la gravedad de la crisis económica a que se enfrenta Estados Unidos, prefirió un tono reflexivo y contenido, de llamada a la responsabilidad colectiva. Así fue interpretado por historiadores y analistas.

Según Bruce Buchanan, especialista en historia presidencial y profesor de la Universidad de Texas, el nuevo presidente "no alcanzó las cimas retóricas de algunos de sus discursos anteriores", pero sí fue claro en transmitir al pueblo norteamericano que habrá un "cambio de dirección", que debe preservarse la unidad y que "los ciudadanos, como hicieron anteriores generaciones, tienen una obligación de colaborar y superar sus divisiones". En declaraciones a La Vanguardia desde su casa en Austin, Buchanan subrayó que "fue un discurso para motivar, pero no de aquellos de gritar y cerrar el puño, como en la campaña, sino una llamada a la acción en un tono sedado y moderado".

El historiador texano destacó de nuevo la relevancia de la condición negra de Obama y recordó que, cuando se redactó la Constitución, se decidió que un afroamericano valía sólo tres quintas partes que un ciudadano blanco. "Ahora un negro es presidente – enfatizó-.Eso es un progreso real". El otro elemento que le llamó la atención fue el alud tan diverso de gente que acudió al National Mall de Washington, una representación étnica y política muy amplia de personas "que parecen dispuestas a responder a la llamada de hacer honor a su ciudadanía y compartir sacrificios".

Gerald F. Seib, en The Wall Street Journal, escribió que el mensaje implícito del discurso inaugural fue decir a la población que no es suficiente con echar las culpas a la Administración Bush o a Wall Street por los actuales problemas, sino que lo importante es que la nación entera "acepte su complicidad". "Al menos en el espíritu, la declaración fue similar a la que hizo John F. Kennedy de que no preguntes lo que tu país puede hacer por ti sino pregúntate lo que tú puedes hacer por tu país", añadió Seib. Asu juicio, Obama prefirió curarse en salud para amortiguar las posibles reacciones negativas cuando la crisis presente en breve sus onerosas facturas.

Para Stephen Hess, experto en transiciones presidenciales y miembro de la Brookings Institution, la del martes fue "una ceremonia muy emotiva e importante para el pueblo estadounidense", no sólo por el siempre trascendente ritual de traspaso pacífico de poder, sino "por ser un momento definidor para un país que luchó una guerra debido a la esclavitud". "Fue un discurso realista de un presidente que está dispuesto a ponerse a trabajar y que ha pedido grandes sacrificios y responsabilidad", afirmó Hess en una entrevista para este diario. "Es un discurso que permitió al resto del mundo tener una sensación de alivio – añadió-.Se trata de una transferencia del poder a un nuevo presidente que está mucho más inclinado a abordar los problemas por medio de la diplomacia". Para Hess, la manera en que Obama ha pilotado la transición lleva a concluir que "su Casa Blanca será muy poderosa". "Sabe muy bien lo que puede hacer el Congreso y ha designado a gente muy fuerte con la que quiere argumentar o tener diferentes opiniones en el seno de la Administración – continuó el experto-.Lo que ocurre siempre es que hay hechos inesperados, y a él le pasará lo mismo".

Los más críticos con la presidencia de Bush interpretaron el discurso de Obama como una severa crítica a su predecesor. Según David Sanger, de The New York Times,desde que Franklin D. Roosevelt tomó posesión, en 1933, durante la gran depresión, ningún presidente había sido tan duro con el anterior. Si Roosevelt pidió "la restauración de la ética norteamericana y acción ahora". Obama aludió a "la falsa elección entre la seguridad y los ideales" del país, a alejarse del dogmatismo y a "poner de nuevo a la ciencia en el lugar que le corresponde".

LA NUEVA CASA BLANCA

El fin de la etapa de interinidad en la Casa Blanca acaba con el excepcional papel internacional del presidente francés

El eclipse de Sarkozy

LLUÍS URÍA  – París.

Corresponsal LA VANGUARDIA

"Hay que evitar caer en los celos", le recomienda el ex primer ministro Villepin a Sarkozy

enemos prisa por que se ponga a trabajar y cambiar T el mundo con él". Preguntado por los periodistas a la salida de un acto oficial, Nicolas Sarkozy saludó de esta forma el pasado martes la toma de posesión de Barack Obama como 44. º presidente de Estados Unidos. Sus palabras podrían denotar un exceso de presunción, de no ser porque el tono utilizado carecía de todo entusiasmo.

La llegada de Obama a la Casa Blanca ha levantado una ola de ilusión colectiva en Estados Unidos y grandes esperanzas en el mundo entero. Pero, no por esperado, el momento es menos amargo para Sarkozy, cuyo relumbre internacional amenaza con extinguirse de un día para el otro bajo la densa sombra proyectada por el presidente norteamericano. "En el mundo hay suficiente espacio para dos", ha dicho el propio presidente francés en un intento de quitar importancia a la potencial rivalidad que auguran los analistas con quien él mismo calificó el pasado verano de copain,amigo, tras recibirlo en el Elíseo.

El problema, sin embargo, no es de espacio, sino de talla. Nicolas Sarkozy se ha aupado en los últimos seis meses al primer plano mundial gracias a la combinación extraordinaria de dos factores: la presidencia francesa de la UE y la inhibición internacional de Estados Unidos, con un presidente saliente imposibilitado de tomar nuevas iniciativas y un presidente electo en la sala de espera. Merced a esta doble circunstancia, y a su determinación personal, el presidente francés se ha erigido temporalmente en el máximo líder mundial, capaz de negociar la retirada de las tropas rusas de Georgia, promover una respuesta coordinada a la crisis financiera internacional o forzar un alto el fuego en Gaza.

Sarkozy ha llenado estos meses el vacío dejado por Estados Unidos. Pero una vez estos de regreso, su papel deberá reacomodarse de nuevo al de líder de una potencia media. El presidente francés no está dispuesto a retirarse de la escena internacional, pero sin toda la UE detrás, y con EE. UU. ocupando la primera línea, sus posibilidades de acción quedarán muy mermadas.

Queda por ver el estatus que pueda reconocerle Barack Obama… Si Sarkozy, como es su aspiración, logra erigir a París en el principal interlocutor de Washington en Europa, su figura recuperará peso. Las primeras señales llegadas del otro lado del Atlántico, sin embargo, no son muy esperanzadoras: todos los intentos por organizar una pronta entrevista de ambos dirigentes han fracasado y Sarkozy deberá esperar al 12 de abril, en el marco de la cumbre del G-20 en Londres, para volver a ver a Obama.

En Francia, todos los analistas y comentaristas políticos – prácticamente sin excepción-certifican el final del espejismo. Y hay incluso quienes se regocijan. Como su viejo rival, el ex primer ministro Dominique de Villepin, que le lanzó esta pulla: "Obama ocupará todo su lugar y espero que Sarkozy ocupe el suyo. Hay que evitar caer en los celos".